Panthers vs Broncos (10-24): Exhibición defensiva y tercera Super Bowl para Denver
Era una tarde agradable en Santa Clara, California. El sol brillaba. Stephen Curry, Adriana Lima y muchos más allí estaban. La noche de la Super Bowl empezó con un homenaje a los que han sido los MVP de las 49 ediciones anteriores, saliendo uno a uno al césped del Levi’s Stadium. Tras este bonito detalle, Lady Gaga entonó el himno nacional que, una vez más, volvió a emocionar a los allí presentes.
Una vez empezado el partido, los Broncos manejarían el balón por primera vez. El drive de los de Colorado, tras una serie de buenos pases de Peyton Manning, terminó en un Fiel Goal con el que estrenaban el marcador. Era el momento de los Panthers, pero el drive dirigido por Cam Newton no consiguió superar las diez yardas y chutaron el balón.
Las defensas parecían estar más enchufadas que los ataques. Ambos presionaban de manera increíble a los QBs. Prueba de ello fue el primer touchdown de Broncos. Tras una gran presión, consiguieron placar a Newton, que perdió el balón, siendo recuperado por los Broncos y anotando el touchdown. Parecía más metido en el partido el equipo de Gary Kubiak. La defensa bronco estaba enorme, y no permitía a los Panthers avanzar de ninguna manera.
Cuando empezaron a conectar pases y Newton a salir más del pocket, se empezó a ver a los Carolina Panthers que tanto han asombrado este año. Tras una serie de pases, se plantaban en la yarda 2 de Denver. No desaprovecharía la oportunidad Carolina y por medio de Stewart, que voló por encima de la defensa, anotaban los primeros 7 puntos de su equipo. 7-10.
Las defensas brillaban más que los ataques
La defensa era un factor vital en este partido, y Carolina la empezó a usar, guiada por un magnífico Kuechly. Pero Denver seguía más metido en el partido. Norwood hizo un tremendo retorno que ponía a su equipo en la 20 de su rival. No le sacarían todo el partido que hubieran querido y se tuvieron que conformar con un FG de McManus.
Algo no estaba funcionando en Carolina. Cuando no era un incomplete pass, era perdida de yardas o era un fumble, como le ocurrió a Mike Tolbert, que tras una gran carrera, perdió el balón. Volvía Manning al campo, pero no aprovechó el error del rival. Y es que el bueno de Peyton lanzó una INT –con la que sumó ya su quinta en sus cuatro Super Bowls– tras una gran carrera de CJ Anderson y Carolina solucionaba el error anterior.
Parecía que reaccionaba poco a poco Carolina, pero la defensa de los Broncos no dejaban estaba enorme. Lo intentaron los de la Conferencia Nacional al final de la primera mitad, pero no consiguieron llegar al field goal range. En gran medida debido a una gran presión sobre Cam Newton, que no dejaba al MVP de la temporada regular pensar ni cargar bien el brazo. La defensa de Denver estaba ganando el partido. Llegábamos al show de Coldplay con un resultado de 13-7 para los Broncos.
Descansa en paz, Peyton Manning
La épica de Coldplay en el anochecer de Santa Clara dio paso al espectáculo de verdad: el football. La primera parte había sido una oda a la defensa, con los Broncos honrando una vez más al juego destructivo. La caraja de los Panthers continúo de la peor forma posible: errando un field goal de 44 yardas. El camino hacia la end zone estaba lleno de trabas y ahora, llámalo viento, llámalo ‘hoy no me sale nada’, mantenía el solitario 7 en su casillero.
Los Broncos, casi sin querer, y gracias a un Sanders que remaba a contracorriente, se plantaban en un par de snaps a 15 yardas de la gloria. Pero su ofensiva estaba igual que los raíles de la línea 5 del Metro de Madrid: oxidados. La fantasía era esperar que Anderson o el propio Sanders inventaran como Modric en el Real Madrid horas antes; el viejo Sheriff ya no podía ni con la pistola. Todo acabo de la forma más obvia: field goal de McManus para dejar a los Broncos 9 puntos por encima de los torpes Panthers.
La magia, fugaz, estaba escondida en los brazos de Brown que acunó un balón imposible, en doble cobertura, tras una bomba de Cam Newton. A nadie le amarga un big play. Tocaba finiquitar con Newton al mando de la orquesta. Pero su batuta estaba totalmente resquebrajada por los nervios del directo. Ward le interceptó, él mismo la perdió, y apareció Trevathan para dar oxígeno a todo hombre de camiseta naranja.
El ataque de los Broncos seguía languideciendo e intentando lograr algún primer down para alargar el descanso de su defensa. Apenas dos tragos de Gatorade y otra vez fuera para intentar frenar a Superman y sus secuaces. Von Miller, el hombre más inspirado, el guía, el líder del clan de los ‘rompehuesos’, se encargó de frenar las ilusiones de Newton a base de un demoledor pass-rush que acabó con otro sack en el cada vez más roto cuerpo de Cam.
Peyton, para más inri, llevaba un escapulario que le salvaba siempre que las cosas podían salir peor. Los fumbles siempre acababan en sus manos. El jugar con fuego, como 2 de cada 3, le provocó quemaduras. Sus herrumbrosas articulaciones le condenaron dando otra vida más a Carolina. Otro fumble, en esta ocasión, acabó en manos azules. Era el momento idóneo para que Cam Newton diera un paso adelante hacia la remontada. Funchess y Stewart ponían su estela en la red zone de Denver. Peligro para los Broncos. Todo acabó, por suerte para los de Kubiak, en un field goal por el que Gano volvió a respirar sin dificultades. Estaban a 6 y, por suerte, el ataque de Denver no daba miedo.
Tres y fuera, tal y como ordenaba el guion, y a seguir rezando a San Von Miller, San DeMarcus Ware y toda el santoral de Wade Philips. Seguían haciendo su trabajo en un soporífero encuentro que, como en un espectáculo de magia, se esperaba que, de repente, pasara algo extraordinario y así todo cobrara sentido. Lo normal era ver a Manning encomendarse una y otra vez a su defensa, conocedor de que su pistola nunca más iba a disparar como antaño.Olía la retirada y sólo le quedaba rezar por un milagro.
Lynch anunciando su retiro por Twitter provocaba mayores sobresaltos que la propia Super Bowl. Así las cosas, Cam Newton continúo con la indigestión provocada por el ejército de Wade Philips. Von Miller le quitó la capa de Superman, incluso su MVP, y le volvió a sacar un fumble que recuperó un atento TJ Ward. Denver se quedaba a cinco yardas de la imposible end zone. Pero eso para su desdichado ataque, era una odisea.
Los Panthers estaban a otra cosa y como Matt Damon en El Caso Bourne, no se acordaban de quiénes eran. Un holding daba otras 4 oportunidades a los Broncos que, milagrosamente, y en las piernas de CJ Anderson, percutieron en la end zone en segundo esfuerzo. Touchdown. Juego, set y casi partido. La distancia era insalvable y Miller ya sonreía en la banda. Peyton Manning, un saco de huesos destrozado por casi 20 años de football, un brazo que sólo lanzó patos, sacó el rifle para asustar con una conversión de dos que, sorprendentemente, consiguió. Un último pase bien trazado que quedará grabado en las memorias. Su última bala.
DeMarcus Ware le dio otra caricia a Newton antes de los fuegos artificiales. La exhibición de la defensa de los Broncos estaba al nivel de cualquier film de Nolan. Los cielos se abrieron para el desfile de los varones de Wade Philips; Gary Kubiak era bañado en Gatorade; y los focos y flashes apuntaban a Peyton Manning y Von Miller. El 58 de lentes vintage se hacía con el MVP y el corazón de todos los aficionados naranjas en el mundo. Los Denver Broncos, 18 años después, se alzaban con su tercer Vince Lombardi.
Y Peyton, el hombre récord, leyenda, al que el football siempre le había negado más de lo que merecía, se encontró con esta inesperada joya. En su peor temporada, en su probable último partido sobre un césped de la NFL, paradójicamente, el destino le aguardaba con su segunda Super Bowl. Esa que tanto había soñado y siempre se escapaba. Ahora, Peyton Manning, puedes descansar en paz.
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