El fútbol es de los fans… pero la UEFA se queda la mitad de las entradas de la final de la Europa League
La Superliga no ha cambiado las viejas tradiciones de la UEFA. El organismo dirigido por Aleksander Ceferin acordó con las autoridades polacas que 9.500 espectadores puedan asistir a la final de la Europa League quedándose un gran número entradas para sus propios compromisos y negocios en un nuevo ejercicio de falta de transparencia.
El Arena Gdansk, con capacidad para 43.000 espectadores, acogerá el próximo 26 de mayo la final de la Europa League. La UEFA anunció que este lunes los precios de la localidades –que oscilan entre los 40 y los 130 euros–, al tiempo que desveló que 5.500 entradas de las 9.500 que salen a la venta serán gestionadas por ellos.
Así las cosas, los equipos que alcancen la final –saldrán entre Villarreal, Arsenal, Manchester United y Roma– tendrán a su disposición 2.000 entradas por equipo finalista para distribuir entre sus aficionados, mientras que la UEFA se ha bloqueado 3.500 para sus compromisos particulares. Además, otra partida de 2.000 saldrán a la venta a través de la web de UEFA.com, aunque no ha quedado muy claro si realmente todas esas localidades llegarán a los aficionados.
Por la parte corta, la UEFA se quedará con el 37% de las entradas disponibles, aunque controlará también un 21% extra que distribuirá desde su página web para el público en general. Las que no se vendan –como ha sucedido en eventos anteriores– irán a manos de la organización de Ceferin.
Y pueden quedarse fuera
La UEFA desveló también en su comunicado oficial que puede haber cambios y que quizá puedan ser los aficionados quienes paguen el pato. «La UEFA reembolsará el precio total de la entrada a los compradores seleccionados, en caso de que las autoridades locales anuncien una reducción de la capacidad del estadio en una etapa posterior», aseguraron.
Sin lugar a dudas, Ceferin y su gente están poco preocupados por unos aficionados ansiosos por regresar a los terrenos de juego tras más de un año sin poder asistir a un espectáculo en vivo. 3.500 entradas por la parte corta parece una mordida lo suficientemente importante como para que los clubes y aficionados se quejen de lo que Florentino Pérez definió como «un monopolio».