Simeone ya tiene a Soyuncu a bordo
La cesión de Mouriño al Zaragoza posibilita la inscripción del turco
Azpilicueta pelea con Savic por una plaza en el once inicial
Memphis-Morata, duda para el centro del ataque rojiblanco
Simeone ya tiene a Soyuncu a bordo. La Liga lo ha inscrito hoy después de que se liberara una plaza al haber sido cedido el uruguayo Mouriño al Zaragoza. El turco se perfila como titular el lunes en el debut ante el Granada, mientras que Simeone mantiene la duda arriba de Morata o Memphis Depay. El argentino le ha pedido esta semana más goles al delantero madrileño y una forma de motivarle sería otorgándole una plaza en el primer once de la temporada.
La cesión de Mouriño al Zaragoza, que llevaba tiempo peleando por él, puede interpretarse también desde otra clave positiva: la permanencia en la plantilla de Savic y Hermoso, que habían sido tentados por el fútbol árabe. Si uno de los dos corriera peligro real de marcharse Simeone no habría consentido en la salida del joven central uruguayo porque se habría quedado desguarnecido atrás.
Así las cosas, con Soyuncu en el once y Morata y Memphis peleándose por estar al lado de Griezmann, el primer once del Atlético 23-24 se perfila como el formado por Oblak, Llorente, Savic, Soyuncu, Hermoso, Carrasco, De Paul, Koke, Lemar, Morata y Griezmann. Llama la atención que la ausencia de Nahuel Molina haya vuelto a ser ocupada por Llorente y no por Azpilicueta o incluso Rodrigo Riquelme, al que Simeone ha probado en varias ocasiones en esa posición y con bastante éxito. A Azpilicueta, eso sí, no hay que descartarle como titular en el puesto de Savic. Es una de las decisiones que deberá tomar el Cholo.
El que sigue metido en un agujero es Joao Félix, que ni siquiera comenzó el último entrenamiento con los suplentes, aunque luego sí tuvo minutos. El portugués, que ha borrado de sus redes sociales cualquier vestigio del Atlético, difícilmente será convocado el lunes ante el Granada, a la espera de que se resuelva su situación y abandone el Atlético, algo que reclaman a gritos ambas partes porque el divorcio ya es irreversible.