Puntazo para el Madrid
El derbi acabó en tablas. Atlético y Real Madrid firmaron un empate en un duelo intenso y feo, con muy pocas llegadas al área. Quizá a los puntos merecieron algo más los de Zidane, pero se marchan del Metropolitano con un valioso punto que les mantiene en lo más alto de la Liga y con un par de puntos de ventaja sobre el Atlético y el Barça.
Sorprendía Zidane. Después de haber encontrado la silla de su once en Sevilla decidió quitarle una pata por la M-40. Todo el mundo pensaba (pensábamos) en el Metropolitano jugarían los mimos del Pizjuán menos Nacho por Mendy… y no. Jugaba Valverde por James. Un cambio que demostraba que Zizou prefería cubrirse los pies a la cabeza y que al francés un empate no le iba ni tan mal. Por lo demás, volvían todos los que descansaron ante Osasuna, de Courtois a Benzema, pasando por Varane, Carvajal o Hazard.
Enfrente Simeone oponía un once sin grandes novedades, más allá de la presencia de Vitolo por Lemar. En el resto no había sorpresas: Giménez hacía pareja con Savic atrás y Joao Félix con Diego Costa delante. O sea, que el Atlético iba con todo.
El derbi prometía, aunque quizá llegara a nuestras vidas demasiado pronto. O quizá nunca es demasiado pronto para un derbi. El derbi nació a los mandos del Atlético con un Real Madrid replegado e intentando esquivar golpes. Un par de golpes fortuitos, uno que se llevó Casemiro y otro Trippier, frenaron el impetuoso arranque rojiblanco.
Fue creciendo el Real Madrid sobre el eje del balón. Posesiones largas, sin prisa por encontrar los caminos entre las huestes de Simeone. Casi era una forma de defenderse más que de atacar. Una contra tras pérdida de Hazard provocó la primera ocasión seria del derbi, que derivó en un remate defectuoso de Joao Félix dentro del área.
El Atlético se come al Madrid
González González perdonó una amarilla a Trippier tras un clamoroso agarrón a Hazard. No era la mejor manera de dominar el derbi. Él sabría. El Real Madrid iba ganando metros en el partido merced a su mayor pausa con el balón. El Atleti era puro vértigo, pero a veces la velocidad acababa en prisa, siempre mala consejera.
Un par de apariciones de Bale, la primera en una carrera percherona y la segunda en un buen cabezazo, fueron los primeros avisos de que el Real Madrid se asomaba al área de Oblak aunque fuera a hurtadillas como la vieja al visillo. Respondió el Atlético buscando el lado débil del vecino: Nacho. Trippier le encaró y le provocó una amarilla justísima, la primera del derbi.
También a la carrera apareció Hazard, que rozó la asistencia a Benzema. Se interpuso el pie salvador de Giménez. Y así, a lo tonto, a lo tonto, nos habíamos merendado (o cenado) 25 minutitos de derbi. El partido empezó a convertirse en una suerte de ida y vuelta donde los velocistas Trippier y Hazard sacaban petróleo.
El derbi, con todo, era intenso, deslabazado y feo como Mister Bean. No había ocasiones claras. Y si antes lo digo, antes la cae una a Joao Félix, que se cascó un disparo cruzado que se marchó a la derecha de Courtois. Era el minuto 38 y el primer tiempo se iba consumiendo.
Aparecen los porteros
Luego fue Oblak el que voló para sacar una mano prodigiosa que abortó el camino al gol de una media volea de Toni Kroos desde la frontal del área. La agitación volvía al derbi y también salía en plano Courtois para meter otra buena mano abajo y cortar un pase de gol del omnipresente Trippier. Y con esa acción abrochamos el primer tiempo de un derbi con más intensidad que fútbol.
Al descanso Simeone metió a Correa por un Vitolo tocado. Zidane salía con los mismos en la reanudación. Y, como en la primera, volvió a apretar el Atlético y a resistir el Real Madrid. Eran momentos de sufrimiento para los de Zidane. El técnico madridista puso a calentar a Modric. Quería gobernar el partido y quién mejor que el croata para tomar el mando.
En el 56 Bale tuvo la mejor ocasión del derbi al echar a las nubes un remate dentro del área tras una buena combinación entre Hazard y Nacho. El Cholo metió al campo a Lemar por Lodi. Era un cambio atrevido porque Saúl pasaba al lateral izquierdo. Zizou seguía mareando la perdiz con su primer cambio. Quería meter a Modric pero no sabía a quién quitar.
Aprieta el Madrid… salva Oblak
Superado el 65 por fin se decidió Zidane: Modric por Fede Valverde. Para entonces dominaba descaradamente el Real Madrid ante un Atlético atrincherado como Pablo Iglesias en su casoplón. Los rojiblancos tuvieron una en la cabeza de Saúl a balón parado, que era la mejor arma del equipo de Simeone. Quizá la última que le quedaba.
A Zizou le quedaba James, que entró en el 75 por un Hazard que sigue a plan y en pretemporada. Un día aparecerá pero, de momento, está missing. Un minuto antes la había tenido Benzema en su cabeza pero, como siempre, voló Oblak para meter una de esas manos imposibles. Fue una ocasión magnífica par aun Real Madrid que merecía ya a los puntos la victoria en el Metropolitano.
En los últimos diez minutos siguió atacando el Madrid y defendiéndose el Atlético. El derbi seguía en el alambre pero a Zidane le quedaba un cambio y algo de pólvora en el banquillo: Jovic o Vinicius. Metió al croata y sacó a un Benzema menos protagonista que en otros partidos pero que había tenido en su cabeza la victoria madridista.
Se consumieron los últimos compases de un derbi que acabó en tablas, así que el Real Madrid (quién lo hubiera dicho hace diez días) salió líder del Metropolitano.