Economía
CONSTRUCCIÓN

Ferrovial construirá en Polonia lo que España prohíbe: la primera central nuclear del país

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

La filial polaca de Ferrovial, Budimex, será la constructora encargada de la edificación de la primera central nuclear de Polonia, tal y como ha podido saber OKDIARIO por fuentes cercanas al proyecto. De hecho, estas instalaciones serán las primeras de su tipo en el noreste de la Unión Europea. El país eslavo apuesta así por la energía atómica y sigue los pasos contrarios que ha establecido el Gobierno de España. En concreto, el Ejecutivo de Sánchez ha decretado el cierre nuclear a partir del año 2030.

En concreto, de acuerdo con el calendario actual, el primero de los reactores catalanes en cerrar será Ascó I, en 2030; el segundo, Ascó II, lo hará en 2032; y el tercero, Vandellós II, en 2035.

Tras la clausura, Cataluña tendrá que depender en mayor medida del suministro eléctrico del resto de España, ya que más de la mitad de su consumo eléctrico proviene de la producción de origen atómico.

Ferrovial y la nuclear polaca

Polonia, hasta el momento, no cuenta con ninguna central nuclear en su haber. Sin embargo, Ferrovial ha sido seleccionada para llevar a cabo la construcción de «tres reactores en Pomerania que se abrirán dentro de 10 años», según las fuentes consultadas. La región comparte frontera con Rusia y tiene acceso al Mar Báltico, por lo que la posición es enormemente estratégica.

«La nueva central nuclear tendrá una capacidad de hasta 9 gigavatios (GW) y, tras ella, seguramente se construya una segunda en el país», desvelan las fuentes.

Ni Kaliningrado (territorio ruso que linda con Polonia), ni Lituania, ni Bielorrusia poseen hasta el momento ninguna central nuclear, por lo que el proyecto de Ferrovial será pionero en la zona. Al otro extremo del país, Alemania ha cerrado todas sus centrales y tanto Chequia como Eslovaquia cuentan con sólo dos, situadas en ambos casos al sur.

Por tanto, la relevancia de estas instalaciones sobrepasa el ámbito nacional. Así, Budimex vuelve a mostrar su relevancia en la Europa oriental. La filial de Ferrovial es la principal constructora de Polonia y una de las empresas más importantes del país. De hecho, la compañía comenzó a cotizar en el Wig 20 -el Ibex 35 polaco- después de 20 años en selectivos de menor rango, tras sustituir a la empresa de soluciones tecnológicas Asseco, que salió del selectivo para incorporarse en el Wig 80.

La importancia de la filial de Ferrovial en la zona es tal que trasciende al territorio polaco. De hecho, tal y como desveló OKDIARIO, Budimex «se está preparando para entrar en el mercado de Ucrania», una vez finalicen las hostilidades provocadas por la guerra.

Bruselas, con Polonia

Bruselas defiende la línea polaca y no la española. Así lo recordó José Bogas, consejero delegado de Endesa, en la rueda de prensa de presentación de resultados de 2023. «Bruselas dice que hay que triplicar las inversiones en renovables, sí. Pero también dice que es inalcanzable el objetivo de emisiones contaminantes cero en 2050 si no se duplica la generación nuclear. Y si España es sólo un 10% del mercado europeo para las nucleares, también para las renovables», destacó el directivo.

Es más, el Parlamento Europeo ya considera el gas y la energía nuclear como verdes, al mismo nivel que las renovables, algo que no parece haber llegado a los oídos  de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, dado que no sólo no da marcha atrás al plan de cierre, sino que continúa presionando a las empresas con aumentos de la tasa Enresa.

Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica.

Con esta tasa, las empresas titulares de las centrales nucleares sufragan la gestión de los residuos radiactivos del combustible gastado de las centrales nucleares que lleva a cabo la empresa pública Enresa.

La subida de la tasa no ha dejado indiferente al sector. Según su opinión, el «sobrecoste» derivado de este plan constituye un «cambio sustancial respecto a las condiciones en las que se llegó al acuerdo del Protocolo de Intenciones en el año 2019, que posteriormente se incorporó en el Plan Nacional de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC)».

Así, el Gobierno ha mostrado desinterés por las necesidades y peticiones del sector y no sólo se ha limitado a establecer un cierre nuclear obligatorio, sino que presiona a las empresas con mayores trabas y cobros.