Argentina da la campanada y elimina a Serbia en cuartos del Mundial
La selección argentina se impuso a Serbia (97-87) en los cuartos de final del Mundial de China, y elimina a una de las grandes favoritas al título. Facundo Campazzo y Luis Scola fueron un día más los líderes de la albiceleste.


Bombazo en el Mundial de China. La selección argentina, con unos magistrales Campazzo y Scola a la cabeza, eliminó del campeonato del mundo a Serbia (97-87) en uno de los encuentros más apasionantes del torneo. El cuadro albiceleste completó un auténtico festival ofensivo que se prolongó los cuarenta minutos de choque y sorprendió a una de las favoritas al oro hasta dejarle sin opciones de medalla. Los balcánicos pagaron el golpe moral que supuso la derrota ante España y cuando quisieron reaccionar, ya habían sido superados por la intensidad de Argentina, que cerró el partido con sendas canastas espectaculares de los madridistas Campazzo y Deck.
Serbia ha pasado, en escasos dos partidos, de ser considerada como favorita al oro al nivel de Estados Unidos a caer eliminada de forma prematura. La profundidad de banquillo, que debía ser una de sus principales características, volvió a correr en su contra en el choque frente a Argentina, que con mimbres menos potentes, sobre todo en el plano físico, superó a su rival a base de intensidad y la calidad de un Facundo Campazzo que vuelve a confirmarse como uno de los mejores directores de juego del planeta.
El base del Real Madrid fue el mejor del partido en ambos aros, y construyó las primeras ventajas que ensalzaron a Argentina con un primer cuarto absolutamente mágico. Los highlights y la efectividad no están rendidas para el Facu, así como tampoco la edad y la competitividad al máximo nivel para un viejo rockero como Luis Scola, perfecto escudero de Campazzo en un roster en el que también destacó sobremanera Gabi Deck, en una versión espectacular en cuanto a determinación.
Los puntos de Jokic, Bjelica y Bogdanovic, la santísima trinidad del equipo serbio, no fueron suficientes para imponerse a Argentina. Los líderes balcánicos desequilibraron en ataque, pero no lograron dirigir a su selección a una defensa medianamente decente que frenara el vendaval de los sudamericanos, dueños y merecedores de un puesto entre los cuatro mejores equipos del Mundial.