La dictadura de Maduro se reúne con Repsol tras amenazar con su expulsión de Venezuela
Repsol ha permitido ampliar la producción de crudo mediano y ligero en diversos proyectos petrolíferos en el país
Delcy Rodríguez, vicepresidenta del régimen de Nicolás Maduro, se ha reunido en las últimas horas con el director de la unidad de Negocios de Repsol en el país latinoamericano para discutir las «alianzas con empresas» y avanzar en los planes de «cooperación energética».
La número 2 del régimen chavista también ha admitido que la colaboración con Repsol ha permitido ampliar la producción de crudo mediano y ligero en diversos proyectos petrolíferos en el país.
«Nuestro país sigue avanzando en sus planes de cooperación energética y en las alianzas con empresas que, como Repsol, confían e invierten en la primera reserva petrolera del mundo», ha asegurado Rodríguez.
Este encuentro se ha producido unos días después de que Venezuela convocara al embajador español en Caracas, Ramón Santos Martínez, y llamara a consultas a su representante diplomática en España, Gladys Gutiérrez, como respuesta a las «insolentes, injerencistas y groseras» declaraciones de la ministra de Defensa española, Margarita Robles, que se ha referido al Gobierno de Nicolás Maduro como una «dictadura».
La baza de Repsol contra Maduro
Los chavistas han amenazado con expulsar a Repsol de Venezuela, algo que, según fuentes solventes, dejaría al país sin luz ni energía. La razón es que la petrolera española mantiene una gran planta de producción de gas que opera al 50% con la italiana Eni. Por tanto, la electricidad de los venezolanos depende del funcionamiento de estas instalaciones, que la energética gestiona pese a la ausencia de ganancias y a la deuda histórica que el régimen mantiene con ella.
Las fuentes indican que Repsol opera en Venezuela desde 1993 y que su actividad se centra en la producción de gas. Esta producción se lleva a cabo en la planta Cardón IV, donde la empresa española trabaja de la mano de Eni.
Sin embargo, las mismas fuentes revelan que el gas no es para uso interno de Repsol, sino que se utiliza «para producir electricidad en Venezuela». «Si esta planta no funcionara, Venezuela no tendría luz y la población sufriría continuos cortes de suministro eléctrico», sentencian.
La anterior situación se produce completamente al margen del régimen de Maduro, pues el Gobierno venezolano lleva cinco años sin abonar «ni un duro» a la multinacional que dirige Josu Jon Imaz por producir ese gas.
«Repsol mantiene la producción porque considera que es un suministro esencial para la producción. A cambio, hace años lograron negociar con el Gobierno venezolano el pago de la deuda que tienen pendiente. Este pago se realiza en especie como compensación parcial», desvelan las fuentes.
En juego la luz de los Venezolanos
Por tanto, el chavismo no paga a Repsol por ese suministro que mantiene la electricidad del país, sino que, simplemente, se ha comprometido a saldar la deuda histórica que mantiene con la compañía a cambio. Esa deuda se salda con petróleo, de ahí que la multinacional haya aumentado la obtención de crudo de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
En junio, según los datos publicados por Cores, organismo público encargado de garantizar el suministro de energía, Venezuela fue el quinto proveedor de petróleo de crudo de España, por detrás de Estados Unidos, Nigeria, Brasil y México.
Y es que Repsol recibió luz verde de Estados Unidos para seguir operando en el país después del 31 de mayo, mientras que en abril la petrolera que preside Antoni Brufau firmó nuevos acuerdos de colaboración con Pdvsa.
«Lo único que hace Repsol es cobrar su deuda en forma de cargamentos de crudo», reiteran las mismas fuentes. Por tanto, eliminar a la compañía de la ecuación traería la escasez energética al país sudamericano, un precio que el chavismo está dispuesto a pagar con tal de mantenerse en el poder.