Economía

El ‘apagón económico’ que prepara Pedro Sánchez

tasa paro OCDE
Pedro Sánchez.

El Gobierno lo repetirá durante días: en octubre, el número de afiliados a la Seguridad Social alcanzó un nuevo máximo histórico, con 19,69 millones. Eso es 3,7% o 700.200 afiliados más que hace un año. También repetirá hasta la saciedad otra cosa: por primera vez en 46 años, el paro bajó en octubre cuando se compara con el mes anterior. La comparación interanual también es impactante: los 3,26 millones de parados de octubre son 14,9% menos que un año antes; es la mayor bajada, al menos, desde 1996.

Comparar los datos actuales con los de octubre de 2019, antes de que comenzara la pandemia, ofrece una mejor perspectiva de la situación actual. En estos últimos 24 meses se crearon 260.600 empleos (+1,3%). Pero resulta que 4 de cada 5 de esos nuevos empleos corresponden al sector público. Ese incremento de 1,3% es el resultado de un aumento de un 8% del número de empleados públicos (205.100 más) y un raquítico 0,3% de crecimiento en el empleo privado (55.500 más).

Si lo anterior tiene mala pinta, la verdad es aún peor: porque en ese raquítico aumento del empleo privado se incluyen los 190.700 asalariados que están en ERTE. Si los restamos del colectivo de ocupados, tenemos que, mientras el empleo público creció 8%, el empleo privado cayó 0,8%. De hecho, el empleo en la Industria es ahora 0,1% menor que en octubre de 2019 y lo mismo ocurre con la ocupación en la agricultura y a la ganadería, donde se perdió el 1,7% de los puestos de trabajo.

No hace falta ni siquiera haber completado estudios primarios para darse cuenta de que si hay menos pagadores de impuestos (el sector privado) y más “consumidores de impuestos” (el sector público), la dinámica actual es insostenible. Por eso no es casualidad que el ministro de la Seguridad Social, señor Escrivá, proponga ahora subir las cotizaciones, después de que su gobierno haya subido o creado más de una docena de tributos. El dinero no les alcanza y no se sonrojan de querer seguir exprimiendo a la gente que trabaja.

Eso que los socialistas de todos los partidos llaman “justicia social” y “luchar contra las desigualdades” son eufemismos para expoliar impunemente al que trabaja para mantener un aparato estatal sobredimensionado y financiar la compra de votos (cheque-cultura, cheque-alquiler, etc.).

Pero lo que no puede ser, no puede ser, por más creativa que sea la propaganda oficial. Si el empleo crece 3,7% y al mismo tiempo, el dato adelantado del PIB del tercer trimestre muestra una expansión económica del 2,7%, se deduce que la productividad (PIB por persona ocupada) está cayendo a un ritmo cercano al 1% cada 12 meses, prolongando el declive que inició en 2018. Que la productividad caiga significa que hacen falta más personas para alcanzar un mismo volumen de producción. O, alternativamente, que un mismo número de ocupados ahora produce menos. La caída de la productividad es la ruta hacia el empobrecimiento.

Desde un punto de vista individual, un empleo improductivo no es en rigor un empleo, pues no crea riqueza, sino que la destruye. Se trata más bien de una prestación financiada con deuda pública. Al igual que hizo ZP, ahora Pedro Sánchez engaña a decenas de miles de personas, haciéndoles creer que tienen un empleo cuando en verdad perciben un ingreso cuyo financiamiento es insostenible.

Una deuda pública fuera de control, un déficit fiscal desbocado, impuestos que ahogan al que invierte y trabaja, y ataques al que ahorra, sea en una segunda vivienda (Ley de Vivienda), en planes de pensiones (se desgrava cada vez menos) o en acciones (tasa Tobin), son parte del legado económico del sanchismo-leninismo. A eso se añade la mayor inflación, facilitada por la temeraria emisión monetaria de los bancos centrales. Hay quien ha comenzado a acumular latas de conservas y velas, en previsión de un poco probable apagón eléctrico. Mucho más amenazante es el “apagón económico” que Pedro Sánchez va preparando para España. @diebarcelo

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