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Parece obvio, pero casi nadie en España lo hace: el truco eficaz que avala la OCU para evitar la humedad en casa

Evitar la humedad en casa
Hogar con humedad. Foto: ilustración propia.

Las humedades pueden originarse en suelos, muros o cubiertas, y su detección temprana resulta decisiva para limitar daños materiales y complicaciones asociadas. En este contexto, aplicar pautas de cuidado rutinario se ha convertido en una herramienta relevante para evitar la humedad en casa sin necesidad de intervenciones complejas.

Y es que comprender el origen del exceso de humedad ayuda a establecer medidas correctas antes de que se generen filtraciones, condensaciones o problemas estructurales. En el ámbito doméstico, ciertas acciones diarias y semanales permiten controlar su presencia y reducir los efectos que causa con el paso del tiempo.

¿Cuál es el truco que avala la OCU para evitar la humedad en casa?

La limpieza regular de los suelos es una recomendación respaldada por la OCU en uno de sus artículos web y una de las medidas más efectivas para controlar el contacto prolongado del agua con los materiales.

Por empezar, en los suelos interiores, un barrido o aspirado diario elimina restos sueltos que retienen humedad y favorecen su acumulación. A esto se suma un fregado semanal con mopa bien escurrida y limpiador neutro, evitando saturar la superficie.

En suelos exteriores, la revisión del drenaje, el estado de las juntas y la presencia de fisuras es determinante. Las acumulaciones de agua cercanas a la vivienda pueden penetrar por materiales porosos y generar humedades que, si no se corrigen, tienden a reproducirse.

Entre las recomendaciones esenciales se encuentran las siguientes:

  • Secado inmediato de derrames para impedir filtraciones puntuales.
  • Retirada del agua residual tras el fregado con un paño seco.
  • Uso de felpudos en accesos para frenar el arrastre de humedad.
  • Evitar productos agresivos que deterioran el acabado del pavimento.

Estas acciones contribuyen a evitar la humedad en casa al reducir la exposición continua del suelo a líquidos y condensaciones.

La detección del origen, clave para evitar la humedad en casa

Antes de aplicar cualquier método, identificar la causa resulta fundamental. Las humedades frecuentes en suelos pueden deberse a tres vías principales: filtración, capilaridad o condensación.

La filtración suele proceder de tuberías dañadas, grietas o fallos en desagües. La capilaridad aparece cuando el agua sube desde el terreno por los materiales porosos del pavimento. La condensación, menos habitual en el suelo, se produce cuando el vapor del aire entra en contacto con una superficie fría.

Cada origen requiere un tratamiento distinto, pero todos comparten un punto en común: si no se corrige la causa estructural, el problema vuelve. Por ello, las medidas preventivas asociadas al mantenimiento del suelo se consideran complementarias para evitar la humedad en casa, pero no sustituyen una reparación cuando existe una avería.

Síntomas y efectos que puede tener la presencia de humedad en el hogar

Cuando la humedad se instala en el pavimento, aparecen señales que permiten detectarla: pequeños charcos en esquinas, manchas oscuras en juntas, abombamientos en madera, desconchones en cemento, olores persistentes y formación de moho. En casos prolongados, pueden surgir fallos eléctricos en instalaciones integradas en el suelo.

Los efectos no se limitan a daños materiales. Una humedad reiterada influye en la calidad del aire, favorece entornos propicios para hongos y altera el valor del inmueble. Por ello, actuar sobre el mantenimiento cotidiano del pavimento se considera un complemento eficaz para reducir riesgos y evitar la humedad en casa sin esperar a que los síntomas se agraven.

Otros trucos de mantenimiento para erradicar la humedad de tu hogar

Las intervenciones domésticas permiten estabilizar el nivel de humedad mientras se revisa la causa principal. Entre las medidas más habituales destacan la reparación de fugas, la mejora del aislamiento del subsuelo y la reducción de la humedad ambiental mediante ventilación adecuada.

En suelos con capilaridad, técnicas como la inyección de resinas o la instalación de sistemas de electroósmosis crean barreras que frenan la ascensión del agua.

Por último, en situaciones de condensación, una ventilación equilibrada y un aislamiento térmico adecuado estabilizan la temperatura del suelo y evitan contrastes que generan gotas de agua.

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