El Bayern conquista la Supercopa de Europa en la prórroga (2-1)

Javi Martínez tumba a un SuperSevilla

El Bayern de Munich se proclamó vencedor de la Supercopa de Europa, que se celebró en Budapest. El encuentro llegó igualado a la prórroga, con una batalla de poder a poder que desniveló Javi Martínez con un cabezazo para la gloria, en su probable último servicio para el equipo alemán

Bayern Sevilla
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Sólo podía ganar uno, y lo hizo el más fuerte de una de las mejores batallas que pueden verse en Europa en la actualidad. Los guerreros de Flick contra los de Lopetegui, con estilo avasallador el primero y con el manual de resistencia en la mano de los segundos. 120 minutos de dominio bávaro y aguante sevillista… hasta que Javi Martínez dijo basta. El español, en un más que probable último servicio para la causa de Munich, anotó el gol decisivo de un imponente Bayern-Sevilla en el que se corona como supercampeón al primero y con plena justicia, se confirma la vitola de superequipo de los segundos. Gloria para el Bayern (2-1) y honores para un SuperSevilla que puede competir con cualquier equipo del planeta, pero, al menos en esta ocasión, no vencer al mejor.

Primera toma de contacto con la competición oficial para el Sevilla y el rival era de campanillas. La máquina bávara de Hans Flick ponía a prueba a los  soldados de Lopetegui, reforzados con Rakitic, Óscar y Acuña buscando un nivel aún superior del mostrado en la pasada temporada. En juego, el título de Supercampeón de Europa en Budapest, y por primera vez en mucho tiempo, con público –limitado– en las gradas.

Con estos ingredientes, el nivel esperado para el partido debía ser mínimo de notable, y el favoritismo del Bayern se esfumó casi de inicio debido a la gran puesta en escena de los españoles. Mirando de tú a tú al Bayern y con un sistema conocido de memoria –entraron Rakitic y Escudero por los ‘fugados’ Banega y Reguilón– pronto se aprovecharon de la debilidad de los alemanes en área propia. Y de qué manera.

Un centro del incombustible Navas iba a habilitar un gesto diferencial de De Jong, que empequeñeció al gigante Sule antes de ceder para la llegada de Rakitic. Todo ello dentro del área y con dos posibles desenlaces. Penalti o gol. Fue lo primero lo primero, porque Alaba se cruzó y derribó al croata, y después el tanto, de Ocampos, que no se puso nervioso para engañar a Neuer. Los de Nervión sonreían primero en territorio magiar.

El Bayern iba a reaccionar y lo hizo con la confianza del que se sabe eminentemente superior. Esta soberbia forma parte de la historia del equipo bávaro y se ve refrendada por la demostración con la que dominó Europa tras el confinamiento. A base de presión, organizada y feroz desde primera línea, y el hambre de gol de sus centrocampistas y delanteros, los alemanes le dieron la vuelta al partido, de manera que sólo la formidable defensa del Sevilla podía interceptar. Y no podría mantenerlo demasiado tiempo.

A pesar de haber perdido a Thiago, el Bayern no debe considerar negativa su actuación en este mercado. Pierde dominio pero multiplica su peligro en velocidad con el colmillo de Sané. El alemán no tuvo su gran ocasión, pero sí lo hicieron sus compañeros, hasta llegar a lo inevitable. Avisó Pavard, avisó Muller, avisó Lewandowski, y penalizó Goretzka, tras dejada magistral del ‘9’ polaco, segunda lección de los delanteros centros de cómo moverse y facilitar a sus compañeros de espaldas.

El marcador podía ser más abultado, pero visto el inicio y el arreón posterior del Bayern, ambos podían marcharse satisfechos al descanso. Dentro de los nombres a destacar parecía complicado dentro de la actuación coral del Bayern –después sobresaldría Muller–, pero en el Sevilla, el nombre era Fernando Reges. Magnífico en la lectura defensiva, su experiencia y exuberancia posicional permitió a los defensas resistir y a los atacantes –las menos– correr e intimidar un mínimo para demostrar que el Sevilla, aunque a duras penas, seguía muy vivo.

La primera de la segunda parte la iba a tener de nuevo el Sevilla, pero en esta ocasión sí iba a aparecer Neuer para mantener el 1 en el luminoso del Bayern. La siguiente misión iba a ser el volver a batir a Bono y lo lograría en dos ocasiones en los minutos siguientes. En la primera, casi de vacile con Muller y Lewandowski haciendo paredes dentro del área pequeña, el VAR apareció para anular el tanto por fuera de juego del polaco. La segunda, también sería anulada, esta vez por una infracción de Robert que al menos a tenor de las imágenes, no existió.

Manual de resistencia sevillista

Se salvaba el Sevilla, que rezaba en su particular muro de las lamentaciones, con Kounde –qué central–, Diego Carlos y Fernando como sostén. Una vez recuperado el esférico, Ocampos era el otro escudo, en este caso para mantener la posesión lo máximo posible. Los minutos avanzaban y con ello las opciones del Sevilla, deseosos de una acción esporádica con la que sumar la Supercopa a sus vitrinas.

El ritmo era más bajo, pero siempre en campo sevillista. Así lo decían los cambios de Lopetegui, quien había metido a un gran Oliver por Suso y a Gudelj por Rakitic. El paso atrás era normal, pero el Bayern también perdía fuerzas, golpeado por la falta de ritmo y por los dos tantos anulados. Una oportunidad podía decantar el partido y la tuvo el Sevilla.

Casi de forma impredecible, En Neysri se iba a quedar sólo con la gloria a un palmo. Alaba fallaba en un remate con córner a favor y la propuesta ultraofensiva de Flick se veía resquebrajada con un único pase de Navas. En Neysri hizo una aproximación perfecta, controlando hacia dentro y evitando el corte de la defensa y en posición perfecta para anotar. Su remate, sin embargo y como tantas otras veces en el marroquí, dejó que desear. Demérito de Yousef y mérito, enorme, de un Neuer resucitado para la causa del mejor Bayern en años, cuando muchos ya le habían arrebatado incluso la titularidad.

La prórroga era inevitable, en mitad de la pregunta de si casi en pretemporada los equipos deben jugar un alargue de media hora tras un ritmo infernal. Las normas no iban a cambiar sobre la marcha y ahí salió el Sevilla, con varias piezas exhaustas pero dispuesto a volver a luchar, a volver a tenerla para ganar.

En Neysri perdona, Javi Martínez no

La justicia le dio una nueva oportunidad a En Neysri, quien volvió a moverse de ’10’ y a rematar de ‘4’, esta vez con un semifallo de Neuer que convirtió la ocasión marrada en incertidumbre, hasta ver como el palo escupía el que habría sido el 2-1 para el Sevilla. A partir de ahí, dominio bávaro de nuevo, con Davies como revulsivo y Kimmich dominando el centro del campo con paciencia, moviendo de lado a lado.

Entró Javi Martínez en su probable último partido con la zamarra del Bayern y a los escasos minutos, de nuevo la justicia, esta vez casi poética, le daba la oportunidad de marcar para anotar el gol que tanto buscaba su equipo. Fue de un rebote, de un frentazo, demostración de la garra y la eficiencia del centrocampista vasco, que apunta a continuar su carrera en el Athletic no sin antes otorgarle media Supercopa al Bayern.

El Sevilla se había levantado de mil golpes, pero el tanto de Javi suponía un jarro de agua fría cuando las fuerzas brillaban por su ausencia, así como los cambios de Lopetegui, quien debía arriesgar en busca de la épica y los penaltis. El tercero estuvo siempre más cerca y los españoles no pudieron más que despedirse con honores de campeón de una Supercopa de órdago.

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