Los problemas de Carlos Sainz: el motor Renault tampoco va
Carlos Sainz y Fernando Alonso se han encallado en el limbo sistemático de sus motores. Los ríos de tinta roja se los está llevando Honda y su inoperancia en el McLaren, pero la languidez del Renault también es un síntoma de enfermedad para Toro Rosso y Red Bull. Se mueven a caballo entre la normalidad y la mediocridad: todo parece decente… pero quizá no suficiente.
Si el MCL32 se había parado dos veces en menos de media hora sobre el Circuit, los coches motorizados por los franceses, el STR12 de Kvyat y el RS17 de Palmer, lo han hecho en hora y media. Dos leves tragedias que ponen el foco sobre el híbrido Renault. La situación se agrava por momentos… aunque en Australia llegará otra especificación.
Al parecer el problema está localizado y será resuelto durante el periodo previo a la competición. El rediseño sometido para esta nueva época no está funcionando al nivel esperado. La misma excusa sondea por el box de McLaren-Honda, más mediática, pero con resultados medianamente parecidos. Dos pilotos, los españoles, que tienen la misma enfermedad: un contagio exterior sin aparente vacuna.
Cierto es que el rendimiento del turbo francés parece, por lo menos ahora, superior al Honda. Los tiempos y el ritmo mostrado por Red Bull no son para ganar el título honorífico de invierno, ese que siempre suele llevarse Ferrari. El estilo de Milton Keynes es el de una partida de póker constante: se esconden al límite para luego sacar la escalera real. El chasis del RB13 aparenta ser una maravilla; el Toro Rosso, precioso, promete más de lo que parece y el Renault, como estructura mecánica, mira hacia arriba. Pero en esta Fórmula 1, como el nuevo del paddock, sin motor, no eres nadie.