Milagro de España en la Davis: Carreño no da opción a Moeller y culmina una remontada histórica
El asturiano pasa por encima del tenista danés y pone culmina la remontada española
La Armada logra una remontada nunca antes conseguida y se clasifica a las Finales de la Davis de Bolonia

«¡Qué viva España!». Puente Romano es una fiesta. Manolo Escobar y Paquito el Chocolatero endulzan la ya de por sí azucara tarde marbellí. Claro que lo que ocurre en la pista tiene directamente toda la influencia. Ahí Pablo Carreño desdibuja (6-2, 6-3) a Moeller, verdugo de Munar en individuales, y certifica el milagro de España, que se clasifica a las Finales de la Copa Davis tras levantar un 2-0 en contra. Una remontada nunca antes conseguida por la Armada en toda su historia.
Carreño inició como inician las historias de redención, con una convicción inquebrantable. El público apenas había digerido la gesta de Pedro Martínez cuando Carreño ya iba break arriba. «¡Qué rapidez!», le decía un aficionado a otro. Moeller tampoco sabía muy bien qué era lo que le estaba pasando por encima. El asturiano ganó el 91% de puntos con su primer servicio y castigó al danés con su derecha. Las puertas del manicomio estaban abierta y Moeller entró con cita previa.
Porque estaba avisado del torbellino que se le venía. Tenía el mismo ímpetu que el que atrapó a Rune, número uno del combinado nórdico. Con una grada entregada y un tenista convencido. El binomio que nunca falla en la Davis. Porque lo vivido en Puente Romano fue como la Davis de antaño, con remontadas épicas y el público metido en el partido. «Nos vemos en Bolonia», gritó Carreño al cielo de Marbella.
Lo fue diciendo también su tenis. Sólido con el servicio, firme con la derecha y expeditivo desde el fondo de la pista. El primer set se fue por el sumidero por su buen hacer por la desconexión mental que sufría Moeller, al que le cayó como una losa la eliminación anterior de Rune. Llegó a tener bola de eliminatoria y Dinamarca la serie dominada 2-0 y 6-1 arriba en el partido de dobles. Resulta complicado evadirse en cuestión de minutos de lo sucedido. Moeller comenzó con dudas y terminó sin respuestas.
Las trató de argumentar a caballo entre la digestión del primer set y la ambición del inicio de la segunda manga. Ahí se vio a otro Moeller. Varío la altura y por momentos igualó la contienda. Y cuando parecía que aquello se podía complicar, de nuevo la grada. «¡A por ellos!» «¡Ahora Pablo, ahora!». Todo ello acompañado de los acordes de la charanga desde la butaca. Clave en lo suyo.
Todos los presentes en Puente Romano lo fueron. Cada uno en su función y su función para todos. La sinergia fue total. Carreño se impulsó con el aire a faor y puso el broche a aquello con otro break. Firma así otra actuación que alimenta su redención tras las lesiones. «El que ha sido bueno es bueno en momentos así», asegura Ferrer. Lo de Puente Romano lo habían conseguido otras naciones en la Davis, pero nunca España. «Nos vemos en Bolonia». Carreño tiene razón.