Otra remontada con ayuda
El Barcelona logró el pase a la final de la Copa del Rey tras remontar al Sevilla en el Camp Nou en un partido que no estuvo exento de polémica
No se puede poner en duda esta presente temporada que el Fútbol Club Barcelona tenga fe. Así lo están demostrando en cada partido, en cada eliminatoria. Con el foco puesto en la Copa del Rey, donde el Barça estará en la final de esta edición tras remontar un 2-0 al Sevilla con un 3-0 que culminaría Braithwaite en la prórroga, los culés han tirado de épica en todos los partidos, en todos logró darle la vuelta al marcador tras comenzar perdiendo, Cornellá, Rayo Vallecano, Granada y Sevilla dan crédito de ello. Aunque cabe destacar que éste último no estuvo exento de polémica.
El Barcelona fue muy superior a un espeso Sevilla en el Camp Nou. La necesidad de los culés de remontar un 2-0 hizo que el partido comenzara y acabara con el campo volcado hacia la portería de Vaclík. El asedio se acrecentó tras el sensacional gol de Dembélé, que se sacó un latigazo seco que se colaría por la escuadra del meta checo que hacía la estatua. Los 22 remates, ocho entre los tres palos, con los que acabaría el partido el Barça en esos 120 minutos que duró el partido de vuelta de semifinales reflejan una superioridad que fue real pero que acaba desvirtuada por la difícil actuación arbitral de José María Sánchez Martínez y Ricardo De Burgos Bengoetxea en el VAR.
Días antes, desde que se asignó a Sánchez Martínez como colegiado de la contienda, desde Sevilla ya comenzó en runrún. No les traía buenos recuerdos el lorquino. En la capital andaluza se remontaban a otra eliminatoria copera, esta de cuartos de final disputada en enero de 2019. En aquel partido, el colegiado pitó pena máxima por un supuesto penalti de Quincy Promes sobre Leo Messi. La acción fue incluso consultada al VAR pero la decisión no cambiaría. La toma televisiva permite ver que sí hay contacto, mínimo, y que el argentino caía al suelo tras golpear al suelo. Aquel penalti fue el primer tanto que iniciaba la remontada culé tras otro 2-0 en la ida para el Sevilla…
Con el ambiente así de caldeado en el subconsciente sevillista, no era de esperar que estuvieran muy atentos a cada decisión de Sánchez Martínez. Aun así, durante toda la primera mitad hubo poco que reprochar. El mal del Sevilla fue su propia inoperancia aunque supo aguantar más de 80 minutos con el delicado 1-0 a favor de los culés.
La polémica comenzaría pasada la hora de partido. A Mingueza le tocó bailar con la más fea todo el partido, un Lucas Ocampos que volvía de lesión pero que tiene tatuado el desborde por todo su cuerpo. Al canterano del Barça no le quedó otra en más de una ocasión que cometer falta sobre el sevillista para frenarlo. En una de esas, en el minuto 67, el colegiado le mostraba la amarilla. Era la segunda falta que cometía el central.
Penalti… ¿y expulsión?
No habían pasado ni cinco minutos cuando el Sevilla logra montar otra contra que pudo significar el final del partido. En-Nesyri conduce como una bala rumbo al arco de Ter Stegen. Entre un mar de piernas, el marroquí logra vestirse de asistente para poner una pelota con el interior para Ocampos que controla ante Mingueza y el central le bloquea el paso. El colegiado pita sin dudarlo penalti pero se olvidaría de mostrar la segunda tarjeta amarilla para el culé, la que hubiera significado su expulsión y la minoría numérica para los de Koeman.
Ocampos, el mismo que forzó el penalti, se encargó de lanzarlo. Su ejecución fue mala y le costó poco a Ter Stegen adivinar y blocar para mantener vivo al Barça. La segunda amarilla habría importado bien poco a los sevillista de haber transformado la pena máxima pero no fue así.
Ya con la épica que protagonizaría Gerard Piqué, con un gol sobre la bocina para forzar la prórroga con el 2-0, la polémica se dispararía el minuto 10 de la primera parte de la prórroga. En-Nesyri sirve un balón potente al corazón del área donde Ocampos intenta cazar la pelota, éste no llega y el balón acaba golpeado a un Lenglet que no reacciona ante ella. Ni Sánchez Martínez de primeras ni de Burgos Bengoetxea desde el VAR determinan que hay algo punible en esa acción para locura sevillista. Su preparador físico y De Jong acabarían expulsados por sus protestas desde el banquillo.
El Sevilla lo lamenta
Las quejas del Sevilla, la incredulidad de los protagonistas, llegó tras el pitido final ya con el pase a la final del Barça. «Si metemos el penalti, pasamos. Ni de coña nos hubieran metido tres después. No entra y en la última acción nos meten el 2-0. Respeto al árbitro muchísimo, pero no entiendo cómo la segunda tarjeta de Mingueza no la sacan y la acción de Messi en la ida fue igual que la de Fernando y no lo expulsaron. Pero somos un club y he aprendido que no nos rendimos», comentó Joan Jordán.
«Queda mucho por delante y nos vamos a levantar», explicaba el centrocampista catalán tras el partido, algo en lo que también hacía hincapié un ex culé como Rakitic: «Entiendo que es muy complicado, pero si hay tantas cámaras y tanta ayuda es difícil entender ciertas decisiones. Las decisiones 50-50 siempre se toman en contra. Eso ha marcado el partido de hoy y la eliminatoria, duele mucho y es difícil encontrar una explicación en todo eso, nadie tiene claro el reglamento y es complicado entenderlo y vivirlo en el campo, más cuando se repite varias veces en el mismo partido en tu contra».