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El escándalo de Wirecard pone en el foco la responsabilidad de EY y los errores de las auditoras

EY está en el ojo del huracán después de que el Parlamento Alemán quiera que la auditora explique cómo pudo estar diez años dando opiniones positivas sobre Wirecard justo antes de que se demostrara un inmenso fraude contable. Deloitte, KPMG, PwC y la propia EY se han enfrentado a críticas por su actividad.

El escándalo de Wirecard pone en el foco la responsabilidad de EY y los errores de las auditoras
EY

El escándalo contable de Wirecard amenaza con llevarse por delante la reputación de la auditora y consultora EY -antiguamente llamada Ernst & Young- que se enfrenta a una presión creciente en Alemania para que vaya al Parlamento a explicar a los diputados cómo pudo ser que el 25 de junio de este mismo año, Wirecard, una empresa cotizando en el Dax 30 -el Ibex 35 alemán- y por tanto entre las más grandes del país, destapara su quiebra con 1.900 millones de euros de desajuste y su consejero delegado Markus Braun fuera detenido. Los meses anteriores habían sido de calvario, con más y más evidencias del posible fraude saliendo a la luz.

Durante una década, EY no solo había auditado las cuentas de Wirecard sin incluir salvedades en las mismas. Es que este mismo mes de abril estaba a punto de firmar sin salvedades las cuentas de 2019 a pesar de que las informaciones periodísticas y los analistas e inversores en corto ya habían encontrado una veta para hacer sangre y el mercado dudaba de Wirecard.

Inflar beneficios

Aparentemente, el crecimiento de la compañía de pagos electrónicos la convertía en una de las ‘fintechs’ más importantes de Europa. Pero tras su caída ha quedado en evidencia que había estado inflando sus beneficios de forma artificial. Una auditoría a toda prisa hecha por KPMG durante finales de 2019 y principios de este año desveló que EY no había verificado la existencia de reservas de efectivo ocultas situadas en cuentas bancarias y en definitiva, que los ingresos entre 2016 y 2018 no podían verificarse, dado que Wirecard se había en muchos casos anotado ingresos y gastos de sus propios proveedores.

Comparecer en el Bundestag

Es por eso que la investigación en Alemania sobre lo que ha ocurrido está virando hacia la multinacional auditora, sobre todo después de que esta pasada semana el consejo de administración de Wirecard haya enviado una carta para decirle al Bundestag que revoca la obligación de secreto profesional de EY. Esto quiere decir, que autoriza a los parlamentarios a que hagan las preguntas que precisen a EY sobre su acción en la empresa caída, algo que se ha interpretado como un señalamiento de la actual dirección de Wirecard hacia su auditor.

Sin embargo, EY no tiene ningún interés en comparecer en el Parlamento de Berlín para hablar de este escándalo y ha argumentado que tendrían que ser los directivos del consejo de administración anterior a la caída -incluyendo a Braun y un lugarteniente suyo- quienes deberían autorizar también, y ha pedido al Tribunal Supremo de Alemania dé su autorización expresa para comparecer y hablar en el Bundestag o no. Esta estrategia de dilatar el procedimiento y buscar que la declaración parlamentaria no llegue a producirse ha enfadado a algunos políticos germanos que llevan el caso, sobre todo de partidos de izquierdas como los Verdes o Die Linke -La Izquierda-, pero también del partido ultraderechista Alternative für Deutschland (AfD).

No es la única

EY afronta problemas graves ahora con el escándalo Wirecard, pero no es ni mucho menos la única ‘big four’ cuya actividad está en entredicho por no haber podido detectar graves escándalos económicos. En España, casi todas las auditoras cuentan con profesionales que han tenido que rendir cuentas ante la justicia o han sido ellas mismas implicadas en problemas judiciales o sanciones administrativas.

De hecho, otro de los importantes casos de posible manipulación contable en España, el de Supermercados DIA, encuentra a KPMG y a EY en posiciones opuestas a las de Wirecard con la segunda destapando los problemas que en principio no había detectado la primera. KPMG había sido la auditora de la multinacional de supermercados durante muchos años. Una vez que se marchó Ricardo Currás, ex CEO de la empresa, el equipo directivo encargó a EY revisar las cuentas de DIA de 2016 y 17 que ya habían sido auditadas por KPMG. Y un informe ‘forensic’ de EY encontró correos electrónicos sospechosos y emitió una opinión desfavorable sobre varios puntos de las cuentas de la compañía. El mismo informe destaca que los antiguos directivos ocultaron información al auditor KPMG y también al consejo de administración. Este mismo viernes, Carlos Peregrina, socio auditor de DIA por parte de KPMG, declaró como investigado en la Audiencia Nacional.

En otro de los importantes casos económicos de los últimos años, el caso Bankia, relacionado con la salida a Bolsa de la entidad, el socio auditor de Deloitte, Francisco Celma, estuvo imputado y se sentó en el banquillo de los acusados en el medio de dudas sobre su labor auditora. Deloitte como persona jurídica había salido del foco casi en el último momento, al igual que Bankia y la propia BFA. Finalmente Celma fue absuelto, como todos en un caso donde no se demostró que hubiera habido dolo.

Con respecto a PwC, una multinacional de la auditoría que ha enfrentado problemas laborales con socios y directivos después del verano, 4 de los 45 socios de la compañía acusados de delito fiscal fueron condenados en 2016 por delito fiscal en una auditoría a IBM. Además, fue multada con más de 10 millones por errores en una auditoría a AENA, multa millonaria que ha sido recientemente avalada por la Audiencia Nacional. Las sanciones del ICAC, el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas dependiente de la vicepresidencia tercera -Nadia Calviño- se han repartido para todas las auditoras en los últimos años.

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