Especies invasoras

Parece un vulgar pato, pero es una dañina especie invasora que está desplazando a otro animal en peligro de extinción

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Malvasía canela. Imagen: Dick Daniels.
  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

El mundo animal tiene muchos matices. Hay especies  que destacan por sus rarezas, y algunas que simplemente pasan desapercibidas. Por eso, cuando se trata de especies invasoras, todo se complica: muchas parecen parte del paisaje, como si siempre hubieran estado ahí, aunque la realidad sea muy diferente.

Ese es el caso de aproximadamente 200 especies invasoras detectadas en España. Plantas, animales, hongos… todos tienen algo en común: se introducen en un ecosistema que no es el suyo, se establecen, se reproducen y generan un impacto que va desde la pérdida de biodiversidad hasta el desequilibrio de los ecosistemas. Uno de esos invasores silenciosos es un pato buceador que acaba con los autóctonos.

Esta es la especie invasora que está arrasando con los patos autóctonos

La malvasía canela (Oxyura jamaicensis) es un pato buceador originario de América. Su presencia en Europa empezó de forma accidental, con escapes de colecciones privadas en Reino Unido.

A partir de ahí, llegó a la Península Ibérica en poco tiempo: la primera observación en España se remonta al invierno de 1983-84. Desde entonces, su expansión ha sido lenta, pero constante.

En cuanto a su tamaño, este es más pequeño que su pariente local, la malvasía cabeciblanca. Tiene un plumaje castaño rojizo, un pico azul brillante en época de cría, y una cola larga que suele mantener erguida.

Las hembras son mucho más discretas, con tonos marrones y una franja oscura en la mejilla que apenas se distingue. A simple vista, cuesta diferenciarlas, pero los ornitólogos saben detectarlas.

¿Qué nivel de peligrosidad tiene la amenaza de este pato?

Este pato no pasa desapercibido, sino que cambia por completo el equilibrio de los ecosistemas. Primero, porque compite directamente por los mismos recursos: alimento, espacio, pareja.

Y uno de los mayores problemas de la malvasía canela es su cruce con la malvasía cabeciblanca, que sí es autóctona. El resultado son híbridos fértiles que, poco a poco, diluyen la identidad genética de una especie en peligro de extinción.

Si no se actúa, la malvasía autóctona puede desaparecer, tal como ocurrió en otras regiones del Mediterráneo.

Por otra parte, la introducción de especies exóticas altera los ecosistemas, cambia la dinámica de los humedales, y dificulta la labor de conservación. La biodiversidad se empobrece, y con ella, la posibilidad de que esos entornos naturales se recuperen.

¿Qué se está haciendo para frenar a este pato invasor?

Desde hace décadas, España mantiene activo un programa de control. Se han abatido más de 250 ejemplares entre individuos puros y sus híbridos. El objetivo no es exterminar por exterminar, sino impedir que la malvasía canela siga reproduciéndose en un entorno donde nunca debió estar.

Asimismo, se prohíbe su tenencia, transporte, comercio y liberación. Hay equipos que monitorizan humedales, buscan nuevas apariciones y actúan con rapidez. Todo con la intención de proteger a la cabeciblanca, una especie única, frágil y ya muy golpeada por la pérdida de hábitat.

Por otro lado, es clave la colaboración internacional. Reino Unido, Francia y otros países europeos también han emprendido acciones para erradicar a este pato invasor.

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