Rakitic evita un zarpazo

El Barça volvió a la senda del triunfo en un partido ramplón ante los suplentes del Athletic de Bilbao. Suena duro, pero el duelo distó mucho de ser atractivo para la vista con el juego de los de Setién cada vez más encasillado en el toque cansino, al tiempo que los vizcaínos perdonaron las que tuvieron en la primera mitad. Los culés terminaron pidiendo la hora demostrando que se encuentran muy lejos su mejor versión.

Rakitic, saliendo desde el banquillo, fue el desatascador de un Barça que vio cómo su cara cambió con la entrada de Puig y Ansu Fati. Los adolescentes revolucionaron la maquinaría de un equipo culé que se movió durante gran parte del partido como un tractor diésel, pero que sigue en la lucha por el campeonato.

El duelo, a priori, iba a ser desigual. El Barça lucía su once de gala con Setién apostando por primera vez con la MSG –Messi, Suárez y Griezmann– por primera vez desde que es entrenador culé frente a un Athletic repleto de suplentes con clásicos como Raúl García, Muniain o Beñat en el banquillo.

Los leones, sin embargo, borraron esa impresión de la vista de todo el mundo apostando por un ambicioso juego de presión unido a un gran peligro en todos los balones colgados al área de Ter Stegen con el impresionante golpeo de Unai López.

El Barça vivió momentos de nervios con un Athletic que se mostraba muy fresco y con confianza para hacer algo más que defender. El joven Sancet bajaba todas las pelotas y Williams tenía licencia para arrancar y hacer sudar a un Piqué que ya no está para pegarse los sprints de antaño. El delantero perdonó en un par de intentonas, pero impuso el respeto ante unos azulgrana que no encontraban vías de agua por el centro.

Messi se encontraba sobremarcado todo el tiempo y era obvio que el argentino tenía que intentar asistir a sus compañeros. Ni Suárez ni Griezmann lograron tener puntería de cara al marco de Unai Simón y los minutos avanzaban y avanzaban provocando una monumental bronca de Eder Sarabia en la pausa de la hidratación.

El Athletic, poco a poco, fue bajando su vigor en la presión, pero el Barça apenas conseguía ocasiones con tanta posesión. El caso es que los locales alcanzaron el descanso sin conseguir tirar ni siquiera a portería y con malas sensaciones porque los cachorros de los leones no iban a vender su piel barato.

Los niños toman el mando

El inicio de la segunda mitad confirmó la percepción de que el Athletic se había dado una auténtica paliza física en la primera parte y que tarde o temprano caerían. Setién señaló a Arthur y Griezmann por su escaso rendimiento apostando las llaves del equipo a los adolescentes Riqui Puig y Ansu Fati.

La entrada de ambos terminó por revitalizar a un Barça que empezó a vivir dentro del área de Unai Simón. El gol parecía cuestión de tiempo porque los culés llegaban a acumular hasta a seis efectivos en la zona de peligro visitante y siempre está Messi. Cuando nadie le esperaba, a 20 minutos del final, apareció Ivan Rakitic para culminar una jugada en la que el Athletic no fue capaz de despejar el balón. El croata cruzó el balón a la salida del portero. Para que se hagan una idea de la cantidad de atacantes culés, el ex del Sevilla había entrado por Busquets como pivote defensivo.

El Athletic, ya con el Himalaya por escalar, metió a Raúl García y la sensación de peligro se multiplicó en unos últimos minutos que dejó en evidencia la inseguridad local con múltiples pérdidas de tiempo. Ansu Fati, en el descuento, intentó cambiar el sabor de boca con un balón al poste en una jugada aislada. Que el Barça ni siquiera buscara defender con la posesión habla de que el equipo de Setién se exhibe lejos de su mejor versión una semana antes de las dos jornadas donde se decidirán sus opciones. Atlético y Villarreal ya saben que pueden hacer pupa.