Economía

Los matices de la contracción del PIB en la OCDE

No todos los países de la organización de estados desarrollados van a verse castigados por la pandemia de igual manera. Una vez más, España será, en este caso junto con Reino Unido y México, el peor.

Gurria
El secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría (Foto: GETTY).

Esta semana conocíamos que la economía de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económica (OCDE) ha entrado en recesión de manera oficial, al anotar una caída sin precedentes en el segundo trimestre del año. Un descenso provocado por un virus de naturaleza desconocida y que, ante las medidas de distanciamiento social que tuvieron que aplicar los distintos países en el planeta, así como la paralización forzosa de la actividad económica, no encuentra precedentes en su historia reciente; al menos en contraste con otras crisis pasadas.

Durante la gran recesión de 2008, y justo en el momento del pico de la crisis, la economía de la OCDE registró un descenso del 2,3%; nada que ver con el 9,8% actual.

Junto a México y Reino Unido, la economía española se sitúa a la cabeza de las economías más deterioradas al registrar un descenso del 18% en su PIB.

Crecimiento de los mercados

Como vemos, y ante la incidencia que está teniendo la pandemia, registrada en los indicadores macroeconómicos, no resulta tan extraño escuchar a Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), decir que los mercados están mostrando un optimismo preocupante, al no registrar un comportamiento acorde a lo que muestran los indicadores macroeconómicos; pues, como vemos, poco optimismo ofrecen estos. Y es que, en este escenario, la nueva contracción registrada se suma a ese elenco de indicadores macroeconómicos que, en cierta forma, siguen ensombreciendo el futuro de las distintas economías, a la vez que, debido a la magnitud de las caídas, dificultan una recuperación completamente necesaria para salir del atolladero en el que dichas economías se encuentran inmersas.

Sin embargo, debemos resaltar que no todas las economías, pese a estar integradas en el indicador, deben mostrarse, y de la misma forma, preocupadas. Esto se debe a que, si desglosamos la caída registrada por países, podemos observar cómo, pese a que la caída no cuenta con precedentes para el conjunto de economías, existen divergencias entre las distintas integrantes que

Reino Unido, México o España, en contraste con el resto, registran contracciones muy significativas. En este contexto, hablamos de una contracción del PIB británico que asciende hasta superar el 20%; un descenso del PIB azteca que, pese al leve reajuste realizado, se sitúa en el 18,7%; así como, por último, un descenso de la economía española que, atendiendo a los registros oficiales que ofrecía el Banco de España, así como otros organismos, se sitúa, de igual forma, superando el 18%.

Estados Unidos mejor

Como vemos, en ese contraste con otras economías como, por ejemplo, Estados Unidos, estaríamos hablando de un descenso del PIB norteamericano que no llega a superar el 10%; en la misma línea se sitúan otras economías como Alemania, Países Bajos, Francia o, incluso, la propia Italia, que, a priori, esperaba registrar un descenso mucho más acusado del que, finalmente, ha salido airosa.

Por tanto, pese a la mala noticia que supone el hecho de que la economía de la OCDE haya entrado en recesión, así como el hecho de haberlo hecho de una forma que dejará huella en los registros históricos, hemos de resaltar esas divergencias entre países que, en cierta forma, deberían suscitar la preocupación de esta relación de economías que, a la luz de los datos, presentan un mayor deterioro. Pues hacer una lectura del indicador per sé tiene poco sentido si dicha lectura no recoge ese desglose que citábamos. Pues las conclusiones que este ofrece son, a la vez de consoladoras para esa relación de economías menos damnificadas, muy preocupantes para esa relación que, a diferencia de la primera, muestra ese severo deterioro en el contraste. Una situación que, en el agregado, podría llegar a obviarse.

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