El Madrid gana con lo puesto
Igual que hace una semana en Huesca el Real Madrid ganó con lo puesto. Un solitario gol de Benzema dio el triunfo a los de Solari ante un Rayo que no inquietó a Courtois salvo en el último minuto, cuando el belga volvió a salvar a su equipo. Los blancos volvieron a exhibir su estado de depresión general, aunque esta vez al menos no se dispararon en el pie. El madridismo, que recibió al equipo con indiferencia y desilusión, dio su veredicto: quedarse en casa en lugar de ir al Bernabéu. Es un mensaje claro de que la gente está muy harta de este equipo.
Después del ridículo de Champions, Solari se dejaba de experimentos y volvía a su equipo de seguridad. No es que los titulares estén tampoco para tirar cohetes, pero los suplentes del Real Madrid son como los militantes de Podemos: ni presionan ni pintan. El caso es que regresaban al equipo pesos pesados como Ramos, Varane o Modric, que ofrecía su polémico Balón de Oro al Bernabéu.
No jugaba Isco. Supongo que se lo imaginaban, pero por si hay algún despistao o por si estas letras cayeran en manos de un marciano, pues lo suelto. El Bernabéu recibía a su equipo entre la indiferencia y la desilusión. Al madridismo, acostumbrado al caviar de las Champions, esta dieta de derrotas le ha quitado las ganas hasta de silbar.
Igual que el niño que se come la verdura sin ganas, el Real Madrid salió a dominar más por obligación que por convicción. Replegaba el Rayo con orden en torno al área de Dimitrievski. Modric y Kroos dirigían los ataques de los blancos penduleando la pelota pero incapaces de encontrar la salida entre la zaga rayista como si se hubieran perdido en el Ikea.
Benzema golpea primero
Benzema empezó el partido enchufado y obtuvo pronto el premio a su actitud. Hizo el 1-0 en el minuto 12 después de una jugada vertical que cayó en los pies de Lucas Vázquez. El extremo sentó a su par, leyó el desmarque de Karim, filtró el pase entre los zagueros rayistas y Benzema conectó de primeras para batir a Dimitrievski.
El partido se aceleró y pasamos del 1-1 interruptus al 2-0 ídem. El primero lo tuvo Velázquez a la salida de un córner. Su cabezazo lamió por fuera el palo derecho de Courtois. En la contra la tuvo Asensio, bien asistido por Benzema, pero al mallorquín se le está haciendo de noche en el área y tiró al muñeco.
El Real Madrid empezó a dominar con viento a favor. Percutía sobre todo por la derecha con un Lucas Vázquez muy activo. Por la banda izquierda penaba Asensio, intrascendente y casi escondido en el ataque blanco. Así consumió el partido su primera media hora.
Perdona el Madrid
Siguieron percutiendo los blancos por la derecha con un omnipresente Lucas Vázquez. El canterano asistió a Kroos en el 35 y el disparo del alemán se estrelló contra el palo derecho de la meta rayista. Respondió el Rayo con un par de contras mal finalizadas que advertían al Real Madrid de que el partido no estaba ganado. Y con ese par de escaramuzas visitantes nos fuimos al descanso.
En la reanudación el Rayo salió como si se hubiera tomado la poción mágica de Asterix. Presionó arriba al Real Madrid, que se vio en apuros para sacar la pelota de su propio campo. Era cuestión de tiempo que los de Míchel aflojaran en su ímpetu, pero mientras les entraba el desgaste, tocaba sufrir.
Como le toca sufrir a Marco Asensio, obcecado y desconocido, otra vez poseído por el espíritu del Pipita para rematar al muñeco y llevarse los primeros pitos del Bernabéu. El Rayo levantó el pie de su presión inicial y el Real Madrid impuso su talento para volver a dominar el juego.
A la hora de partido llegó el Madrid también con el partido sin cerrar. Más pitos para Asensio después de una jugada en la que recorrió el campo con la pelota pegada al pie y la cabeza pegada al suelo. Fue tan así que no vio a ningún compañero y la acabó perdiendo. El Bernabéu, que le tiene enfilado igual que a Asensio, volvió a entonar música de viento.
Pensando en el Mundial
En el 64 el colegiado anuló un gol a Sergio Ramos por un fuera de juego milimétrico ratificado por el VAR. En el 69 Solari le evitó el suplicio a Asensio y le sustituyó por Ceballos. Isco ni calentaba. Para colmo, en el 77 se lesionaba Benzema. Lo que le faltaba al Real Madrid. En el circo de Solari los enanos juegan en la NBA de lo que han crecido.
A Benzema le suplió Vinicius, ídolo de la afición y de la cúpula más por esperanza que porque haya derribado la puerta. Isco en el banquillo. No le dio tiempo al brasileño a hacer demasiado, porque los minutos se fueron consumiendo, el Real Madrid durmió el partido y pudo salvar el 1-0 que, igual que en Huesca, fue la mejor noticia del partido. Y también igual que en Huesca contó con dos acciones salvadoras de Courtois para evitar el empate postrero del Rayo. No está para mucho más este Madrid.