Atlético de Madrid

Del Betis al Leganés: dos derrotas y dos caras del Atlético

Los de Simeone volvieron a perder un partido casi tres meses después, aunque con sensaciones diferentes

Simeone: "Duele perder cuando uno se acostumbra a ganar, pero me voy felicitando a mis jugadores"

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Montaje de las dos últimas derrotas del Atlético. (EP)

De Sevilla a Madrid. Del Benito Villamarín a Butarque. Del Betis al Leganés. De una forma de perder a otra en un viaje temporal de casi tres meses inundado de victorias del Atlético. Quince consecutivas, récord en la historia del club, que permitieron a los rojiblancos convertirse en líderes de la Liga hasta que encallaron en Leganés el día que menos merecimientos habían aglutinado para ello.

Porque, aunque el resultado expulse una crítica exacerbada, la realidad es que la puesta en escena de los de Simeone en Butarque fue la que debía ser. Sin la altura de Sorloth, pero con la visión de Griezmann, la movilidad de Julián Álvarez, el último pase de De Paul, la sociedad formada por Nahuel Molina y Giuliano Simeone…. Todos ellos crearon ocasiones para que el desenlace hubiera sido otro.

La cruceta de Julián, el palo de Griezmann, su agónico penalti fallado… El fútbol tiene estas cosas, da cuando menos lo mereces y quita cuando es al contrario. Porque los valiente no quita lo cortés y al Atlético le habían salido cara demasiados partidos que se abocaban irremediablemente a la cruz. Barcelona, Sevilla, Alavés… «Felicito a mis jugadores porque hemos pasado 15 partidos maravilloso», sostuve Simeone tras caer en Butarque.

Resultado idéntico al de la última derrota colchonera con el Betis antes de hilvanar el histórico récord, aunque con guion y sensaciones totalmente opuestas. Los rojiblancos abandonaron el Benito Villamarín hundidos moralmente, por su nulidad en el juego y por la inercia que les acompañaba. El Lille había asaltado el Metropolitano en Champions, la goleada encajada ante el Benfica, el empate contra la Real Sociedad…

Lo de Sevilla se entendió como la crónica de la muerte anunciada de un equipo que no ofrecía latido. La de Leganés como un borrón dentro de la gran dinámica y un toque de atención para lo que viene. Después de aquella derrota, la del Betis, jugadores y cuerpo técnico con Simeone a la cabeza se sacaron la mesa chica y tuvieron una conversación que viró el rumbo 180 grados.

Y a juzgar por el récord histórico, algo se removió en el Atlético. Tanto anímica como tácticamente, porque Simeone comenzó a apoyarse en un 4-4-2 y a dar protagonismo a jugadores como Galán, Giuliano y Lenglet que pasaron del fondo del banquillo a estandartes de la revolución colchonera. Sorloth también se sumó a la cauda como goleador de emergencia y todo el banquillo en general contribuyó a la reanimación de un equipo apagado a finales de octubre.

«Cuando uno se acostumbra a ganar duele perder, pero sabemos que es parte del recorrido y hay que aceptarlo como es», analizaba Simeone a su marcha de Butarque. El récord llegó a su fin, pero el Atlético confía en que no lo haga su buena dinámica. Porque de Butarque hay aspectos a mejorar como la fluidez cuando el rival junta líneas, pero también positivas. La reválida la tienen a la vuelta de la esquina. Leverkusen en Champions, equipo invicto desde hace dos meses y medio y Villarreal en Liga, aspirante a Champions. El Atlético vuelve a empezar de cero.

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