El pueblo medieval que casi nadie conoce y que es perfecto para visitar en abril según ‘National Geographic’


Beget es uno de esos secretos escondidos en el corazón de Cataluña que, a pesar de ser considerado un destino fuera de lo común, tiene la capacidad de enamorar a quien lo visita. Conocido por su esencia medieval y su entorno natural, éste pintoresco pueblo que National Geographic recomienda visitar en el mes de abril se encuentra en la comarca del Ripollés, en la provincia de Gerona. Asimismo, su singularidad también radica en su ubicación remota entre los picos del Prepirineo catalán, lo que lo convierte en un refugio perfecto para aquellos que buscan paz, tranquilidad y un contacto directo con la naturaleza.
Lo que realmente le da ese aire especial es que apenas tiene 20 habitantes. Beget no es sólo un lugar para desconectar, sino también un sitio donde el tiempo parece detenerse, y su historia medieval, perfectamente conservada, invita a los visitantes a dar un paseo por la historia. National Geographic lo describe como «una joya medieval poco conocida», destacando la belleza de su arquitectura, sus callejones empedrados y sus monumentos que parecen narrar historias de siglos pasados.
Beget, el pueblo que debes visitar en abril
Uno de los aspectos que más resalta de Beget es su capacidad para ofrecer un refugio de paz y tranquilidad. Lejos de las multitudes y el bullicio de las grandes ciudades, éste pequeño pueblo se convierte en el lugar perfecto para quienes buscan descanso y desconexión en el mes de abril.
Como señala National Geographic, es «ideal para aquellos que buscan una escapada donde el silencio sea el mejor compañero de viaje». En un entorno donde el ruido del tráfico y la prisa diaria parecen no existir, los visitantes pueden disfrutar de un ambiente relajante, rodeados por la naturaleza y el susurro de los árboles.
Lugares de interés
Caminar por las calles de Beget es como retroceder en el tiempo, ofreciendo una experiencia que se aleja de la modernidad y permite a los visitantes sumergirse en una época antigua, tranquila y majestuosa. Este contraste entre lo antiguo y lo natural le da a Beget una magia especial que lo convierte en un destino turístico casi secreto.
El principal atractivo del pueblo medieval perfecto para visitar en abril es su iglesia románica dedicada a San Cristóbal. Este monumento histórico es el lugar donde se concentra una gran parte de la herencia cultural de Beget, y su importancia radica no solo en su estética, sino también en las historias que guarda en sus muros.
Dentro de la iglesia, se puede admirar una talla policromada del Cristo en Majestad, una figura que se ha convertido en uno de los principales símbolos del municipio. Esta talla es especialmente valiosa porque, durante la Guerra Civil Española, la escondieron en la escuela del pueblo para protegerla de los incendios y saqueos que se desataron en aquella época.
El interior de la iglesia es otro de sus grandes encantos. Decorado por el pintor Joaquim Vayreda, la pintura en el techo y los arcos de la iglesia ofrece una atmósfera única, combinando el arte románico clásico con una fresca interpretación del siglo XIX. Vayreda, artista nacido en Olot, fue responsable de las decoraciones que se pueden ver en la iglesia, manteniendo vivo el legado del arte medieval a través de sus colores y formas.
Entorno natural
Además de su riqueza histórica, Beget ofrece a los visitantes un sinfín de actividades al aire libre. Para los amantes de la naturaleza y el senderismo, éste pequeño pueblo es un auténtico paraíso.
Rodeado de montañas, bosques y valles, cuenta con varios caminos que invitan a explorar la belleza natural de la región. Uno de los senderos más populares es el que lleva a la ermita del Remei, una construcción que data de los siglos XVII y XVIII. Este recorrido ofrece unas vistas impresionantes del paisaje catalán y es ideal para aquellos que buscan una caminata tranquila y llena de belleza natural.
El Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrocha, que se encuentra a unos 30 kilómetros de Beget, es famoso por su paisaje volcánico, con cráteres extintos y una vegetación exuberante que invita a ser recorrida a pie o en bicicleta. Las rutas de senderismo en este parque permiten adentrarse en una naturaleza salvaje, perfecta para desconectar del la vida cotidiana.
Gastronomía
En este enclave aislado, los platos típicos catalanes son el reflejo de la cocina de montaña, donde predominan los ingredientes locales de calidad. Entre las especialidades se encuentran los guisos de carne, como el «civet de jabalí», y el «trinxat», un plato basado en la col y la patata. También es común disfrutar de embutidos caseros, como el «fuet» o la «butifarra». Los restaurantes de Beget ofrecen una experiencia gastronómica que combina tradición y serenidad.
En definiva, Beget es un destino único que combina historia, naturaleza y tranquilidad, ofreciendo una escapatoria perfecta para quienes buscan paz, arte y autenticidad en un entorno rural.