Crisis empresarial

El nuevo consejo de Abengoa prefiere evitar la quiebra a las exigencias imposibles de los minoritarios

El consejo de Abengoa propuesto por los minoritarios acepta el plan de rescate diseñado por Urquijo

La empresa ha comunicado a los trabajadores que no tiene dinero para la paga extra de diciembre

De nuevo, la participación de la Junta de Andalucía es clave para salvar la compañía

Abengoa Sepi
Imagen de una planta de Abengoa
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Enésimo giro inesperado en el culebrón que vive Abengoa desde que acordó con sus acreedores un plan de salvación el 6 de agosto. Los nuevos consejeros de Abengoa S.A (la ‘vieja’ Abengoa cotizada, tenedora del 77,5% de AbenewCo, la ‘nueva Abengoa a la que se ha traspasado el negocio) nombrados por los minoritarios han tardado un día en ‘traicionar’ a sus representados y han aceptado el plan original. Argumentan que prefieren menos poder en una empresa viva que llevarla a una quiebra en la que los minoritarios lo perderían todo; en un concurso, los accionistas son los últimos en cobrar. Susto o muerte.

«El Consejo de Administración hace público su compromiso con la estabilidad en el gobierno de Abengoa, S.A. y de sus filiales, y su opinión de que la refinanciación convenida el 6 de agosto de 2020 es la mejor y única solución para el grupo, su no oposición a la ejecución de la refinanciación por las filiales y su petición a las Administraciones Públicas y a todos los acreedores de que confirmen su participación y colaboren en su ejecución antes del 31 de diciembre de 2020, permitiendo la supervivencia de una empresa viable como Abengoa y la continuidad de tantos puestos de trabajo», dice el hecho relevante enviado a la CNMV.

Al final, la batalla planteada por un grupo de minoritarios agrupados en una plataforma llamada Abengoashares contra la empresa, los acreedores y los trabajadores, ha terminado fracasando por la inviabilidad de sus planteamientos, que han tenido que asumir sus propios representantes un día después de la junta general en que fueron nombrados. Se trata de Juan Pablo López-Bravo, Margarida de la Riva y Jordi Sarrías. «Ahora son responsables de la empresa y no solo de un puñado de accionistas, y no pueden tomar una decisión que ponga en peligro su viabilidad por mucho que se la exijan los que les han puesto ahí, ya que afrontarían responsabilidades penales», señala una fuente conocedora de la situación.

Y eso es exactamente lo que ocurrió este miércoles. Los nuevos consejeros se reunieron «con el equipo directivo, con representantes de los trabajadores, con los asesores externos y con la entidad (KPMG) autora de una valoración independiente» y concluyeron que alargar la refinanciación más allá del 31 de diciembre conduciría a la liquidación de Abengoa, dada su desesperada situación económica. Por ello, decidieron apoyar el plan del 6 de agosto, que conlleva que todo el negocio y los activos se traspasan a AbenewCo1, que quedará en manos de los acreedores mediante la conversión de distintas categorías de deuda en acciones; y los minoritarios de la ‘vieja’ Abengoa cotizada solo tendrán un 2,7% del capital de AebenewCo tras estos canjes de la nueva frente al 77,5% que poseen en la actualidad.

La batalla imposible perdida por los minoritarios

Los minoritarios se opusieron desde el principio a esta dilución (pérdida) tan grande y se agruparon en la citada plataforma para plantear un plan alternativo que les diera mayor porcentaje en AbenewCo sin tener en cuenta el riesgo de quiebra. Jugó a su favor el constante aplazamiento de la aportación de 20 millones comprometida por la Junta de Andalucía, que finalmente se negó a poner. En ese tiempo, se organizaron, ficharon a Marcos de Quinto (exvicepresidente de Coca Cola y exdiputado de Ciudadanos) y lograron hacerse con el poder en Abengoa S.A. (‘vieja’ Abengoa) en la junta del 17 de noviembre.

A partir de ahí, De Quinto negoció un acuerdo mejorado pero muy limitado por la crítica situación de la empresa. Consiguió que los minoritarios recibieran una compensación mediante unos bonos con el 12% de interés, pero que solo cobrarían si se vendía AbenewCo antes de tres años por un precio superior a 270 millones. Una venta que, además, debía realizar Gonzalo Urquijo, todavía presidente de AbenewCo, nombrado por los acreedores y que fue destituido de Abengoa S.A. en la citada junta. Urquijo se había convertido en el archienemigo de los minoritarios por decir que el 2,7% que les concedía era un «regalo», ya que debían perderlo todo, y por asegurarse un bonus de 60 millones si salvaba la empresa.

A la vista de estas condiciones, el 55% de los miembros de Abengoashares rechazó el acuerdo en una oscura votación telemática y sin apenas tiempo para estudiar el acuerdo. Ante este rechazo, De Quinto abandonó la plataforma. El 17 de noviembre se había convocado otra junta de Abengoa S.A. para el 22 de diciembre en la que De Quinto debía ser nombrado presidente. Tras su salida, el puesto fue ocupado por Juan Pablo López-Bravo, aunque en principio de forma interina: AbengoaShares pretendía que uno de los tres nuevos consejeros dimitiera y así poder nombrar presidente a su nueva apuesta, Clemente Fernández, ex de Amper.

Pero los representantes recién nombrados se negaron a dimitir. Y el miércoles se completó la ‘traición’ con el hecho relevante en que aceptaban el plan del 6 de agosto; su explicación es que, cuando fueron nombrados, no tenían acceso a toda la información sobre la situación de la empresa. El nuevo consejo ni siquiera acepta el plan pactado por De Quinto, es decir, los minoritarios se pueden olvidar de los bonos al 12% de interés se venda o no AbenewCo. Se quedarán únicamente con el 2,7% de la ‘nueva Abengoa’, tal como estaba previsto desde agosto a pesar de todas estas maniobras.

La Junta, empecinada, y los trabajadores sin cobrar

Eso, siempre que la Junta de Andalucía abandone su cerrazón y cumpla su promesa de aportar los 20 millones, para lo que insiste en que «no hay cobertura legal». Algo que ya debería haber sabido cuando manifestó su compromiso en verano. Dada la premura de las fechas hasta el 31 de diciembre, es probable que se busquen fórmulas para aportar ese préstamo de forma provisional; todo apunta a que lo hará el Santander. Posteriormente, se intentará que Andalucía se haga cargo del mismo. Si se sigue negando, se volvería a abrir la puerta a un traslado de la sede de Abengoa a Valencia, donde la Generalitat se ha mostrado dispuesta a aportar esa liquidez pese a que también tendría un complicado encaje legal.

Los grandes perdedores de esta batalla son los trabajadores de Abengoa, que han sufrido constantes retrasos en sus nóminas. Por ejemplo, la paga extraordinaria de julio la percibieron en noviembre, mes en que la compañía por fin se puso al día de sus deudas con la plantilla. Pero poco ha durado la alegría, porque ahora les han comunicado que no dispone de liquidez para abonar la extra de diciembre.

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