PRIMERA DIVISIÓN

El Metropolitano expresará mañana su desprecio a Joao

El portugués, con contrato con el Atlético, es odiado por gran parte de la afición

Su frase "mi sueño era jugar en el Barça" fue definitiva

Tampoco es un jugador que esté bien visto en el vestuario rojiblanco

Joao Félix Giménez
Tenso encuentro entre Joao Félix y Giménez. (Movistar)
Tomeu Maura

El Atlético-Barcelona de este domingo enfocará las miradas en un protagonista muy concreto, y no por un motivo positivo. El Metropolitano le expresará su desprecio al portugués Joao dedicándole una pitada histórica cuando aparezca con la camiseta blaugrana. La grada no le perdona su frase lapidaria del pasado verano cuando, siendo jugador rojiblanco, dijo públicamente que «mi sueño es jugar en el Barça». Pese a tener contrato en vigor con los de Simeone, es prácticamente imposible pensar en su vuelta, y no sólo por el juicio de la afición, sino porque tampoco era un jugador bien visto en el vestuario.

Al contrario que Griezmann, Joao nunca fue un líder en el vestuario. Su mayor aliado era el brasileño Felipe, pero con el núcleo duro nunca hubo buena sintonía. La tensión aumentó este verano cuando el jugador se negó a participar en la pretemporada alegando que estaba lesionado, pero sus declaraciones despreciando al Atlético y expresando su deseo de irse al Barcelona acabaron de hundirle.

Joao llega al partido en una situación complicada. En el Barcelona cada vez juega menos y sus números no son ni mucho menos los que él esperaba, con apenas cinco goles y dos asistencias, aunque uno de ellos, curiosamente, se lo marcó al Atlético en el choque de ida en Montjuic. Su cesión acaba el 30 de junio y, forzado por Jorge Mendes, Laporta quiere quedárselo la próxima temporada, aunque no puede permitírselo. La fórmula sería una segunda cesión, una operación ruinosa para Gil Marín, que pagó en 2019 127 millones por un jugador que ahora no vale ni 30. Pocos casos se han dado en el fútbol contemporáneo de una devaluación tan drástica en tan poco tiempo.

El menino, que de enero a junio ya fue cedido al Chelsea sin el menor resultado, tiene contrato hasta 2029, tras ampliárselo el pasado verano para que su impacto en el límite salarial rojiblanco fuera el menor posible. Es un marrón tanto para el Barça -que en el fondo no lo quiere- como para el Atlético, que sabe que no puede volver a vestir la camiseta rojiblanca, como se hará evidente el próximo domingo en el Metropolitano en cuanto aparezca por el terreno de juego.

Joao está sentenciado y ni siquiera puede tirar del ejemplo de redención de Antoine Griezmann porque son dos casos totalmente diferentes. El francés se fue al Barcelona tras haber triunfado en el Atlético, mientras que el portugués nunca dejó más que pequeños detalles, pero lo que le condena es la frase «mi sueño siempre fue jugar en el Barça». Eso es imperdonable para cualquier aficionado rojiblanco y Joao lo comprobará personalmente este domingo.

 

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