La NBA persigue un nuevo regreso de Michael Jordan
La NBA tiene un problema y espera encontrar una pronta solución. El distanciamiento de Michael Jordan con la Liga en los últimos años se ha pronunciado hasta el punto de que el mejor deportista de todos los tiempos ya no va ni a ver los partidos del equipo del que es propietario, los Charlotte Hornets. Y eso que su franquicia está viviendo la mejor temporada desde que se creó en 2004, firmando una prematura clasificación para playoffs donde aspiran a ser cabezas de serie de la Conferencia Este por primera vez en su historia.
A Michael Jordan parece importarle poco lo que hagan los suyos. A diferencia de otras temporadas, sus jugadores ya no le ven por las instalaciones del equipo y ni mucho menos en chandal para disputar alguna pachanga. Su presencia en el Time Warner Arena de Charlotte se puede contar con los dedos de una mano esta temporada. Como ejemplo de este alejamiento, no acudió al partido de despedida de Kobe Bryant en su cancha.
En la NBA buscan a la desesperada una mayor implicación del que fuera símbolo de la competición durante tres lustros. Llevarán el All Star de la competición a Charlotte en febrero de 2017 y están intentando provocarle a través de la figura de Stephen Curry, objeto de continuas comparaciones con él y que aspira a batir uno de los récords más preciados de Jordan: el 72-10 que consiguió en la temporada 95-96 con los Bulls. El 23 directamente ha ignorado a un Curry que creció en la ciudad donde su equipo tiene la sede. No existe un documento gráfico con ambos juntos.
Michael Jordan y su entorno no lo ponen nada fácil
Desde que el legendario escolta de los Bulls se casó con Yvette Prieto, ex modelo de 37 años, su alejamiento del baloncesto es patente. La pareja vive en Florida, en un pueblecito llamado Jupiter, lejos de los focos mediáticos. Michael celebró el nacimiento de dos gemelas en febrero de 2014 y estuvo muy centrado en hacer de padre en este tiempo.
La NBA considera que ha llegado el momento de tentar a Michael Jordan como consiguiese su amigo Scottie Pippen en 1995 para que regresase tras su primera retirada. El baloncestista, a diferencia de muchos contemporáneos, goza de una independencia económica insultante. Ingresa anualmente más de 100 millones por los diversos patrocinios y por su marca deportiva. Forbes estimó en 2015 su fortuna en 1.140 millones. La NBA tiene ante sí uno de los desafíos más grandes de los últimos años.