OBRADOIRO VS REAL MADRID: LIGA ENDESA

El Madrid se lleva el duelo de francotiradores en Santiago (93-102)

Real Madrid
Doncic celebra una canasta con Taylor. (Getty)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Delirante batalla la vivida en el pabellón Fontes do Sar entre dos equipos que se empeñaron en reventar un récord histórico en la segunda mejor liga del mundo. El Real Madrid se impuso (93-102) a base de triples, 19 para ser exactos, a un más que meritorio Obradoiro, que utilizó las mismas armas para tratar de frenar al conjunto blanco, que hoy de azul, volvió a hacer las delicias de los espectadores mostrando un juego de auténtico campeón y en el que prácticamente todos acabaron teniendo su papel protagonista.

Moncho Fernández diseñó una defensa con constantes 2vs1 para forzar la pérdida de Luka Doncic y así minimizar su aportación directa, conociendo la trayectoria del ‘7’ esta temporada, pero el tiro le salió por la culata. El esloveno, incomparable en el panorama europeo debido a su altura y cualidades, encontró a un Felipe Reyes que ejerció labores de dirección y asistencia dignas de un base estrella de la Liga. Con estos dos atributos, la circulación del Real Madrid pasó a ser perfecta y con francotiradores en las esquinas que dibujaron un parcial de 28-5 dramático para los aficionados gallegos. La mejor versión madridista había aterrizado en Santiago y no parecía acusar el cansancio del Clásico, todo lo contrario.

Mención especial en este tramo para un resucitado Carroll, que junto a Maciulis y Taylor actuó de ejecutor confirmando su buen momento. Antes lo habían hecho Campazzo y Thompkins, otros dos actores secundarios culpables de la supervivencia de un ultramermado Madrid.

En defensa, los blancos de nuevo volvían a mostrar una versión de auténtico campeón, con Taylor y un grandísimo Rudy Fernández como estiletes principales. Un equipo invicto en casa estaba siendo destrozado a base de triples –11 en la primera mitad– y juego espectacular, y solamente el acierto en el tiro de Simons y Bendzius les permitía soñar al descanso, pero antes quedaba remar, mucho, y rezar para que el Real Madrid de Luka Doncic no siguiera con la apisonadora.

El acierto del Obra era notable y dejó de estar eclipsado por el juego madridista al comienzo de la segunda parte, cuando un parcial de 8-0 levantó al público en busca de una nueva victoria. El oficio de Campazzo y dos triples seguidos de Rudy, completando su versión defensiva, pusieron de nuevo a ventaja de 15 en el luminoso.

La inspiración absoluta de Elimantas Bendzius continuó golpeando a la puerta en un encuentro que no estaba cerca de finiquitarse. Un partidazo al que le quedaban diez minutos de juego a los que Luka Doncic les dio la bienvenida con un triple en step back, marca registrada, y Spires respondió con un alley oop acabado en 2+1.

Al final gana el Madrid

El encuentro se había convertido en una constante prueba acierto-error en la que la moneda siempre salía de cara. Triples y más triples. Amenazaba Carroll con su sexto y Simons contestaba con el séptimo en su cuenta. El público no podía creerlo, ganaría o perdería su equipo, pero la sensación es que estaban viendo historia de la competición. El récord de más triples en un partido ACB dejaba constancia de ello.

En este escenario emergió Jeff Taylor, tirando del carro madridista para confirmar que su IQ sí que existía y que los pocos haters que le quedan deben quedarse en la cueva: es un jugadorazo y ya lo es en todo un Real Madrid. Otro sueco, Spires, contrarrestaba con saltos y puntos a su compatriota, para equilibrar un marcador en el que el vigente subcampeón seguía mandando.

La tensión llegaba a cotas insospechadas y ahí el Real mostró un nivel de reacción y saber estar que contrastó con la precipitación de Obradoiro. Los tiradores gallegos lanzaban desde nueve metros sin el acierto deseado y primero Taylor y más tarde Felipe ponían el lazo a una victoria con récord, más de 100 puntos y un rival que confirma que la Liga Endesa es todo lo contrario a un juego de niños.

 

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