Pallete se blinda en Telefónica ante la sombra de Isla y el Gobierno se estrella con Air Europa
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José María Álvarez-Pallete ha tenido una ‘semana fantástica’ en la que ha puesto unos cimientos todo lo sólidos que pueden ser en el proceloso mundo empresarial español para asegurar su continuidad al frente de Telefónica ante la alargada sombra de Pablo Isla: se ha asegurado los derechos del fútbol con una fórmula mejor incluso de la que esperaba y ha reorganizado su consejo para potenciar sus buenas relaciones con el Gobierno. Aparte, la exclusiva de OKDIARIO sobre la ruptura del acuerdo entre Iberia y Air Europa ha dejado un bonito marrón al Gobierno, que tiene un mes para retratarse.
Pallete estuvo muy cuestionado hace unos años por los graves problemas que atravesaba Telefónica, básicamente una deuda disparada y un desplome en Bolsa que la dejaron a tiro de opa. Pero no llegó la temida oferta, salvó el match ball y poco a poco ha ido haciendo los deberes con la reducción de deuda gracias a la venta de activos (sobre todo, las torres de Telxius); y le queda el as en la manga de la red de fibra óptica, que puede colocar carísima en vista del precio desorbitado que ha pagado KKR por la de Red Eléctrica. La cotización no termina de arrancar, pero al menos ha dejado atrás claramente los mínimos de 2020.
Esta semana, ha atado el principal activo de su modelo de negocio en España, los derechos de la Liga de fútbol, y, además, ha potenciado a Javier de Paz, amiguete de Pedro Sánchez, en el consejo, para reforzar el apoyo del Gobierno en un momento en que algunos rumores señalan que el destino de Isla (el secreto mejor guardado) puede ser la presidencia de Telefónica. Parecen más probables otros sillones como el de BBVA si Carlos Torres tiene que dimitir por el caso Villarejo o el de Iberdrola si Ignacio Sánchez Galán decide no seguir en 2023 cuando cumpla 75 años (incluso hay quien dice que Ana Botín puede intentar repetir con Isla la jugada fallida de Orcel), pero nunca se sabe. Y mejor contar con el favor de Moncloa por si acaso.
La jugada redonda del fútbol
La intención de Pallete era hacerse con los derechos del fútbol en solitario, como los tiene ahora, para poder explotarlos con sus clientes y revenderlos a terceros (actualmente lo hace con Orange). Y aunque pretendía una cierta rebaja sobre los 980 millones al año que paga ahora, no quería ir más allá de un 5% ó 10% para no devaluar el campeonato: a Telefónica le interesa que los clubes tengan dinero para fichar Mbappés y Haalands y así lograr más suscriptores después de la fuerte caída (250.000 abonados) sufrida esta temporada tras la marcha de Messi y Sergio Ramos.
El resultado de la subasta del lunes fue sorprendente pero incluso eso le ha salido bien a Pallete: en vez de adjudicarlos al mejor postor, el ínclito Tebas los partió en dos entre Telefónica y la plataforma rusa Dazn con un complejo sistema de reparto de jornadas y de los partidos de cada jornada, que en la práctica supone dar un 57% a Telefónica y un 43% a Dazn. El coste total será de 990 millones por año, pero incluyendo los 50 que abonan a Mediapro por las retransmisiones y que hasta este año se pagaban aparte. Y esa fórmula es todavía mejor para la operadora, por tres razones.
En primer lugar, porque le permite mantener su modelo de negocio de que hay que abonarse a la red de Telefónica para poder ver el fútbol (y pagar 120 euros al mes), y ya está negociando con Dazn la integración de sus partidos en Movistar; algo que se resolverá fácilmente porque ya lo hacen con la Fórmula 1 y la Euroliga de baloncesto. En segundo lugar, ahora va a ser más difícil que Orange recompre los derechos (tiene que negociar con dos en vez de con uno), y eso le permitirá pescar los 500.000 que actualmente ven el fútbol a través de la operadora francesa. Le sale mucho más rentable que la reventa actual. Y en tercer y principal lugar, ha evitado la amenaza que más temía: que Amazon entrase en la gestión de los derechos, porque eso sí que pondría fin al modelo actual de fibra+TV. Miel sobre hojuelas.
Pero no han acabado ahí los movimientos orquestales de Pallete. Este miércoles reformó el consejo de la compañía para quitar un asiento tanto a BBVA como a CaixaBank (que era de Jordi Gual, que ha pasado de presidente del banco a la nada absoluta tras la fusión con Bankia). Aparte de reducir el poder de sus principales accionistas y tener así las manos más libres, Pallete ha aprovechado para dar mucha más relevancia a De Paz, al que ha nombrado presidente de la comisión de regulación y asuntos institucionales, infinitamente más importante que la de sostenibilidad y calidad que tenía hasta ahora.
El Gobierno tiene un mes para solucionar Air Europa
La otra gran historia de la semana ha sido la ruptura del acuerdo de fusión de Air Europa e Iberia, adelantada por este periódico el lunes y que se ha precipitado para que Bruselas no vetara la operación. Tras este fracaso, se ha planteado buscar un nuevo acuerdo (que sería imposible tras un veto europeo), pero éste pasa por reducir sustancialmente los 800 millones de deuda de la aerolínea de la familia Hidalgo que Luis Gallego, presidente de IAG, no está dispuesto a asumir ni en sueños. Y eso pasa necesariamente porque el Gobierno convierta en capital los 475 millones que la SEPI ha inyectado a Air Europa y se convierta en su principal accionista (y después en accionista de referencia de la eventual fusión) con una enorme dilución para los Hidalgo.
Más llamativo todavía: las dos empresas se dan ¡un mes! de plazo para este posible nuevo acuerdo. La explicación es que estas cosas siempre se resuelven en el último minuto, así que da igual un mes o un año. Pero sin duda abona la tesis, mayoritaria en el mercado, de que estamos ante un mero paripé para tratar de salvar la cara del Gobierno que no va a ningún lado. También llama la atención que Globalia (la matriz de Air Europa) haya aceptado sólo 35 millones a cambio de renunciar a la batalla legal que había anunciado contra IAG por romper una operación de 500. Quizá tenga que ver que ya no está en el Ejecutivo el gran valedor de la operación, José Luis Ábalos.
Lo que no tiene vuelta de hoja es que al Gobierno le ha caído encima un buen marrón y que tendrá que elegir entre el susto de convertir los préstamos en capital o la muerte de enfrentarse a un probable concurso de acreedores con ese volumen de deuda (Air Europa tiene fondos propios negativos y el turismo sigue sin recuperar, y menos ahora con los rebrotes), en el que se arriesgaría a perder los 475 millones. Saldremos de dudas en breve, eso seguro.