Crisis sanitaria

Bruselas podría activar el MEDE para ayudar a los países más castigados por el coronavirus

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Ómicron
Unión Europea (UE) (Foto: Getty)

La Unión Europea estudia estudia la posibilidad de utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) -conocido popularmente como fondo de rescate, para paliar el impacto económico del coronavirus y prestar hasta 410.000 millones de euros.

La mayoría de grupos en la Eurocámara, sindicatos europeos y académicos piden echar mano de este organismo gestado en la vorágine de la crisis financiera, pero activarlo es políticamente delicado, en buena medida por el estigma que genera una institución asociada a la austeridad y la «troika».

Creado en 2010 como medida temporal y establecido de manera permanente en 2012, la función del MEDE es actuar como prestamista de último recurso para los Estados cuando los mercados les cierran el grifo de la financiación.

En esa situación se vieron Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre, que acabaron siendo rescatados con los fondos que aportan a este Mecanismo todos los socios de la moneda única a cambio de estrictas condiciones económicas y reformas estructurales. En el caso de España, el MEDE dio ayuda para recapitalizar la banca.

La situación generada por la pandemia de coronavirus, sin embargo, es muy diferente a la que se vivió hace una década y para la que se concibió el fondo.

Todos los países del euro aún pueden financiarse en los mercados y disfrutan de tipos de interés históricamente bajos.

Además, este es un choque simétrico, fruto de un evento externo y no de la mala gestión de las finanzas, que ha pillado a los diecinueve por sorpresa.

Ahora bien, aunque a priori no se den las circunstancias para usarlo, el MEDE dispone de 410.000 millones de euros (un 3,4 % del PIB de la eurozona) para prestar y de herramientas para hacerlo en un momento en el que la UE se precipita hacia una recesión este mismo año.

De ahí que el Eurogrupo encargase esta semana al fondo estudiar cómo podría contribuir a una repuesta económica que está obligando a tomar medidas extraordinarias.

«Tenemos un número de herramientas y varias nunca se han usado. Así que pensaremos si y cómo estas herramientas podrían ser útiles bajo las circunstancias actuales», dijo el director gerente del fondo, Klaus Regling, tras la reunión.

La Eurocámara, a favor de usarlo 

La participación del MEDE es reclamada por la mayoría de grupos de la Eurocámara con diferentes matices.

«Llamamos a los Estados miembros a tomar más acciones decisivas, incluyendo la posibilidad de crear un instrumento específico dentro del MEDE y con reglas específicas para proporcionar financiación adicional a los Estados afectados gravemente por el COVID-19», pedían esta semana los coordinadores económicos del Partido Popular Europeo, los Socialistas y Demócratas, los liberales de Renovar Europa y los Verdes.

El eurodiputado Jonás Fernández, coordinador socialista, propone que el MEDE conceda una línea de crédito obligatoria para financiar un «instrumento de inversión común» de los miembros de la UE, mientras que el liberal Luis Garicano aboga por que financie un «bazoka» de 500.000 millones de euros y que las condiciones para recibir ayuda se limiten a invertirla en sanidad, empleo o apoyo a pymes.

Para los Verdes y la Izquierda Unitaria, sin embargo, cualquier ayuda del MEDE tendría que estar libre de condiciones, una opción que comparte la Confederación Europea de Sindicatos.

Ernest Urtasun, eurodiputado de los Verdes, defiende «la activación inmediata de las líneas de crédito preventivo del MEDE para los países que podrían entrar en dificultades financieras, que no deben estar condicionadas a la aplicación de medidas de austeridad, como ha ocurrido en el pasado».

Estas líneas precautorias, que nunca se han usado, permiten conceder financiación a los países que pierdan la confianza de los mercados pero cuya situación económica todavía sea sólida, para evitar que acaben necesitando un rescate total.

Sin embargo, están limitadas a un año y, como toda ayuda del MEDE, ligadas a condiciones.

Dadas estas limitaciones, una propuesta promovida por el instituto alemán Ifo y respaldada por varios académicos plantea crear una nueva «Línea de Crédito Covid» dentro del MEDE, que dé préstamos de larga duración, con una «condicionalidad mínima» y proporcionales a la gravedad de la situación en cada país.

Esta opción «implicaría poca coordinación y solidaridad entre los Estados miembros, dado que cada uno seguiría siendo responsable único de sus deudas con el MEDE», explican los expertos.

Y es que los países de la eurozona, en particular Alemania, Holanda y los nórdicos, han rechazado en los últimos años casi cualquier medida que suponga la mutualización de los riesgos económicos de los socios europeos.

Una medida políticamente «tóxica»

«No creo que el MEDE sea la mejor herramienta en este caso», discrepa, por su parte, el experto del «think tank» económico Bruegel Grégory Claeys, que plantea dos objeciones.

La primera, que el fondo fue diseñado para dar financiación a los países cuando no la consiguen en el mercado, lo que no ocurre hoy gracias al BCE; y la segunda, que «para muchos países la discusión sobre el MEDE es bastante tóxica».

«Debido a la experiencia griega la gente asocia el MEDE con las medidas de austeridad, pérdida de soberanía y la ‘troika’ y por lo tanto creo que podría ser complicado para cualquier Gobierno pedir la ayuda del MEDE en este momento», explicó a Efe.

A esto se le une que el proceso de toma de decisiones es «engorroso», ya que los Estados deben aprobar por unanimidad cualquier decisión, pueden exigir condiciones adicionales y algunos necesitan luz verde de sus parlamentos.

Para Claeys la respuesta al coronavirus debería pasar por crear un «seguro común» para que los Estados paguen juntos el coste de la crisis sanitaria y se evite que las medidas adoptadas ahora disparen los ratios de deuda.

Pero no cree que el MEDE pueda servir de base para ello puesto que, aunque tiene la estructura y el capital, habría que «cambiarlo completamente» desde el punto de vista legal y, aún así, seguiría percibiéndose como «tóxico».

De momento, el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, creaba expectativas al anunciar esta sábado que los ministros «considerarán las opciones de añadir una nueva línea de defensa contra el coronavirus» en su reunión del martes, aunque sin anticipar si será el MEDE quien dé un paso al frente.

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