Bradley Wiggins se sincera

«Era adicto a la cocaína, consumía mucho y mi hijo pensaba que un día me encontrarían muerto»

Bradley Wiggins se sincera sobre todos sus problemas

"Era adicto a la cocaína, consumía mucho y mi hijo pensaba que un día me encontrarían muerto"

Está arruinado debido a sus numerosas deudas

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Wiggins, con la medalla de oro ganada en Río. (Getty)

Bradley Wiggins, ganador del Tour de Francia en 2012 y poseedor de ocho medallas olímpicas, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida tras perder toda su fortuna, cifrada en más de 15 millones de euros según varios medios británicos. El mítico ex ciclista incluso se ha quedado sin hogar por unas asfixiantes deudas, aunque su problema no ha sido sólo económico durante los últimos años.

En una entrevista concedida a The Observer, Wiggins, que ahora tiene 45 años, se sincera sobre su larga lucha contra la adicción a la cocaína, que lo llevó al borde del colapso físico y emocional. «Fui un adicto funcional durante años. Estaba drogado la mayor parte del tiempo, pero nadie lo notaba», confiesa el que también fuera campeón del mundo en 2014.

El campeón olímpico relató que su situación se volvió tan extrema que incluso su hijo llegó a temer encontrarlo muerto. «Consumía mucha cocaína. Mi adicción era grave. Estuve a punto de ser ingresado en rehabilitación por mis hijos. Me encontraba al límite. Afortunadamente, logré dejarlo por mi cuenta hace un año», revela.

Wiggins explicó que el consumo era una forma de huir del dolor emocional: «No hay punto medio para mí. Si tomo una copa de vino, eso me lleva directamente a comprar drogas. Usaba las adicciones para aliviar lo que sentía por dentro. Era autodestructivo, me hacía daño a mí mismo y también a quienes me rodeaban».

El drama de Wiggins

Un personaje clave en esta etapa fue Lance Armstrong, que estuvo pendiente de su situación. «Lance estaba muy preocupado. Hablaba con mi hijo, le preguntaba por mí. Hubo momentos en los que nadie sabía dónde estaba, vivía en hoteles y desaparecía durante días», cuenta. La caída del ciclista comenzó en 2020, tras su divorcio después de 16 años de matrimonio y el inicio de una nueva relación con Laura Hartshorne. Además, recordó que sufrió abusos sexuales por parte de un entrenador cuando tenía solo 13 años, algo que ocultó por miedo a su padre, a quien describe como una figura violenta.

Hace unas semanas, Wiggins hablaba abiertamente en L’Equipe de su descenso a los infiernos, empujado por el asesinato de su padre y los abusos sexuales que sufrió de joven. Durante un tiempo, el deporte silenció su dolor. «Toda mi vida, el ciclismo ha sido una forma de enterrar mis traumas del pasado», dice. «Mi padre me abandonó antes de ser asesinado. Crecí en un entorno donde la violencia era casi una forma de vida», añade en un testimonio desgarrador.

Desde su retirada del ciclismo en 2016, Wiggins ha probado suerte en múltiples campos: comentarista deportivo, trabajador social, boxeador, remero y hasta participante en programas de televisión. A pesar de las sospechas de dopaje que han rodeado su victoria en el Tour, él sigue negando rotundamente cualquier acusación, aunque reconoce que demostrar su inocencia es complicado.

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