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Ni se te ocurra ducharte así: los efectos pueden ser devastadores

Ni se te ocurra ducharte así: los efectos pueden ser devastadores
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

¿Alguna vez te has parado a pensar lo peligroso que es ducharte con una esponja? La ducha diaria es un hábito común en la casi todas las culturas. Más allá de la higiene personal, también proporciona un momento de cuidado propio y relajación. Por lo general, es algo que la gran mayoría de nosotros hacemos de forma automática, sin prestar demasiada atención a los accesorios y productos que utilizamos. Y es un gran error.

Desde pequeños, nos han enseñado que hay dos elementos imprescindibles para una buena ducha: el gel y la esponja. Sin embargo, los expertos desaconsejan el uso de este último por varias razones, entre ellas la irritación cutánea y sensibilidad. Además, como la esponja está hecha a partir de materiales sintéticos, como el poliuretano, contribuye a la acumulación de desechos plásticos, una de las principales causas del cambio climático.

Inconvenientes de ducharte con esponja

El uso de esponjas, especialmente aquellas con superficies ásperas, puede provocar irritación en la piel. Si frotamos con demasiada intensidad, es posible eliminar las células muertas de la epidermis, pero también existe el riesgo de dañar la barrera protectora de la piel. Esto puede ser especialmente preocupante si tenemos la piel sensible o algún problema dermatológico, como psoriasis o eccemas.

Los dermatólogos advierten que el uso excesivo de esponjas en la ducha puede eliminar los aceites naturales de la piel, lo que contribuye a la sequedad y aumenta la sensibilidad cutánea. Por lo tanto, en lugar de mejorar la salud de la piel, si usamos esponjas con regularidad podríamos tener el efecto contrario.

También es importante tener en cuenta que las esponjas retienen residuos de jabón que podrían causar irritación y contribuir a la obstrucción de los poros al contacto con la piel. Esta acumulación puede incrementar problemas cutáneos como el acné.

El uso de esponjas en la ducha también puede favorecer la proliferación de bacterias y hongos. Estos organismos encuentran en las esponjas un ambiente cálido y húmedo ideal para su reproducción.

Cuando la esponja se humedece y la guardamos en la ducha, se crea un entorno propicio para el crecimiento de microorganismos, algunos de los cuales podrían ser perjudiciales para la salud. Estas bacterias, al entrar en contacto con la piel, podrían desencadenar infecciones cutáneas e incluso complicaciones de mayor gravedad.

Álvaro Fernández, farmacéutico y bloguero conocido como @farmaceuticofernandez en Instagram, explica en un vídeo que las esponjas y cepillos exfoliantes pueden causar erosión en la piel al frotar, lo que puede provocar irritación. Además, señala que las esponjas pueden albergar una mayor cantidad de bacterias que la taza del váter.

Pautas

A pesar de todos estos inconvenientes, algunas personas no pueden ducharse sin esponja después de toda la vida utilizándola. En este caso, es imprescindible seguir una serie de pautas.

Es fundamental evitar dejar la esponja dentro de la ducha o el baño, ya que los entornos húmedos propician la proliferación de bacterias. En su lugar, es recomendable colocarla en un área bien ventilada que permita un secado rápido entre usos.

También es posible desinfectar las esponjas después de varios usos utilizando una solución de lejía, aunque este método solo es apropiado para las esponjas naturales, ya que las de plástico podrían dañarse.

Además, es importante cambiar las esponjas de plástico cada dos meses y las de tejidos naturales cada dos o tres semanas para mantener la higiene adecuada. Es recomendable que la esponja sea de uso personal e intransferible. Si se observa moho o signos de deterioro, es aconsejable desecharla de inmediato para evitar problemas en la piel.

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