El McLaren se salva en tracción y frenada… pero suspende en el motor
El desastre de McLaren-Honda se certifica en estadísticas, números, datos que arrojan en la pista nada esperanzadores. El MCL32 está lejos de ser el cisne que nos prometieron: es un patito feo, muy feo. Los evidentes problemas de fiabilidad aumentan de gravedad cuando el rendimiento está a mismo nivel… o incluso inferior. El motor japonés bien podría colar en la carrera de la GP2, pero no en la de F1.
La jornada de Fernando Alonso tiene poco de análisis: rotura de motor en la primera sesión; tiempos vergonzantes en la segunda. Y eso que le cambiaron casi todo el motor: ICE, MGU-K, MGU-H y el turbo. Esa unidad de potencia se exprimió hasta los 314.5 kilómetros por hora en su esplendor. Una diferencia de 15 km/h con la mejor velocidad punta del día: la de Kimi Raikkonen, 329.5 Km/h.
La velocidad punta del McLaren-Honda no ascendió mucho más en manos de Vandoorne: 314.6 km/h. Una diferencia insignificante con Fernando, un abismo con el resto. Porque el secreto, si es que tiene alguno, del MCL32 está en la tracción… y la frenada. El tercer sector, de tales características, fue lo único salvable: Vandoorne marcó allí el décimo mejor tiempo; el sexto en la primera sesión. Es a lo poco que tienen donde agarrarse: la mecánica de McLaren no es un desastre; el aparato de Honda, un juguete.