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El 29 de marzo es el día número 88 en el calendario, y 88 son las teclas que tiene el piano desde finales del siglo XIX. Por ese motivo, salvo los años bisiestos, en la jornada de hoy se celebra el Día Mundial del Piano, un instrumento importante para muchos, cuyo anhelo de tocarlo forma parte de la lista de deseos aparcada o siempre postergada desde la más tierna infancia.
Bien sea porque el aprendizaje de la música parezca difícil o porque la simple posibilidad de tocar el piano resulte imposible, sea por lo que sea pensar en hacer realidad ese sueño es un mito. Durante el mes de marzo, en honor a este día, en la Puerta de Atocha de Madrid, se está pudiendo disfrutar de la exposición ‘Música es Salud’. Allí se ha instalado también un piano de cola donde se realizan microconciertos y muchos de los viajeros se paran a disfrutar el momento.
Profesor on-line
Miguel García, profesor de piano on-line reflexiona y dice que “el binomio música y salud tiene todo el sentido del mundo científicamente, En cuanto a tocar el piano, lo ha podido comprobar, “cuando observamos a un profesional, nos quedamos eclipsados por sus movimientos de manos y el sonido tan característico que nos envuelve. El primer pensamiento que surge, se verbalice o no, es el deseo de saberlo tocar”.
Miguel García, explica en el Día Mundial del Piano que no «es necesario ser un virtuoso de este instrumento para aprender a tocarlo a nuestro ritmo, con un repertorio propio y a cualquier edad». A ese respecto, se cuestiona: “¿Cuántos vídeos habrá en YouTube de personas tocando el piano? ¿Millones, quizá? La mayoría de vídeos que veo son bastante parecidos. Un virtuoso tocando piezas de extrema dificultad a velocidades de vértigo y con ejecuciones impecables. O niños prodigio que parece que aprendieron a tocar el piano incluso antes de nacer y que nadie se explica cómo pueden tocar de esa manera, cuando a su edad lo que les correspondería sería pintar garabatos sobre un papel. También encuentro tutoriales, muchísimos, de chicos, más o menos jóvenes, que se dedican a enseñar cómo tocar determinadas partituras”.
No es necesario el virtuosismo
Sin embargo, Miguel García dice que al margen del virtuosismo, hay un gran cantidad de personas menos visibles, pero que consideran el piano como algo muy importante en sus vidas. “Me refiero a las que ya han cumplido 60, 70 u 80 años y que todos los días dedican un buen rato a tocar este instrumento. No son jóvenes, ni virtuosas, ni realizan tutoriales… pero aman el piano”.
En numerosas ocasiones le han preguntado a Miguel García si se puede comenzar a tocar el piano de adulto mayor. Y, para él, la respuesta es tan sencilla como mencionar lo que hace cualquiera de sus alumnos de esas edades, “que ya lo están realizando”. Porque, explica, “la ilusión de tocar el piano es algo que acompaña a muchísimas personas a lo largo de sus vidas. Algunos aprendieron un poquito de niños o de jóvenes; otros, sencillamente lo pusieron en su lista de tareas pendientes. Y allí ha estado ese deseo toda la vida, esperando su oportunidad”. Pero claro, “los estudios primero, el trabajo después, los hijos y, en definitiva, todas las obligaciones que vamos teniendo y adquiriendo van dejando ese objetivo en la sombra porque, para aprender a tocar el piano, como a todo, hay que dedicarle tiempo”.
Sobre tocar el piano
Explica Miguel García: “Creo que la música es algo bastante importante para muchísimas personas. Sin embargo, entre escuchar música o interpretarla tú mismo hay una diferencia importante. El intérprete no escucha música sino que la crea. Y ese momento de creación es de una intensidad emocional que difícilmente se puede conseguir por otros medios”. Después de mucho trabajo técnico, “cuando llegas a dominar una pieza y la has hecho totalmente tuya, ya desaparecen de tu cabeza todos los aspectos técnicos, y cuando la interpretas, únicamente la sientes. Y entonces, solo algunas veces, tienes una integración tal con tu instrumento que, como dicen algunos, los dioses bajan a verte”.
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