Crisis del coronavirus

Hacienda prohíbe las horas extra a los empleados del SEPE en pleno caos por los ERTE

El Gobierno da sólo 20 días a las empresas para solicitar el nuevo ERTE pero la web lleva una semana bloqueada
El Gobierno da sólo 20 días a las empresas para solicitar el nuevo ERTE pero la web lleva una semana bloqueada

Los trabajadores del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) están viviendo un auténtico calvario durante la crisis del coronavirus, que en realidad no ha hecho más que comenzar. Han trabajado horas extra a destajo, gestionando centenares de miles de expedientes durante lo peor del estado de alarma y, aunque la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo en el Senado que todos los ERTE se han pagado, aún siguen pendientes de pago decenas de miles de prestaciones por los ERTE, según fuentes del organismo consultadas por OKDIARIO.

El problema es que, a pesar de que han hecho horas extra a destajo, la Dirección General de Costes del Ministerio de Hacienda que dirige María Jesús Montero ha comunicado al SEPE, a través de los directores provinciales, que a partir de junio ya no se podrán hacer -ni pagar- horas extra en este organismo que está sustentando, con su trabajo, los únicos ingresos que reciben a final de mes millones de españoles.

Es llamativo que Hacienda haya decidido no pagar las horas extra a partir del mes de junio cuando aún no ha respondido cuándo va a pagar -ni cómo lo hará- el esfuerzo extra que tuvieron que hacer los trabajadores en esta institución estatal en marzo, abril y mayo.

De hecho, se ha multiplicado por seis la carga de trabajo de los cerca de 7.000 empleados del SEPE, que no sólo pagan los ERTE sino que también tienen que gestionar el resto de las prestaciones, subsidios y ayudas que ha habilitado el Gobierno durante el estado de alarma, y las tradicionales.

El gran problema es que en los formularios habilitados por el Ministerio para que las empresas comuniquen los datos de los trabajadores afectados se ha producido un gran número de errores. De cada 100 prestaciones entre 13 y 16 tienen fallos, calculan los sindicatos, lo que obliga a hacer un trabajo extra de rastreo, en ocasiones «a mano», sin ningún programa informático que les ayude.

El propio Gobierno de Pedro Sánchez reconocía recientemente en una respuesta escrita formulada por el PP en el Congreso que un día cualquiera del estado de alarma ha sido un auténtico caos en comparación con la crisis previa: «Sólo los ERTE por fuerza mayor presentados ante la Dirección General de Trabajo (DGT) un día cualquiera de los primeros del estado de alarma, superan con creces el total de los registrados por cualesquiera causas en año entero durante el período de la última crisis financiera (2008-2013)».

Desde dentro del SEPE están desalentados. Consideran que desde que se declaró el estado de alarma han tenido un volumen de trabajo que no ha bajado en ningún momento y que, junto al personal sanitario, han tenido que sufrir los peores meses laborales de su trayectoria profesional. Sin embargo, mientras que con motivo los sanitarios recibían aplausos, ellos han tenido que enfrentarse a amenazas, a la incomprensión de la administración y al desconocimiento de la realidad que viven por parte de la población, que en ocasiones acusaban a los empleados -y no a las administraciones- de los retrasos en los pagos, cuando el problema que vive el SEPE es estructural.

Fuentes sindicales apuntan que el gran problema del SEPE que pocos conocen es que el ERTE es como un «organismo vivo». Es decir, que no es que los expedientes que se han tramitado dejen de estar sobre la mesa sino que, en realidad, como las empresas van modificando lo datos continuamente (por ejemplo, cuando parte de la plantilla vuelve a su puesto algunas horas al día), la carga laboral nunca baja, algo que sí que ocurrió en los hospitales públicos cuando bajó la transmisión del virus.

De hecho, los profesionales del Servicio Público de Empleo, el antiguo Inem, temen que en el futuro un gran número de ERTE se conviertan en EREs, lo que sin duda mantendría la tensión en un organismo público que vive sus peores momentos.

Lo llamativo es que, mientras sigue sin tomarse una decisión sobre las horas extra prestadas por los trabajadores durante lo peor del estado de alarma por parte de Hacienda, sigue en vigor el registro horario que ponía en marcha el Gobierno socialista en todas las empresas del país, justamente para evitar horas extra impagadas por parte de los pagadores. Sin embargo, aunque la vigilancia sí ha sido estricta en las empresas privadas parece que en el propio Ministerio responsable de esta norma, Trabajo, se vive en realidad el siguiente refrán: «En casa del herrero, cuchillo de palo».

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