Cambio climático

La verdad sobre el cambio climático: comer carne ‘no afecta’

Comer carne ‘no afecta’ al cambio climático, te contamos la verdad sobre lo que cuesta producir este alimento y otros, de la mano de una serie de datos importantes

La verdad sobre el cambio climático: comer carne ‘no afecta’
La verdad sobre el cambio climático: comer carne 'no afecta'
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Comer carne ‘no afecta’ al cambio climático, te contamos la verdad sobre lo que cuesta producir este alimento y otros, de la mano de una serie de datos importantes. Vivimos tiempos complicados, especialmente en lo que se refiere al tiempo que vemos en nuestro día a día.

Parece que la carne o el consumo de esta puede estar detrás de unos efectos más intensos sobre el cambio climático. Por lo que es importante estar muy pendiente de los datos reales en cuanto a la producción y el consumo de carne en el mundo.

El cambio climático en los tiempos que corren

El cambio climático está en boca de todos, es el elemento que parece que se amplifica con los pequeños gestos del día a día. Estamos viviendo un invierno sin apenas frío o en días contados, sumado a una primavera que seguramente acabará siendo la que marque, un verano que quizás acabe siendo peor que el anterior.

Con las temperaturas por las nubes, las consecuencias pueden acabar siendo terribles, por lo que empezamos a replantearnos qué podemos hacer para ayudar al planeta en una tierra como la nuestra. España es un gran productor de frutas, verduras y también unas carnes excepcionales.

Tenemos el privilegio de ser el país en el que se crea el mejor jamón del mundo. Una de las cosas que más se echa de menos fuera de España es esa delicia en forma de embutidos ibéricos. Tanto carnes como quesos tienen en la materia prima de unos animales de excepción la mejor opción posible.

Actualmente más allá de nuestra alimentación tradicional se han sumado a la dieta alimentos que vienen de fuera, de lejos, muy lejos. Por lo que, nuestros ganaderos compiten en emisiones de Co2 con los vuelos regulares que traen alimentos que hasta hace poco eren grandes desconocidos, los aguacates, por ejemplo, o la quinoa.

No solo vienen de lejos, producirlos aquí supondría una cantidad de agua que quizás compita directamente con la que se necesite para alimentar a unos animales que entran dentro del consumo humano y deben cumplir con unos requisitos esenciales para darnos la máxima calidad posible.

Estamos ante un tipo de elemento que acabará siendo el que marque la diferencia. Actualmente, no solo debemos mirar las emisiones de gases contaminantes directas o indirectas, el consumo de agua puede ser un problema, incluso mayor para el medio ambiente.

Así afecta la carne al cambio climático

Desde que los primeros homínidos empezaron a consumir carne, consiguiendo de esta manera unas capacidades cognitivas superiores a las de otros animales, han pasado miles de años. Una evolución que nos lleva a una situación actual con unas directrices que cambian por completo con el paso de los años.

Las dietas vegetarianas o veganas triunfan en un mundo que pide reducir el consumo de carne para salvar el planeta. Es evidente que con el aumento de población y la cantidad de animales que harían falta para alimentar a toda la humanidad, es una auténtica utopía. De la misma forma que nos debe dejar en shock los kilos de alimentos que se consumen en el mundo.

Producir más con menos es el objetivo de este planeta que tiene unos recursos limitados. Si nos fijamos en los números, el 57% de las emisiones de gases de efecto invernadero de toda la industria de producción de alimentos, se relacionan con la carne. Un número que no es tan elevado con el resto que produce frutas y verduras.

Junto con estas emisiones está la deforestación que afecta por igual, ya sea a la carne o las grandes extensiones dedicadas a producir alimentos para una humanidad que cada vez es más numerosa. De la misma forma que el otro elemento importante en esta producción de alimentos, el agua.

Se calcula que los animales necesitan el 20% del agua dulce del planeta para poder producir. Con lo cual, necesitamos cada vez más agua para alimentar a estos animales, pero, cuidado, porque también producimos más alimentos que necesitan agua y se venden en grandes proporciones.

Es el casi del aguacate, que, aunque viene de un lugar del planeta que mucha agua, producirlo en otras zonas del planeta para reducir los gases que supone transportarlo es algo que puede provocar un fuerte desequilibrio. Se calcula que se necesitan 1.900 litros de agua por kilo de aguacate, 4.000 litros para un kilo de pollo o 3.500 para un kilo de arroz.

Todos los alimentos que consumimos necesitan agua, algunos más que otros, por lo que, no están tan lejos los animales de las plantas. Especialmente si nos fijamos en el tipo de agua que usamos para uno u otro alimento. La elección de comer más o menos carne, está en uno mismo, todos los manjares de la Tierra se deberían poder probar al menos una vez en la vida.

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