De la tragedia a la locura
El Real Madrid coqueteó con la tragedia y estuvo casi eliminado de la Champions. Fue por una Juve peleona y orgullosa y por un portero, Keylor Navas, que es una calamidad. El meta del Madrid regaló dos de los tres goles que anotaron los juventinos, pero un minuto de locura con un penalti clamoroso y protestadísimo (por los italianos) de Benatia a Lucas Vázquez permitió a Cristiano meter al Madrid en semifinales. No fue con suspense, fue con taquicardia.
Peladas las barbas del Barça en la caidita de Roma, el Real Madrid estaba advertido. Zidane, que de tonto no tiene un pelo, sabía que la Champions es una novia exigente: hay que conquistarla cada día. Eso lo sabe Zidane y lo sabe el Real Madrid mejor que nadie en Europa, por algo tiene 12 Copas de Europa, aunque algunos se crean que fue por Franco. Pero no, Franco, amiguitos, no tuvo nada que ver.
Dejemos al Generalísimo y volvamos al fútbol. Zidane ponía un once parecido y diferente al de Turín. Estaban casi los mismos en el Real Madrid, pero la ausencia de Ramos es como si a los Rolling Stones les quitas a Mick Jagger. Además, Zizou sacaba del equipo a su protegido Benzema y metía a Bae como acompañante de Cristiano Ronaldo. El plan era atacar el espacio a la espalda de la zaga de la Juve.
Pero pronto llegó el primer susto para el Real Madrid. Corrijo: el primer disgusto. Inesperado y desagradable como la visita de un inspector de Hacienda. Marcó la Juve en el primer minuto. Fue una sucesión de catastróficas desdichas. Casemiro perdió un balón estúpido en el centro del campo ante Douglas Costa. Marcelo, que había subido a campo contrario, no retrocedió para tapar la subida de Khedira, que la puso como si tuviera buen pie. Todo el mundo se descolocó: Vallejo fue al arrastre, Varane tapó el hueco y Carvajal no tapó a nadie. Conclusión: Mandzukic cabeceó solito en el segundo palo y la Juve se puso 0-1.
La Juve golpea primero… y rápido
Cristiano hacía gestos de calma a sus compañeros, pero el fantasma de un Romanazo se hacía visible en el Bernabéu. Varane y Vallejo eran sendos flanes y Keylor era la nata. Un centro mal despejado por el meta del Real Madrid permitó a Higuaín una ocasión ideal para aprovechar el rechace. El Pipita (obviamente) no lo hizo. Tampoco Bale en el 9, que se plantó delante de Bufffon, pero el meta juventino evitó el tanto con una buena mano. Rondó el galés el golazo en el rechace con un taconazo que lamió la red, pero por fuera.
La Juve presionada con la desesperación de una maruja en las rebajas, lo que permitía al Real Madrid encontrar latifundios a la espalda de la defensa italiana. Parecía cuestión de tiempo que los de Zidane encontraran el gol. Lo hicieron al filo del 15 con un rechace que aprovechó Isco, pero el malagueño estaba en fuera de juego. El Madrid se calmó con dosis de pelota y también el Bernabéu. La Juve respiró de su salvaje presión inicial y optó por protegerse en campo propio.
Los blancos propusieron el intercambio de golpes, conscientes de que su pegada debería superar a la de la Juve y de que un gol valía una semifinal. Además, la defensa blanca daba más miedo que una película de Stephen King. Vallejo, más que nervioso, estaba en estado de pánico. Casi para plantearse cambiarlo de inmediato. La Juve volvía a presionar y el Madrid sólo encontraba alivio cuando atravesaba la divisoria de ambos campos.
Perdona Isco, regala Keylor
Creció Kroos y con él también creció el Madrid. Un par de llegadas de Isco al filo de la media hora dieron sendos avisos a Buffon de que no iba a vivir una noche plácida en el Bernabéu. De hecho, en el 33 el malagueño tuvo un clamoroso mano a mano que evitó con el cuerpo el legendario portero italiano.
La ley del fútbol volvió a cumplirse y la Juve consiguió el 0-2 en el 38. Un centro de Lichsteiner volvió a ser mal defendido por el Real Madrid. La pelota, blandita y algo pasada, llegó a Mandzukic, que cabeceó flojito y al palo de Keylor, pero el portero del Madrid, en lugar de despejar, se metió la pelota hacia adentro. El fantasma de Roma ya se paseaba por el Bernabéu como si estuviera en su propia casa.
El segundo disgusto volvió a espolear al Real Madrid, que retomó el mando del partido al filo del descanso. Y volvió a tener otra ocasión para hacer el gol que tanto necesitaba. Esta vez fue Varane el que no encontró la portería porque lo evitó el travesaño. Y con esa acción nos fuimos al descanso. Más de uno no se iba ni a comer el bocadillo del susto.
La revolución de Zidane
Al descanso Zidane se echó al monte, metió mano a su equipo, que estaba deambulando sobre todo en defensa y dejó en la caseta a Casemiro y a Bale. Metió al campo a Lucas y Asensio. Pasó a jugar con cuatro centrocampistas, Isco de mediapunta y Cristiano solo arriba. Quién sabe si acertaría o no, pero Zizou los tiene muy bien puestos.
Los cambios le dieron otro aire al Real Madrid pero la eliminatoria, ahora sí, estaba en una incertidumbre insoportable con la Juve a un gol de la prórroga. Cristiano trataba de echarse el equipo a la espalda y espolear a la grada, pero al Bernabéu sólo le quitaría el susto del cuerpo un gol salvador. Que se estaba resistiendo a aparecer. Lo rozó Lucas en el 54, pero no llegó al centro por medio número de pie.
Keylor, ‘capocannoniere’
También Cristiano hizo lucirse abajo a Buffon en el 57. El italiano atrapó abajo un disparo de Ronaldo desde dentro del área. El Real Madrid volvía a respirar en la hora de partido. Lo peor es que todavía quedaba media. Bueno, no, lo peor es que el Real Madrid tiene un portero desastroso que se empeñó en regalar un gol a la Juve. Fue una salida bochornosa, a ninguna parte, un balón que habría atrapado un niño de cuatro años, pero a Keylor se le escapó y regaló la pelota a Matuidi.
La eliminatoria estaba en una prórroga virtual y con el Real Madrid tocadísimo. La Juve sabía que cualquier tiro a puerta podría ser gol y que en 20 minutos, raro sería que no encontraran un disparo desde cualquier sitio. Los italianos se echaron atrás, pero los de Zidane no encontraban el camino del ansiado, necesario y ya obligatorio gol. El técnico madridista metió a Kovacic por Modric en el 74.
El Bernabéu estaba entre el pánico y el shock. El equipo también. La Juve se veía con un pie en semifinales y hasta Buffon se tiraba al suelo como si le hubieran quitado diez años de encima. Varane también tuvo el gol en el 78, pero la echó fuera. La desesperación se apoderaba del madridismo. Y del equipo también. Chiellini pudo marcarse un Keylor, pero su cabezazo se marchó fuera.
El penalti del siglo
Pasaban los minutos y el partido desprendía un enorme pestazo a prórroga. En el 85 la tuvo Cristiano de cabeza pero la echó arriba. Nada, que no había manera de marcar. Y cuando el partido parecía que se iba a la prórroga, llegó Benatia y se llevó puesto a Lucas Vázquez. Le hizo un penalti de manual, empujándole dentro del área cuando estaba a un metro de Buffon. Era penalti pero la Juve en pleno se volvió loca.
Buffon se fue a por el árbitro, que se defendió mostrándole la roja. Se montó la tremolina, pero al final Cristiano, casi un cuarto de hora después, marcó el penalti como si tal cosa y evitó la tragedia en el Bernabéu. Los jugadores de la Juve se querían comer al árbitro, a Cristiano y al mundo entero, pero al final el Real Madrid se metió en semifinales con suspense no, con taquicardia y evitando la tragedia sobre la bocina.