Remontada a medias
Fue una remontada interruptus. El Real Madrid, que se durmió en la primera mitad, despertó a tiempo en el descanso, pero las películas épicas no siempre tiene un final feliz. Ni siquiera en el Bernabéu. Se adelantó el Villarreal en un penalti que regaló Sergio Ramos e igualaron los blancos con un gol del propio capitán. Desde ahí, acoso y derribo al Submarino Amarillo –incluido un penalti a Benzema que se comió el árbitro–, que resistió las embestidas de los torpedos madridistas, que no llegaron a dañar su línea de flotación. Bueno, más que un submarino, lo de Escribá fue un autobús.
Quinto partido, quinto once del Real Madrid. En su afán por repartir minutos como el PSOE reparte cargos en la Junta de Andalucía, Zidane volvía a cambiar su once titular. Lesionados Casemiro y Pepe, descansaban Modric y Carvajal, mientras que Danilo y Kovacic entraban en el equipo, repetía James de inicio y, lo más importante de todo, regresaba la BBC al completo, tres torpedos dispuestos a bombardear al Submarino Amarillo.
Salió el Villarreal muy bien plantado, alta la presión, juntas las líneas, pero pronto el Madrid se hizo con el monopolio de la pelota. Resistían los de Escribá y no les ardía el balón en los pies, mientras que los de Zidane manifestaban un punto de pereza en la recuperación. Eran minutos de tanteo y un poco de tonteo como al principio de una cita a ciegas.
Danilo había salido enchufado y con aviesas intenciones de jugar casi de extremo. Kroos conectaba con él en diagonales de Play Station. En el área, Benzema y Cristiano merodeaban el gol emboscados entre camisetas amarillas. Seis córners en diez minutos botaron los blancos, pero en ninguno obtuvieron recompensa. Mientras, el Villarreal iba intensificando su repliegue minuto a minuto, como un acordeón que se fuera encogiendo.
El Madrid echaba de menos un regateador (Modric o Lucas Vázquez) que eliminara rivales y superara líneas de presión del Villarreal. Ensanchaban el campo los de Zidane, pero esa amplitud no era suficiente para conseguir profundidad y, sobre todo, ocasiones claras de gol. Un cabezazo inofensivo de Benzema que sacó con el puño Asenjo fue la única situación en la que los blancos rondaron el gol.
Cristiano incómodo
Una galopada de Danilo a los 25 minutos generó la mejor jugada del Real Madrid, que murió en el área de Sergio Asenjo. Zidane ponía carita de disgusto en el banquillo. Con razón, que conste. Otro que estaba incomodísmo en el partido era Cristiano Ronaldo. No la había olido y sus gestos, visibles desde la estratosfera, denotaban que el luso empezaba a desesperarse. Una mano de Casilla en el 28 evitó el gol de Cheryshev, que ya habría sido la leche. De resultas de aquel córner llegó una chilena de Sansone, que lamió el poste derecho de la meta del Real Madrid.
A la media hora hizo Cristiano su primer disparo a puerta después de una buena pared Kroos-Benzema. Se fue con destino a la grada. El Madrid había puesto una marcha más y comenzaba a acosar al Villarreal. Pero lo de Escribá no era un submarino, era un autobús… y de dos pisos. Y de repente, malas (o peores) noticias para Zidane. Marcelo se rompía. Entraba Carvajal y Danilo pasaba a la izquierda.
Rondó el 0-1 el Villarreal al filo del descanso en una buena maniobra de Sansone, que retrató a Varane, pero luego corrigió ante Cheryshev. Pero el Real Madrid intentó el más difícil todavía. De nuevo el francés se complicó la vida y en un disparo de Trigueros Sergio Ramos regaló un penalti incomprensible. Fue una acción casi calcada a la de Cornellá. El capitán del Madrid quiso sacar los brazos para bloquear el tiro, como si estuviera jugando al voley-playa, y González González le pilló.
A penalti regalado…
Fue un penalti tonto que regalaba al Villarreal la ocasión de irse al descanso por delante. No la desaprovechó Bruno Soriano, que marcó a lo Panenka. Al Madrid todo le había salido mal en los primeros 45 minutos: iba perdiendo, Marcelo se había lesionado, el equipo estaba atascado como Falete en un túnel estrecho y la BBC emitía en codificado, con más interferencias que juego.
El Madrid tocó a rebato en el segundo tiempo y pudo empatar Ramos a la salida de una falta lateral en el 46. Lo consiguió dos minutos después en un córner ejecutado por James que el capitán del Real Madrid cabeceó a la red en el segundo palo. Lo que Ramos estropeó, Ramos lo arregló. Apretaban los de Zidane como si en el descanso hubiera habido charla del entrenador en plan Sargento de Hierro. Benzema pudo hacer el 2-1, pero su remate de cabeza en el área pequeña salió defectuoso.
El duelo ya era un asedio del Madrid al Submarino. Danilo por la izquierda seguía completando el buen partido que había hecho por la derecha y Carvajal era un puñal, cuya efusividad se había contagiado a sus compañeros. Precisamente una asistencia del canterano desde la derecha no la alcanzó Cristiano en el segundo palo. Para colmo, el crack luso pudo hacerse daño al golpearse con el poste en la rodilla derecha.
A Bale se le escapó el gol en el 65 en un tiro colocado desde dentro del área, que besó por fuera el poste derecho de Asenjo. Los de Zidane se habían tomado un respiro para asediar el muro de Escribá pero el partido era de color blanco. El técnico madridista metía a Lucas Vázquez y sacaba del campo a Bale. Demostraba otra vez Zidane que los tiene muy, pero que muy bien puestos.
El penalti que el árbitro no vio
González González se comió un penalti claro, muy claro, clarísimo, a Benzema en el 74, pero el Real Madrid había tocado definitivamente las cornetas del infierno. El propio francés echaba arriba un cabezazo claro en el 76 y Zidane le mandaba también al banquillo. Morata, al césped. Más épica. Más escudo. Más remontada. Y tuvo el gol el delantero en el 82, pero su cabezazo a bocajarro lo desvió a córner Asenjo.
El Real Madrid entraba en sus minutos favoritos. No se movía nadie en el Bernabéu, esperando a que cayera el segundo de un momento a otro. Lo rondó Lucas Vázquez, pero su disparo a bocajarro lo despejó José Ángel. Otra ocasión en el 88 a la que no llegó Morata en boca de gol tras un gran pase de Danilo desde la izquierda.
En el 89 Asenjo atrapó el disparo de Cristiano dentro del área. Pasaban los minutos y se acercaba el 93. El Real Madrid atacaba con el corazón y un punto de precipitación. El Bernabéu, enfurecido, seguía confiando en la remontada. Hasta Chendo se calentaba y era expulsado. Pasaban los minutos, llegamos al 91, al 92 y al 93 y esta vez, sin que sirva de precedente, no hubo milagro. Fin a la racha y primer pinchazo del Real Madrid en esta Liga.