Zizou, esto lo arreglas tú

Zinedine-Zidane
Zidane, en su primera rueda de prensa. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Real Madrid se ha quitado un peso de encima. Un peso muy gordo. Rafa Benítez se había convertido en un grano en el culo no sólo de casi todos jugadores de la plantilla, sino también de muchos madridistas de bien, que tenían que ver los partidos de pie porque no se podían ni sentar del escozor. O quizá fuera por miedo a quedarse traspuestos con el sedante juego del equipo.

A Benítez muerto, Zidane puesto. Y cómo cambia el cuento. Zizou es más joven, más delgado y más alto que Rafa, por no hablar de que le queda mucho mejor el traje y que no tienen que hacérselo con la carpa del Circo Price. Llámenme superficial, pero en el siglo XXI y en un club con vocación de universal, la imagen cuenta y mucho. Y la de Benítez encajaba más con la de un profesor de gimnasia de los 80 que con la del entrenador del Real Madrid.

Yo no sé a ustedes pero a mí, nada más ver a Zidane salir por la puerta detrás de Florentino, se me puso gorda. La ilusión, digo. Sí, ya sé que los discursos de Zizou no son los de Cicerón, pero venimos de la retórica de Benítez –plana y aburrida como la de Rajoy– y a Zidane le vale con su presencia para llenar la pantalla. No necesita hablar para convencer, su mirada profunda vale más que los tropecientosmil tópicos de los entrenadores en cada rueda de prensa.

A Zidane le acusan de falta de experiencia porque nunca se sentó en un banquillo como el del Bernabéu, a pesar de haber vivido infinidad de partidos desde el césped. Tampoco Clint Eastwood había dirigido ninguna película antes de Play misty for me, pero tenía el culo pelao de actuar. A Zizou le ocurre igual. Nadie le tiene que explicar ni lo que es un vestuario, ni cómo se comportan las estrellas, ni la exigencia del Bernabéu, ni la presión de la prensa. Lo ha vivido desde hace años, ahora sólo cambia su situación en el estadio.

Nadie podrá negar que Zidane ha conseguido recuperar, aun sin haber debutado, la ilusión de un madridismo que caminaba con resignación hacia el matadero. Muchos incluso habían dejado de ir al Bernabéu para no seguir aburriéndose y encabronándose. Se han conocido casos de madridistas que han aprendido solfeo o que se han puesto a planchar con tal de no ir a ver los partidos de su equipo. Ahora, la sola silueta de Zizou inyecta fe y esperanza en la parroquia blanca.

Los jugadores del Madrid han recibido la llegada de Zidane con la alegría de un pamplonica el 7 de julio. De ellos –de los jugadores, no de los pamplonicas– depende más que de nadie que Zizou tenga una larga y próspera vida en el banquillo del Bernabéu. Es hora de que los futbolistas hagan lo suyo para que sean felices y coman perdices. Ya no tienen al plasta de Benítez ni como excusa, ni como coartada, ni como escudo. Es la hora de sacarse el corsé de la táctica, de la pizarra y de las charlas infumables y ponerse a jugar al fútbol.

Yo estoy convencido que el cambio de entrenador en el Madrid va a ser para bien. Los futbolistas van a dejar de hacer el ridículo, como los Reyes Magos de la cabalgata de Carmena, para empezar a ganar partidos y divertir al personal. Cuando los alimentos son buenos, basta con cambiar al cocinero para que los platos del restaurante empiecen a estar sabrosos. Benítez ha recogido sus cuchillos y ahora le toca a Zidane empezar a cocinar un nuevo Madrid. Así que Zizou, esto lo arreglas tú.

Lo último en Deportes

Últimas noticias