El Madrid sigue viendo de lejos a la NBA

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El alero italiano del Real Madrid Jonas Maciulis (c) entre el alero Jae Crowder (i) y el pívot Tyler Zeller (d), de los Boston Celtics. (Foto:EFE)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Los Celtics regresaron a Madrid 27 años después con evidentes cambios, pero prácticamente con el mismo marcador final (96-111) como anécdota. De los anillos que lucían Larry Bird, Kevin McHale y compañía a su venida al acné de los Avery Bradley, Isaiah Thomas o Marcus Smart que conquistaron un Palacio de los Deportes teñido de camisetas verdes. Una nueva lección de la NBA de cómo hacer las cosas en marketing.

El partido se disputó con las normas estadounidenses. Todo el público estaba realmente confundido por situaciones como los pasos de salida o las faltas en ataque, pero el Madrid con cinco jugadores con experiencia en la NBA supo adaptarse rápidamente a un partido de altísimo ritmo anotador. En Europa, puede parecer una temeridad jugar a puntos contra los blancos, sin embargo, esta apuesta fue una bendición para los orgullosos verdes. Brad Stevens, el entrenador más joven de la NBA con 38 años, tiene bien adiestrados a sus bisoños pupilos bajo la filosofía: defender fuerte para luego poder correr.

Los blancos aguantaron lo que su físico les dio. Los ocho minutos extra que se disputaron fueron poco a poco minando sus piernas y su acierto, pese a que consiguieron ir por delante en el marcador en el segundo cuarto (35-33) en los momentos de mayor magia de Sergio Rodríguez. Un descarte de los vigentes campeones NBA llamado David Lee encabezó un parcial de 10-0 con el que los visitantes clavaron el primer clavo en el corazón de los madrileños. Al descanso, el 43-54 en el marcador no hacía más que presagiar que los blancos tendrían que recurrir a la épica para dar la vuelta al choque.

Lamentablemente, esa remontada no llegó porque los verdes jamás bajaron su pistón físico, convirtiendo el partido en bronco en algunas fases. El frío público tampoco ayudó demasiado. El talento respecto a hace 27 años se ha equiparado, pero la distancia física sigue siendo una tremenda losa, que se acentúa por el evidente cansancio del Madrid en este inicio de temporada. Los verdes llegaron a marcharse por 22 puntos en el tercer cuarto y ya en el último dieron la alternativa a tres debutantes para que los anfitriones pudiesen mínimamente maquillar un resultado que pudo ser escandaloso.

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