Correos vale 700 millones menos que hace cinco años, cuando Sánchez colocó de presidente a un amigo
Juan Manuel Serrano pasó, a dedo, de jefe de gabinete de Sánchez en el PSOE a primer ejecutivo de esta gran empresa pública
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Si el Gobierno quisiera poner en venta Correos ahora, su precio de salida sería 700 millones inferior que el que tenía cuando Pedro Sánchez llegó a La Moncloa y decidió colocar al frente de la compañía a su amigo Juan Manuel Serrano, un ingeniero técnico informático que luego se licenció en Derecho y que, de golpe y a dedo, pasó de ser jefe de gabinete de Sánchez en la ejecutiva del PSOE a flamante presidente de esta potente empresa pública. La trayectoria de Serrano estaba alejada del mundo de la gestión empresarial: antes de ser fontanero en la Ejecutiva socialista de Sánchez era empleado de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Por cierto, Sánchez ha incluido ahora en listas, en puestos de salida, a la esposa de Serrano, Isaura Leal, a la que así le garantizará escaño en el Congreso tras las eleciones de julio. Mientras, Correos vale cada vez menos y a un ritmo de vértigo.
Si algo necesitaba esta sociedad pública cuando Pedro Sánchez tomó el poder en junio de 2018 –moción de censura mediante– era un equipo directivo sólido que marcara un rumbo firme y certero para evitar la caída del negocio postal tradicional y aprovechar el tirón de la paquetería. Pero en vez de eso, la etapa de Sánchez ha hundido el valor de esta sociedad estatal.
Pero la realidad es que, cada día que pasa, Correo vale menos. Las propias estimaciones de la cúpula de Correos apuntan a que, al acabar el presente año, esta mercantil pública valdrá 919,4 millones de euros en términos de patrimonio neto, es decir, 777 millones menos que cuando Pedro Sánchez llegó al poder.
La caída empezó en la recta final del Gobierno del PP, pero el grueso se ha producido con el PSOE: a 31 de diciembre de 2014, con Rajoy en La Moncloa, el patrimonio neto de Correos rozaba los 2.000 millones de euros. Tres años después había bajado hasta los 1.696 millones de euros, una contenida corrección del 15%. A partir de entonces, sin embargo, el declive se acentuó al punto de que, al acabar el presente año, la devaluación de Correos habrá rozado los 1.100 millones de euros en nueve años, 672 de ellos bajo mandato de Sánchez, hasta el pasado 31 de diciembre. Es decir, un hundimiento registrado cuando en teoría la compañía debía haber tocado suelo, haber reconvertido sus estructuras de negocio y haber remontado o, como mínimo, estabilizado sus grandes cifras de balance.
El patrimonio neto es una magnitud del balance de una sociedad que sirve para medir su valor. En este caso, deja claro que Correos vale menos que hace unos años. Mucho menos. El patrimonio neto es la diferencia entre el activo –sus propiedades y derechos valorados en dinero– y su pasivo –las deudas de todo tipo–. De esa depreciación sufrida por Correos en los últimos ocho años, el grueso se ha producido desde 2018; es decir, con Pedro Sánchez en el Gobierno y con la cúpula designada por éste para dirigir esa empresa pública. Sánchez ha confiado desde entonces la presidencia de la compañía a quien había sido su jefe de gabinete en la secretaría general del PSOE, Juan Manuel Serrano. A dedo, pasó de ser fontanero del partido en La Moncloa a alto directivo de un buque insignia del tejido empresarial público de España.
El patrimonio neto es un referente esencial para tener la foto fija del valor de una empresa, al margen de otras circunstancias como expectativas diversas, criterios de oportunidad o de estrategia de un potencial comprador. Y, además, es una magnitud que refleja cuál ha sido la evolución económica global de la empresa en su conjunto, porque en ese parámetro queda la huella de las pérdidas o beneficios acumulados, y del mayor o menor endeudamiento que arrastra la entidad.
Evolución del patrimonio neto
En el caso de Correos, vale cada vez menos: su patrimonio neto rozaba los 2.000 millones de euros a 31 de diciembre de 2014 (1.978,63 millones), pero las previsiones del actual equipo directivo dan por hecho que dentro de unos meses, al acabar 2023, estará muy por debajo de los mil millones. Estiman que será de 919,4 millones de euros. Es decir, 777 millones de euros menos que cuando el Gobierno de Pedro Sánchez recibió la empresa –accedió a La Moncloa el 1 de junio de 2018, con la moción de censura contra Rajoy–.
Las del año pasado, 2022, también fueron unas cuentas en rojo. A falta de que el consejo de administración de la compañía las apruebe y las envíe al registro –aún no ha ocurrido–, la estimación de cierre de 2022 que la propia sociedad manejaba ya en otoño del año pasado situaba el patrimonio neto de Correos en 1.024,23 millones, casi 160 millones menos que al acabar 2021, 263 millones menos que al finalizar 2020…, y 671,84 millones menos que el 31 de diciembre de 2017, las últimas cuentas anuales de Correos antes de que Pedro Sánchez se instalara en La Moncloa.
Deuda financiera al galope
Esta depreciación de Correos, el hundimiento de su patrimonio neto, es fruto de las indigestas pérdidas que arrastra la compañía, que han conllevado una escalada acelerada de su pasivo, de las deudas y obligaciones de pago que acumula esta sociedad estatal. Correos vale menos porque suma abultados números rojos y eso deriva en un galopante aumento de la deuda financiera de Correos. Así, entre otras cosas, capea el agujero recurrente y cada vez más grueso que vienen dejando sus cuentas de resultados desde hace años.
Según los datos de la propia compañía, esta empresa pública tenía un endeudamiento financiero de 32 millones de euros a 31 de diciembre de 2017, seis meses antes de que Pedro Sánchez llegara a La Moncloa con su moción de censura contra Mariano Rajoy. La previsión de cierre de 2022, sin embargo, apunta a una deuda financiera de 560,8 millones de euros. Es decir, casi 18 veces más que hace cinco años, un incremento del 1.650%. Y para este 2023 no pinta mejor: Correos prevé engordar su endeudamiento financiero en otros 148 millones de euros, lo que hará que la deuda viva supere los 700 millones al cierre del presente ejercicio, siempre según las previsiones oficiales de los directivos de Correos, previsiones que dejaron reflejadas en sus presupuestos anuales.
En definitiva, más deuda para capear más números rojos. Correos también vale menos por esa deuda galopante acompañada de pérdidas recurrentes. La compañía, que el pasado otoño ya contaba con perder otros 154 millones de euros en 2022 –la cifra final se conocerá cuando se aprueben las cuentas, en las próximas semanas–, da por hecho que este 2023 tendrá unos números rojos de al menos 100 millones.
A Correos, que cada vez vale menos, le urge rectificar esta deriva. Sus dañadas cuentas exigen la búsqueda de nuevos horizontes de negocio que, de entrada, frenen la sangría de pérdidas y la continua depreciación de esta histórica empresa pública que ha visto cómo agoniza su gran y tradicional fuente de ingresos, el envío de cartas. Desde la dirección de Correos subrayan que esta acelerada crisis de la actividad postal se ha producido a partir de 2018. Un negro escenario que, lamentan, viene lastrando su margen de maniobra y con la que justifican los malos resultados que están acompañando al equipo que preside Juan Manuel Serrano, el amigo de Sánchez colocado al frente de esta sociedad estatal.
Plan para reflotar la empresa
El argumento que dan desde esta empresa pública lo acompañan de estadísticas que constatan el hundimiento del negocio postal: «En 2018 Correos gestionaba 11 millones de envíos diarios, mientras que en 2022 esa cifra ha bajado hasta los 5-6 millones de envíos al día, lo que supone la pérdida de prácticamente el 50% del volumen de envíos», explican a OKDIARIO desde la cúpula de Correos. «Esa caída en el volumen de cartas, fruto de la digitalización y del cambio en los sistemas de comunicación, se vio agudizada con motivo de la pandemia del coronavirus», indican las mismas fuentes.
La dirección de Correos subraya que no están asistiendo impasibles a esta deriva. Dicen que han desplegado un plan estratégico para reflotar la compañía. «Pero es imposible pensar que eso se consigue de un día para otro», avisan en tono de resignación. «Correos ha puesto en marcha un profundo proceso de transformación y diversificación para generar nuevos ingresos que reviertan esta situación de pérdida de envíos postales», explican fuentes oficiales de la empresa. La estrategia pasa por lanzar nuevas líneas de negocio, con la mirada puesta en el desarrollo del comercio electrónico y la paquetería, la logística y el mercado internacional.
«El negocio de la logística supone actualmente el 25% de los ingresos de la compañía y se pretende elevar al 40% en 2024», indican desde la cúpula de Correos. En cuanto a la internacionalización, la sociedad ha puesto en marcha Correos Cargo, un nuevo servicio de transporte aéreo de mercancías pensado para «fortalecer y ser referente del eje logístico Europa-Asia, con el que ya realiza dos vuelos semanales Madrid-Hong Kong, así como vuelos chárter».
Asimismo, entre otras acciones, han lanzado nuevas líneas de negocio como ‘Correos Frío’, para el transporte de envíos que requieren temperatura controlada; y ‘Correos Logística’, «para dar una solución integral a los vendedores del comercio electrónica».