Fórmula 1

Alonso limpia la cara a Aston Martin

El piloto asturiano no estaba dispuesto a que su coche sea digno de arrastrarse por la parte baja de la tabla

Aunque acabara noveno el Mundial, sabe que esa posición fue totalmente desorbitada para el rendimiento que ofreció su monoplaza

Por eso, pidió cambios estructurales en la escudería

Alonso
Fernando Alonso junto a su ingeniero de pista de Aston Martin. (EP)
Kike Sáez

Fernando Alonso acabó el Mundial de Fórmula 1 2024 muy quemado con Aston Martin. Primero por el factor físico, ya que el rebote de su monoplaza con el asfalto le malogró la espalda, con carreras como la del Gran Premio de Brasil como máxima expresión de dolor, y segundo por el bajo rendimiento que le ofreció su equipo durante todo el año.

Él puso todo de su parte, de hecho, acabó el campeonato en novena posición, un escalón totalmente desorbitado que sólo se explica con ese increíble nivel que muestra con 43 años, pero los de Silverstone no estuvieron para nada a la altura y eso le llevó a pedir cambios estructurales en la escudería.

La llegada masiva de talento y, sobre todo, éxito en la categoría reina del deporte de motor, con nombres como Andy Cowell, Enrico Cardile o Adrian Newey, llevó a Alonso a pensar que otros como Dan Fallows, Mike Krack o Tom McCullough debían dar un paso al lado. La decisión, evidentemente al ser deportista y no ingeniero ni directivo, no fue suya, sino de Lawrence Stroll, pero el propietario del canadiense contó con el asesoramiento de su piloto estrella.

El ejemplo perfecto es que Cowell adquiera el rol de director técnico, con especial atención a la adaptación de los motores Honda antes de su entrada en 2026. El inglés revolucionó la F1 con los motores de Mercedes que llevaron a Lewis Hamilton a instaurar un reinado de seis títulos seguidos, siete para el equipo, contando con el de Nico Rosberg en 2016.

Cowell y su labor en el área de motores

No es casualidad que Cowell haya sido destinado a esa labor, pero a falta de que se confirme en las carreras a partir de marzo es un gran acierto de Aston Martin. Alonso, que acabó el año muy fatigado y con serios problemas físicos, presionó para que hubiera cambios radicales en el equipo, en el coche y en la mentalidad de la escudería.

Y es que ni Alonso ni Aston Martin están dispuestos a tirar el Mundial de 2025 a la basura, ya que los puntos, los podios, las victorias y el prestigio están en juego al igual que en 2026. La única diferencia es que el año que viene el cambio de reglamento, a priori, debería ofrecer más oportunidades de irrumpir en la parrilla para equipos como el británico, que esta última temporada ha deambulado por lo más bajo de la tabla y ha sido rescatado en todos los sentidos por el asturiano.

Aston Martin fue el equipo al que menos beneficio le dio su gran inversión en mejoras, es más, todas esas actualizaciones fueron convirtiendo al AMR24 en un coche difícil de pilotar y, sobre todo, incómodo para estar dentro. Alonso, que pasó muchas horas sentado en él, dijo basta a finales de año porque a su edad no está permitido a que un monoplaza mal diseñado acabe con su carrera por dolencias físicas.

A la espera de la comprobación de Alonso

De ahí que el concepto de Aston Martin vaya a cambiar de cara a este 2025 que pronto se pondrá en marcha para la F1, dejando atrás la obsesión por la aerodinámica para centrarse en un chasis más solvente que no cause estragos en los pilotos. Las imágenes de Alonso bajándose del coche tras la carrera en Interlagos es algo inasumible que el asturiano no está dispuesto a que se repita.

Alonso rodará a partir del GP de Australia con el nuevo coche (el 14 de marzo es la carrera inaugural) y comenzará a detectar si su equipo ha implantado o no sus recomendaciones en lo que se refiere al desarrollo, porque en lo estructural ya se ha reflejado que sí observando el nuevo organigrama anunciado por la propia escudería.

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