Una gesta a la altura del triunfo de Arantxa ante Steffi Graf en 1989

Garbiñe Muguruza escribió una nueva página dorada en la historia del tenis español. La jugadora inauguró de forma brillante su palmarés en los Gran Slam venciendo en Roland Garros y a la número del mundo, Serena Williams, que buscaba igualar el récord de grandes que posee Steffi Graf, situado en 22 títulos.

La número cuatro del mundo culminó una historia de campanillas en la pista central de Roland Garros. Pocos auguraban que ella fuera la elegida para interponerse entre Serena y su récord. De hecho, la norteamericana había sumado su anterior Grand Slam tras derrotar a la española en Wimbledon la pasada campaña.

Sin embargo, Garbiñe, como en su día Arantxa Sánchez-Vicario, salió sin complejos ante una jugadora que sobre el papel era muy superior. La catalana tumbó a Graf siendo la número 10 del mundo y con 18 años, la hispano-venezolana lo logró siendo la cuarta en el ranking y con 22 años.

Arantxa firmó ante Graf un partido prodigioso desde el fondo de la pista, moviendo a su rival y sacándola de quicio con sus golpes cortados. Garbiñe consiguió también silenciar los ‘Come on’ de Serena y la torturó con una derecha que sólo está al alcance de las más talentosas.

En ambos casos, el factor psicológico fue fundamental para derrotar a la reina del tenis del momento. Arantxa porque nunca dejó de correr ni de rendirse, Garbiñe porque supo reponerse de sus errores –las dobles faltas en el saque– para seguir jugando al mismo nivel y con la misma confianza.

El tenis español ya cuenta con dos reinas en París. Arantxa inició la senda de tres títulos en 1989 contra Graf y hoy Garbiñe escribió la que será la primera estrofa de una carrera llamada a seguir creciendo Grand Slam tras Grand Slam. La inmensa sonrisa de Muguruza se une al Olimpo del tenis patrio que formaban Arantxa y Conchita Martínez, las únicas ganadoras de un grande. Una cualidad que une a las tres es que su primer gran éxito vino tras vencer contra todo pronóstico a la favorita al título. Bríndemos por ellas.