La increíble historia del héroe del Inter de Milán: Acerbi y cómo superar un cáncer y el alcoholismo para triunfar
El gran héroe del Inter de Milán fue Francesco Acerbi, autor del gol que forzó la prórroga que permitiría a los italianos llegar a la final
La historia detrás de Acerbi tiene de todo: la pérdida de su padre, un cáncer de testículo, alcohol y renacimiento
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Francesco Acerbi nunca imaginó que, a los 37 años, marcaría su primer gol en Champions League en un momento decisivo para el Inter de Milán y que lo haría como protagonista de una historia que va mucho más allá del fútbol. Aquel tanto agónico, en el minuto 92 y 42 segundos, ante el Barcelona, no sólo forzó la prórroga y empujó al Inter de Milán hacia su séptima final continental; también simbolizó la culminación de una lucha personal marcada por la enfermedad, la adicción y la pérdida.
Acerbi remató como un delantero nato, anticipándose a Ronald Araujo y clavando el balón en la escuadra tras un centro de Dumfries que daba el empate al Inter de Milán. El central italiano celebró con rabia, se quitó la camiseta, recibió una amarilla… y se convirtió en héroe. Pero para comprender la dimensión de ese momento, hay que retroceder una década.
Nacido en Vizzolo Predabissi en 1988, Francesco Acerbi comenzó su carrera profesional en el modesto Pavia antes de pasar por equipos como Reggina, Chievo y Milan. Justamente en su etapa como rossonero, su vida se desmoronó. Cuatro meses antes de su fichaje por el Milan, su padre falleció, un golpe emocional que lo sumió en una profunda depresión. El dolor lo condujo al alcoholismo y a un comportamiento autodestructivo que terminó afectando gravemente su rendimiento y su salud mental.
«Llegaba achispado a los entrenamientos. No respetaba mi trabajo ni a quienes me pagaban. El alcohol era una forma de escapar de una realidad que no quería aceptar», confesó en una entrevista con L’Ultimo Uomo. Sin motivación, sin disciplina, Acerbi apenas jugó diez partidos con el Milan y su carrera pareció tocar fondo.
En 2013, tras ser traspasado al Sassuolo, el destino le dio un giro inesperado. En una revisión médica rutinaria, los doctores le detectaron un cáncer testicular. Fue operado de urgencia, regresó a los terrenos de juego semanas después… pero recayó. La enfermedad volvió con más fuerza y lo alejó durante un año del fútbol profesional.
Tocó fondo y renació
Fue entonces cuando tocó fondo y, paradójicamente, encontró la fuerza para cambiar. «El cáncer fue mi suerte. Doy gracias a Dios por haberlo tenido», admitió años después. El proceso de quimioterapia, la caída del cabello, las náuseas y la debilidad física lo enfrentaron consigo mismo: «Un año después de mi enfermedad me desperté con un ataque de pánico. Me di cuenta del daño que me estaba haciendo. Empecé a ir a un especialista y, poco a poco, reconstruí mi vida».
El cambio fue drástico. De vivir noches de excesos y jornadas sin descanso, pasó a convertirse en un profesional ejemplar. A partir de 2015, comenzó una racha de 149 partidos consecutivos entre Sassuolo y Lazio, quedándose cerca del récord histórico de la Serie A, en poder de Javier Zanetti (162).
En 2018 llegó a la selección italiana, y en 2021 levantó la Eurocopa con la Azzurra. Ya como jugador del Inter de Milán, Acerbi conquistó una Serie A, una Coppa y dos Supercopas, además de disputar la final de la Champions League de 2023.
Sin embargo, su vida también ha estado marcada por la polémica. En 2024, fue acusado por el jugador del Nápoles, Juan Jesus, de proferir insultos racistas, aunque la falta de pruebas impidió que se impusiera una sanción. Aquello le costó la exclusión temporal de la selección italiana, empañando una trayectoria que, más allá de las controversias, representa una historia de superación pocas veces vista en el fútbol.
Y así, el 6 de mayo de 2025, en la vuelta de las semifinales de la Champions ante el Barcelona, Acerbi completó su redención. En un partido caótico, con el Inter habiendo desperdiciado una ventaja de dos goles, el central italiano volvió a aparecer. Saltó al área rival en el último suspiro del encuentro y marcó el gol que devolvió la vida a su equipo.