EEUU justifica aranceles a aliados comerciales en su plan de combatir a China
El secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross, ha justificado la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio de aliados comerciales próximos, como la UE, Canadá y Japón, como parte de su batalla para combatir a China.
«Era necesario golpear a Canadá, la UE y Japón con aranceles para evitar que China envíe acero a través de ellos a EEUU», dijo Ross en una comparecencia ante el Comité de Finanzas del Senado, en el que se analizó la imposición de esos gravámenes.
El Gobierno del presidente Donald Trump decidió en mayo no extender la exención temporal que había decretado sobre los aranceles del 25 % impuestos al acero y el 10 % al aluminio para la UE, Canadá y México, los mayores socios comerciales del país.
En este sentido, Ross apuntó que retirará los gravámenes a Canadá y México dentro del marco de un nuevo acuerdo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), actualmente en suspenso hasta que se celebren las elecciones mexicanas el próximo 1 de julio.
Japón ya fue castigado con estas sanciones en marzo, cuando Trump anunció la medida, aunque desde entonces el Gobierno del primer ministro nipón, Shinzo Abe, ha tratado de negociar un acuerdo para ser eximido de los polémicos aranceles. Ross ha mantenido la línea marcada por Trump e insistió en que estas medidas proteccionistas son «obligatorias» para defender la seguridad nacional de EEUU.
No obstante, la mayoría de legisladores republicanos y demócratas que interpelaron a Ross durante su exposición en la cámara alta pusieron en entredicho su alegato y le reclamaron que termine con esta política «contraria al libre comercio».
«Los aranceles no respaldan nuestra seguridad nacional. Dañan a los fabricantes, a nuestra economía, perjudican a los consumidores e interrumpen nuestras relaciones con nuestros aliados más antiguos», aseguró el presidente del Comité de Finanzas del Senado, el republicano Orrin Hatch.
A esa censura se sumaron prácticamente todos sus colegas de ambos lados del pasillo, que también alertaron del perjuicio que sufrirán los agricultores estadounidenses después de las medidas tomadas por China contra productos como la soja.
«Cada vez me preocupa más que los aranceles perjudiquen a los consumidores estadounidenses y nuestras empresas nacionales, especialmente en el sector agrícola, mucho más de lo que convencerán a los chinos a cambiar sus prácticas comerciales desleales», señaló el senador republicano John Thune.
Para rebajar la tensión en la sala, Ross explicó que el Departamento de Comercio ha recibido más de 20.000 solicitudes de empresas que reclaman exenciones a los aranceles de ciertos tipos de productos hechos de acero o aluminio, que están ahora bajo revisión.
Hasta el pasado lunes el Departamento de Comercio había autorizado la exención a 42 productos y ha cancelado 56 peticiones, según los datos expuestos hoy por Ross.
Preguntado sobre el coste asumido por las compañías hasta saber si sus peticiones han sido aceptadas, Ross aseguró que las exenciones son de «carácter retroactivo», por lo que los empresarios serán reembolsados por la totalidad de las tarifas de más que tuvieron que pagar por los productos en ese periodo.
A pesar de los reproches durante las más de dos horas que duró la sesión, Ross señaló que la única manera que tiene el Gobierno de Trump de intentar controlar la, a su juicio, mala praxis de China en materia comercial es «ejerciendo una presión dolorosa» contra sus prácticas.
Por otro lado, anunció que su agencia ha iniciado una investigación sobre los recientes aumentos de los precios del acero para determinar si algunos agentes del mercado se están aprovechando ilegalmente los nuevos gravámenes de EEUU. En este contexto, ha indicado que el precio de ese producto en el mercado estadounidense ha subido «mucho más» de lo justificado por el arancel del 25 % impuesto, posiblemente debido a la «actividad especulativa»