España pierde atractivo: la inversión en el Ibex cae a niveles de los 90 por culpa de la asfixia fiscal

La inversión en la bolsa española -Ibex 35- no deja de caer en los últimos años, alcanzando niveles que no se veían desde principios de los años 90, cuando muchas de las grandes compañías del país apuntaban a líderes internacionales del su sector.

Las grandes empresas españolas despiertan atractivo entre los fondos internacionales, pero éstos buscan entrar en el accionariado y los consejos de administración, obtener paquetes grandes. Para los accionistas e inversores minoritarios, e incluso para los fondos de pensiones o los dedicados a la gestión pasiva -replicando lo que hace un índice o valor, sin que medie participación activa por parte de un gestor- el interés es cada vez menor.

La fiscalidad en los últimos años ha sido especialmente cruel contra quienes quieren guardar o hacer crecer sus ahorros gracias a la inversión en bolsa, y eso lo nota el Ibex. Retirar las desgravaciones de los planes de pensiones, vincular el pago al impuesto de la renta, elevar los tramos… y ahora la promesa de terminar con la traspasabilidad de fondos –cambiar el ahorro de fondo sin que tribute en ese momento- hacen que cada vez se invierta menos en la bolsa española.

Las cifras de negociación del Ibex

Este 2024, salvo milagro de Navidad, el Ibex va a cerrar su peor año de los últimos 30 por volumen de negociación. Hay que irse más allá de 1990 para encontrar una cifra tan baja de negociación. cerrará en el entorno de los 250.000 millones de euros negociados.

La peor cifra en, al menos, 30 años. Habría que remontarse más atrás para encontrar cifras peores.

La peor parte viene desde que arrancaron los cambios fiscales tras la crisis de deuda, y se ha acentuado con las reformas llevadas a cabo por el Gobierno de Pedro Sánchez. Se castiga el beneficio de la inversión y se grava sobremanera la búsqueda de ganancias para complementar la pensión. No se incentiva el ahorro, y por eso se pasa de negociar 962.166 millones en 2015 a suspirar por llegar a los 240.000 este 2024. El récord histórico se logró en el año 2007, y desde entonces el volumen se ha ido reduciendo progresivamente. Desde que está el actual Ejecutivo en 2018, cada año va a peor de forma ininterrumpida.

El desplome se refleja también en el número de operaciones. El año pasado no se llegó a los 30 millones. La cifra más baja también desde 2015 -año hasta el que BME refleja estos datos en su web de forma directa-.

BME pide seguridad jurídica

Francisco Formariz, director comercial de Bolsas y Mercados Españoles -BME- pidió hace un mes «estabilidad en las políticas internacionales y seguridad jurídica» dado que es lo que considera que los inversores necesitan.

Cree Formariz que «los mercados lo que quieren es transparencia e información clara». El director comercial aseguró que los inversores están muy atentos a este tipo de cuestiones en España. También aprovechó para ser cauto respecto a las medidas «que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pueda tomar» respecto de los distintos sectores. Algo que. además, puede afectar también a los flujos de inversión internacionales.

Como ejemplo, el responsable destacó el caso de México, un país con una relación «muy importante» con la nación americana. En este contexto, incluso, se celebró la última edición del Foro Latibex hace apenas unas semanas, con la intención de contrarrestar esas tensiones al tender puentes entre diferentes regiones.

Las empresas exigen mejoras

Las grandes cotizadas españolas destacan la necesidad de reformar la normativa vigente en España para que cada compañía elija libremente cómo celebrar su Junta General. Los expertos coinciden en que en España la regulación de las juntas generales carece de la flexibilidad necesaria para la celebración de juntas íntegramente telemáticas, que ya son habituales en otros países europeos y en Estados Unidos, además de ser la forma preferida por muchos accionistas e inversores institucionales, que en la mayoría de los casos residen en otros países.

Esta es una de las principales conclusiones a las que se llegó en la jornada Las Juntas de Accionistas del Siglo XXI: Modelo de junta permanente y telemática, organizada por BME en el Palacio de la Bolsa de Madrid, y que contó con la participación de representantes de empresas cotizadas como Santander, Telefónica o Iberdrola, así como con magistrados, catedráticos y miembros de la Comisión General de Codificación.