La CNMC para los pies a Ribera por las cesiones que exige Francia para la interconexión eléctrica
La CNMC quiere renegociar el reparto de gastos ante los sobrecostes del proyecto de cable submarino Vizcaya-Burdeos
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La ministra Teresa Ribera ha vuelto a liarla, esta vez a cuenta de un proyecto de interconexión eléctrica submarina entre Vizcaya y Burdeos que duplicará la capacidad de intercambio con Francia. La CNMC ha tenido que pararle los pies por las cesiones que pretendía hacer ante el Gobierno francés, e incluso se ha visto obligada a desmentir que se haya paralizado el proyecto.
Ribera filtró la semana pasada a un medio afín al Gobierno que se paralizaba el proyecto por los sobrecostes en que había incurrido, que elevaban el total de 2.700 millones a unos 3.100. Ante lo cual, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia publicó un comunicado en el que aseguraba que la negociación con Francia avanza según lo previsto. «No hay ninguna decisión que implique la renuncia a dicho proyecto», aseguraba tajantemente.
¿Qué hay detrás de esta guerra? Fuentes conocedoras de la situación explican que la CNMC se opone a las exigencias francesas, que perjudican a los consumidores españoles, mientras que Ribera está dispuesta a aceptarlas. Y para presionar al organismo que preside Cani Fernández, la ministra habría lanzado esa amenaza de paralización del proyecto.
Esta obra, aprobada durante el Gobierno de Mariano Rajoy, consiste en un cable submarino que va desde la Bahía de Vizcaya hasta la zona de Burdeos (no se puede hacer más corto porque Francia no tiene subestaciones con capacidad suficiente más al Sur). El coste del proyecto se dividió en un 47% para España, un 23% para Francia y el 30% restante con fondos de la UE; de hecho, es el proyecto de infraestructuras al que se han destinado más fondos europeos.
El problema es que, al pasar del papel al terreno, los costes son mayores de lo presupuestado. En parte, por la subida generalizada de los materiales de construcción de los que OKDIARIO ha venido informando; y en parte, por dificultades técnicas inesperadas, como que se han encontrado con una sima en la que se hunde el cable.
Renegociar los costes
Ante esta subida, la CNMC plantea renegociar el reparto de los costes para que sea equilibrado al 50% entre España y Francia la parte que no financia la UE (es decir, un 35% del total cada país). Pero su homólogo francés, la Comission de Régulation de l’Energie (CRE), se ha negado en redondo y ha respondido que bastante hacen con mantener su 23% de un total más elevado.
Ahí es donde se encuentran las negociaciones. El Gobierno de Macron presiona al de Sánchez para que trague, y ha amenazado con tumbarlo si no España no acepta el reparto anterior. Y Ribera, a su vez, presiona a la CNMC. Pero la Comisión se resiste, considera que tiene argumentos para defender su postura y cuenta con el apoyo de países importantes como Alemania.
Una fuente de la CNMC explica que «hace cuatro días, la ministra nos dice que tiene sentido que el Castor [el famoso almacenamiento de gas submarino] tenga una retribución regulada, y ahora nos tenemos que comer los sobrecostes de los franceses. No tiene lógica».
Rentas al 50%
Y la cosa no queda ahí. Además, Francia exige un reparto al 50% de las llamados rentas de congestión, que son la diferencia entre el precio de la luz en cada país. Esto beneficia a España si importa luz de Francia (que es lo habitual), pero nos perjudica si la exporta, como ha sucedido en 2022 gracias a la generación renovable y al tope al gas que pagan los consumidores minoristas de nuestro país. Este reparto implica que los franceses sólo asumen el 23% de los costes pero se quedan con el 50% de las rentas.
Detrás de esta batalla, está la tradicional oposición francesa a las interconexiones energéticas con la Península Ibérica que también provocó la supresión del famoso gasoducto Midcat (sustituido por el Barcelona-Marsella sobre el que empiezan a surgir serias dudas y que ya se ha retrasado). Francia no quiere interconexiones y, si se hacen, que le cuesten lo menos posible. Y más en un proyecto que va a elevar la capacidad de interconexión eléctrica entre los dos países de 2,8 GW a 5 GW.