Ultimátum para Dembélé: renovación o venta
El Barcelona tiene claro el guión a seguir con Dembélé, al que desean renovar en este mercado de fichajes
Si no lo hace, después de la Eurocopa le buscarán una salida
El Barça tiene muy muy claro qué pasos va a seguir con Ousmane Dembélé. El francés es uno de los casos delicados para la dirección deportiva blaugrana este verano. Acaba contrato el próximo verano y cada uno de los intentos por entablar conversaciones para negociar su renovación han sido esquivados tan bien como él ha regateado esta temporada sobre el césped. Así, libre para negociar su contrato a partir del próximo 1 de enero de 2022, el club pone de plazo hasta la conclusión de la temporada para alcanzar un acuerdo, si no, puerta.
La temporada Dembélé ha sido de un nivel muy alto. Es cierto que ha destacado en un momento de debilidad, en el que faltaba piezas importantes en el equipo como puede ser Ansu Fati, pero el francés dio el nivel. Pese a ser uno de los jugadores que Ronald Koeman estaba dispuesto a perder el pasado verano, su evolución y continuidad hicieron al holandés cambiar de parecer y apostar por él. Salió bien. Ha jugado 44 partidos, ha desatascado muchos de ellos, y ha logrado 11 goles y cinco asistencias.
Ha ido de menos a más, pese a desaparecer del once titular en el último tramo –tras otro despertar de Griezmann–, la sensación es que es un futbolista diferente, con una capacidad envidiable para el desborde y que asegura un factor cada vez más difícil de encontrar como su desequilibrio permanente. El mercado, sobre todo al que puede acceder en estos momentos el Barça, no ofrece jugadores de este perfil. A sus 24 años, aún le quedan muchos años de buen fútbol a un buen estado de forma, por lo que lo más lógico sería su renovación.
Pero el Barça se encuentra con un callejón sin salida. Los últimos intentos por iniciar conversaciones con el agente del futbolista han desembocado en lo mismo. Existe predisposición pero a la hora de la verdad nada palpable, no han llegado a sentarse a hablar sobre su contrato, aunque ya trascendió que la idea es ofrecerle tres años más de contrato, hasta 2025. En términos económicos, siguiendo un hilo continuista, el club culé no quiere ofrecer nada que se le escapa de sus manos, ningún salario que se salga de ese guión contractual que está tomando con los últimos fichajes y que están ofreciendo a los que están por llegar, pese a los contratiempos que ello supone como ha sido el caso de Wijnaldum.
En ese punto se encuentra encallado el Barça, que no ve fórmula para desbloquear la operación en estos momentos. De hecho, desde el club existe cierta preocupación por las posibles conductas del jugador, que cabe recordar que fueron constante durante sus primeros años en el club. Ya en el Borussia Dortmund, antes de firmar por el Barça, tuvo un episodio delicado. Se declaró en rebeldía y no fue a entrenar con el club cuando estaba en negociaciones con los culés. El propio BVB señaló como culpable al club catalán.
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El Barça teme que eso mismo que vivió a su favor pueda pasarle a ellos en los próximos meses. Se cree que el futbolista tiene conversaciones con otros clubes, de ahí su pasividad para abordar el tema de su renovación, pese a la fe depositada en él por Koeman esta pasada temporada, confirmada ya su continuidad.
Si pese a esto, el jugador sigue en sus trece y no renueva su contrato, al Barça no le temblará el pulso. La fecha límite establecida en el club es un mes, lo que dura esta Eurocopa 2020 en la que participa el francés, uno de los integrantes del combinado de Didier Deschamps. Si durante el torneo no se consigue desbloquear su situación, se le pondrá definitivamente el cartel de transferible y se intentará buscar una salida que convenga a todas las partes. La Juventus fue de las primeras en mostrar interés por él.