La España de Joselu
España ha encontrado un nuevo héroe. Puede que algo tardío e inesperado, pero Joselu se estrenó por todo lo alto con la selección española. Lo hizo con un doblete vertiginoso, firmado en cuatro minutos, en un partido en el que España sufrió más de lo que refleja el marcador para ganar a Noruega. Dani Olmo había encarrilado el triunfo en la primera mitad, pero la selección evidenció costuras de un equipo que está en construcción con Luis de la Fuente como nuevo jefe de obra.
Era el estreno de Luis de la Fuente, un tipo trabajador, serio y discreto, de esos que prefiere entrenar a chupar cámara. Que nadie espere un youtuber ni un instagramer ni un influencer, sólo será seleccionador, que ya es bastante. Con sus aciertos y sus pifias, que las va a tener como todo hijo de vecino. Para su debut al frente de España eligió un once que sienta las bases de lo que será su estilo: el 4-2-3-1 como principio irrenunciable. Laterales profundos, doble pivote y siempre un 9 que fije a los centrales.
Diremos que el portero era Kepa, que volvía a defender la meta de la selección después de mucho tiempo en el ostracismo. Por delante Carvajal y Balde ocupaban los costados, con Laporte y Nacho en el centro de la zaga. El madridista era una de las apuestas personales del nuevo seleccionador. Veremos hasta cuándo. Dos pivotes al frente, Rodri y Merino, ambos fuertes como un montador de muebles y sutiles con el balón como un ebanista. Por delante Dani Olmo y Gavi jugaban por fuera y Aspas por dentro. Arriba el nueve (y capitán) era Morata.
Con ese once y una Rosaleda a rebosar de camisetas rojas arrancamos el partido ante la Noruega de Haaland sin Haaland. Un fastidio por el morbo y un alivio por el resultado. La ausencia del delantero del City espoleó a España que cercó rápido el área visitante. Cocinábamos las jugadas con paciencia pero sin vértigo. Suficiente para confinar a los noruegos en su área.
Apenas doce minutos tardó España en encontrar el primer gol de la era Luis de la Fuente. Fue una jugada que Morata condujo en paralelo a la frontal del área grande. Se la cedió a Balde, que la metió al área, plagada de gente como una rave ibicenca. Allí emergió Dani Olmo para peinarla con el exterior y anotar el 1-0. Botó el seleccionador como si le hubiera tocado el Euromillón. Se abrazó a cuantos seres le salieron a su paso en el banquillo.
De la Fuente al Olmo
Dos minutos después pudo marcar Noruega en una pérdida de balón de Laporte, que acabó como por ensalmo en los pies de Ödegaard. Su disparo lo abortó el propio Laporte y después Rodri se lo llevó puesto. Era un penalti como el piano de Pablo López. Obsceno y gigantesco, casi de roja si me apuran. Ni lo vio el árbitro ni lo quiso ver el VAR, que en competiciones internacionales a veces está de adorno. Pues muchas gracias, amigos de la UEFA.
España, superado el susto, volvió a manejar el partido. Con un punto de calma pero sin apuros. Los que sí tuvo Kepa en el 27 para hacer el paradón del siglo en un remate de volea a bocajarro de Aursnes. El portero del Chelsea evitó el 1-1 con una mano milagrosa. Respiraba Luis de la Fuente y se calaba las gafas tras el apretón.
Volvió España a la carga en un centro de Carvajal a Merino, emboscado en el segundo palo. Su remate abajo lo sacó el meta Nyland con una buena mano abajo. Pero Noruega había espabilado. Y a la selección española le entraron de golpe todas las dudas. Nos temblaron las canillas. Les contaré que ni Morata ni Dani Olmo entraban demasiado en juego. Tampoco Gavi, demasiado escorado y aplastado por el empuje físico de un Mikel Merino ubicuo y recaudador como la Agencia Tributaria.
Noruega apretaba y, a fuer de ser sinceros, hemos de reconocer que incluso acumulaban méritos para el empate. La mejor noticia para España fue llegar al descanso. Y encima, con el 1-0 que era un botín preciadísimo y puede que no demasiado merecido. Eso sí, como diría Di Stéfano, no me lo merezco pero lo trinco. Incluido el mangazo clamoroso del penalti no pitado a Ödegaard, que si nos lo hacen a nosotros estamos llamando a consultas al embajador de España en Noruega.
España tontea, Noruega aprieta
Arrancó la segunda mitad en los mismos parámetros que la primera. Poco ritmo, poco fútbol. Un juego insípido como un brócoli cocido. La Rosaleda sufría en silencio a una España sosa y blandengue. En el 55 de nuevo la mano de Kepa evitó el empate de Noruega después de un despeje de Nacho que se envenenó hacia la meta de la selección. Contuvo el aliento La Rosaleda.
Reaccionó Luis de la Fuente con un doble cambio: Ceballos por Gavi y Oyarzabal por un invisible Iago Aspas. Mal día para sus ruidosos seguidores. No para los de Ceballos, que se echó a España a la espalda nada más saltar al campo. El madridista, picado y con ganas de reivindicarse, dio un golpe de estado a la pelota y se quedó con ella.
Nos plantamos en el 67 y Luis de la Fuente metió a Yeremi Pino por Dani Olmo. Y lo mejor para los nuestros seguía siendo el resultado. El partido era un tostón que mantenía el interés por la incertidumbre del resultado. Que pudo cesar si Yeremi Pino hubiera atinado a embocar un pase de Dani Ceballos que era un verso al oído. La pegó picuda y se marchó fuera. Se enfadó hasta Luis de la Fuente.
En la jugada de vuelta entre Rodri y Carvajal abortaron una jugada en la que Sorloth. Que volvió a tener el 1-1 en una jugada cantada al filo del 80. Remató con el tobillo y su disparo dentro del área se marchó a la Malagueta. De la Fuente metió de golpe a Fabián por Mikel Merino y a Joselu por Morata.
Joselu vale por dos
Y tuvo que ser Joselu, otro producto de la factoría Real Madrid, quien abrochara el 2-0 en el 86 nada más salir. La puso Fabián, que también llevaba un suspiro en el campo, y la embocó de cabeza el delantero del Espanyol con un testarazo picado.
Pero la cosa no quedó ahí. Joselu decidió escribir su nombre con letras de oro en la historia de la selección española. En el 86 hizo el segundo, posiblemente el doblete más rápido en la historia de un debutante en partido internacional. Fue un gol de ariete de oficio, lo que lleva siendo este chico más de un lustro.
La Rosaleda vibraba, botaba y celebraba el 3-0, puede que excesivo e inmerecido, pero que sabe a gloria en el debut de la España de Luis de la Fuente. La España de Joselu.