El Lega se lo cree (1-1)
Todo se decidirá en el Sánchez-Pizjuán. Leganés y Sevilla empataron en Butarque (1-1) y dentro de una semana se tendrán que jugar su presencia en la final de la Copa del Rey. Los hispalenses se adelantaron en la primera mitad gracias a un gol de Muriel, mientras que los madrileños, mejores durante todo el partido, empataron en el segundo acto con una diana de Siovas.
Comenzaba bien la fiesta por Butarque. Los guerreros de Garitano salían al verde en volandas gracias a una afición que no se iba a dejarse ni un hilo de voz dentro del cuerpo. Los blanquiazules metían presión desde el primer minuto y el Sevilla lo acusaba. El equipo de Montella, resucitados en las últimas semanas, aguantaban el chaparrón y buscaban la contra para intentar pillar despistado a uno de los equipos mejor trabajados de nuestro fútbol.
Los andaluces utilizaban la banda izquierda para atacar la meta de Champange, pero un Raúl García descomunal no les iba a dar opciones. En ataque a los suyo los pepineros. El Zhar, Gabriel Pires y Amrabat creaban, mientras que Beauvue se pegaba con los zagueros sevillistas y esperaba una pelota que aprovechar. Un cuarto de hora de asedio madrileño que se vio interrumpido por el primer gran aviso del Sevilla. Por primera vez la banda zurda del Leganés no estaba acertada y los hispalenses a punto estuvieron de aprovecharlo.
Un centro al primer palo que despejaba Champagne se complicaba, se iba al segundo poste y allí Muriel, casi a placer, remataba. Parecía que no había nada que hacer. Butarque se temía lo peor. Pero Gambau se tiraba con el alma y lograba tamponar un balón que estaba llamado a terminar en diana.
Se rehacía el Lega del susto y reculaba el Sevilla esperando otra gran ocasión. La que llegó minutos después para inaugura el marcador del Municipal. Sarabia controlaba un balón, metía un gran pase en profundidad a Muriel y éste, dentro del área, cruzaba la pelota para que por raso terminase en gol haciendo imposible la estirada de Champagne.
Con desventaja en el marcador Butarque comenzó a rugir y el Leganés pronto recuperaba el mando del partido. Continuaron igual que durante todos los minutos anteriores para seguir siendo mejor que el Sevilla. Los del sur de Madrid buscaban con su estilo el gol de la igualada. Beauvue iba a tenerlo muy cerca con un gran disparo desde la frontal que se marchaba alto por muy poco.
El partido era del Lega, pero cuando el Sevilla soltaba sus latigazos de equipo grande, ese que ha jugado 16 finales en los últimos 12 años, los locales temblaban. Así fue en la última gran oportunidad del primer acto con dos disparos a quemarropa que salvaba Champagne para mantener vivos los sueños de los blanquiazules. Poco después, el colegiado, que había enfadado mucho al respetable por varias acciones controvertidas, pitaba el final de una buena primera mitad.
Reacción pepinera
El segundo acto arrancaba con novedades y un acontecimiento lamentable. Eraso, uno de los héroes del Bernabéu, entraba por Brasanac, que tenía amarilla. Esa era lo novedad. Lo vergonzoso sucedió en el sector de la afición del Sevilla, que al igual que habían hecho antes del encuentro encendían una bengala. Butarque les respondí a grito de «muscho Betis».
Superada la torpeza de una parte de la afición sevillista, no se debe generalizar, se volvió al fútbol. Y esto lo seguía poniendo el Leganés. El dominio de la primera mitad continuaba, pero ahora también había mordiente. Por su parte, el Sevilla se estiraba y lo que teníamos era un auténtico partidazo de tú a tú.
Uno empujaba, el otro más y el grito de gol esta vez lo pegaba el Leganés gracias a una diana de Siovas a salida de un córner que ponía las tablas en el marcador. El griego le ganaba la partida a un Sergio Rico falto de contundencia que reclamó una falta inexistente.
Partido nuevo. Eliminatoria igualada. Todo empezaba y nadie iba a regalar nada desde ese momento. Cada balón se peleaba como si fuera el último. El Sevilla creaba y asustaba, mientras que el Leganés con calidad y coraje se acercaba a la meta de Rico con opciones de hacer gol. Las espadas estaban en todo lo alto.
El tramo final del encuentro se quedó en un quiero y no puedo. El Lega no encontró un gol que le diese ventaja y el Sevilla no quiso perder lo ganado. Todo se decidirá a las orillas del Nervión en una semana. Unos no quieren fallar a su historia y los otros quieren hacerla.