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La verdad detrás de los números de las carreteras en España: no es lo que parece

Números de las carreteras de España
Carretera.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

España tiene una extensa red de carreteras que se clasifica en diferentes categorías, cada una con sus propios números, características y regulaciones. Las autopistas son la joya de esta red, donde está permitido alcanzar velocidades de hasta 120 km/h. Cuentan con al menos dos carriles por sentido y no tienen acceso directo a propiedades colindantes. Las autovías presentan características similares, pero con accesos limitados y curvas más pronunciadas. Además, los ciclistas pueden circular por estas vías si no hay alternativas. Ambas vías se señalizan con colores azules y tienen restricciones para ciertos vehículos, como ciclomotores y peatones.

Por otro lado, las carreteras nacionales permiten una velocidad máxima de 90 km/h y suelen contar con un carril en cada sentido, con la posibilidad de un carril adicional para el tráfico lento. Las carreteras autonómicas se dividen en tres niveles: de primer nivel (en naranja), comarcales (en verde) y locales (en amarillo). Éstas últimas son vías cortas que conectan localidades cercanas. Es fundamental conocer las características y normativas de cada tipo de carretera  para garantizar la seguridad y la eficiencia durante la conducción.

Los números de las carreteras en España

En 1940, tras finalizar la Guerra Civil en España, comenzó un proceso de recuperación que incluyó la implementación de un nuevo Plan de Carreteras, previamente aprobado en 1939. Este plan, diseñado por Alfonso Peña Boeuf, quien ocupó el cargo de ministro de Obras Públicas bajo Francisco Franco, buscaba organizar la nomenclatura de las carreteras del país. Las vías fueron clasificadas en «nacionales», «comarcales» y «locales», seguidas de un número de hasta tres cifras.

El Plan de Carreteras se mantuvo en vigor hasta 1984, aunque muchas de las obras proyectadas, como la mejora del asfalto y el ensanchamiento de calzadas, no se llevaron a cabo en gran parte del territorio. Se establecieron seis rutas principales desde Madrid hacia las siguientes ciudades: Irún (1), Barcelona (2), Valencia (3), Cádiz (4), Badajoz (5) y La Coruña (6).

Este sistema también se basó en el proyecto económico de Bernardo de Ward, presentado en 1762 y encargado por Fernando VI. En este documento se proponía la necesidad de seis grandes caminos que conectaran Madrid con diversas ciudades, los cuales fueron designados como carreteras nacionales en el Plan Peña.

Además de definir las carreteras principales, el plan organizó el mapa de España en cinco círculos concéntricos, que delimitaron el territorio en áreas más pequeñas. Cada carretera contaba con un último número que indicaba su naturaleza: un número impar señalaba que la carretera era radial, mientras que un número par indicaba que circunvalaba Madrid.

A lo largo del tiempo, las nomenclaturas han sufrido modificaciones y se han establecido nuevos planes de infraestructuras, siendo el más reciente el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT). Sin embargo, la estructura básica de las carreteras comarcales se ha mantenido desde el Plan Peña.

Historia del Kilómetro Cero en Madrid

La Puerta del Sol, un emblemático lugar en el corazón de Madrid, alberga el famoso Kilómetro Cero, que marca el inicio de todas las carreteras radiales de España. La elección de este punto se remonta al reinado de Carlos III en el siglo XVIII, cuando Madrid sufrió una profunda transformación urbana.

En 1769, se planteó la creación de un sistema de carreteras radiales que conectara la capital con las principales ciudades del país, estableciendo así un punto de partida común. La ubicación central de la Puerta del Sol y su función como plaza pública la hicieron el lugar ideal para este hito.

La placa que señala el Kilómetro Cero fue instalada en 1950, frente a la Casa de Correos, un edificio histórico que añade un carácter simbólico a este lugar. Esta placa no sólo es un atractivo turístico en la capital, sino que también cumple una función práctica al medir las distancias de las principales carreteras nacionales que parten de Madrid, cuyos números van del A-1 al A-6.

Nomenclatura

La nomenclatura de las carreteras españolas ha experimentado cambios significativos a lo largo del tiempo. Originalmente, las carreteras se identificaban con una «N» seguida de números romanos (I, II, III, IV, V, VI) separados por un guion. Sin embargo, la Ley de Carreteras de 2015 introdujo un cambio en España, reemplazando estos números romanos por su equivalente arábigo (1, 2, 3, 4, 5, 6), aunque la señalización se está adaptando de forma gradual. Actualmente, esta nomenclatura persiste solo de manera administrativa en tramos conservados y en antiguos caminos que no están desdoblados.

La red radial de carreteras se remonta al siglo XVI, consolidándose con la llegada de la dinastía borbónica en el siglo XVIII, cuando se pavimentaron los caminos principales con fondos públicos. El 10 de junio de 1761, el rey Carlos III firmó un Real Decreto para construir caminos rectos y sólidos que facilitaran el comercio entre las provincias, comenzando por Andalucía, Cataluña, Galicia y Valencia. A principios del siglo XX, se implementó el Circuito Nacional de Firmes Especiales, creando la red de carreteras nacionales que perduró durante todo el siglo.

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