Ni en rodajas ni en el congelador: el sencillo truco para conservar la sandía cortada sin que se ponga mala
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En pleno verano, las frutas refrescantes son las protagonistas. La sandía destaca por su sabor, tamaño y jugosidad. Sin embargo, su gran volumen plantea un dilema habitual en muchos hogares: ¿qué hacer con lo que sobra una vez cortada?
La solución es simple y no requiere congeladores ni recipientes complicados. Hay un método práctico y eficaz que mantiene su frescura por varios días.
Cómo conservar la sandía cortada para que no se estropee
Cortar una sandía puede ser el primer paso para disfrutar de uno de los mayores placeres del verano, pero también el comienzo de un reto: conservar el resto sin que pierda su textura o sabor. Aunque es común guardar las rodajas tal cual o incluso pensar en congelarlas, estas opciones pueden afectar negativamente su calidad.
El método más recomendado por los expertos consiste en trocear la sandía en porciones medianas o pequeñas y almacenarlas en una bolsa tipo ZIP, procurando eliminar al máximo el aire del interior. Esta técnica, además de sencilla, ayuda a preservar tanto la frescura como el dulzor de la fruta.
Una vez empacada, la sandía debe mantenerse siempre en el frigorífico, preferentemente en una zona fría y estable. Aunque puede conservarse hasta por cinco días, lo ideal es consumirla antes del cuarto día para disfrutar de su mejor versión. Así lo sugieren los expertos de Southern Living, que destacan la importancia de mantenerla protegida del aire y del exceso de humedad.
Otros métodos para conservar la sandía en buen estado
Cuando la cantidad sobrante es mayor de lo que se puede consumir en pocos días, la opción de congelar puede ser útil, siempre y cuando se conozcan sus limitaciones. La sandía congelada no mantendrá su textura crujiente original, pero sí su sabor, lo que la convierte en un excelente ingrediente para batidos, polos o smoothies.
Para hacerlo correctamente, los trozos deben colocarse primero en una bandeja cubierta y llevarse al congelador hasta que estén firmes. Luego, pueden trasladarse a bolsas herméticas o recipientes aptos para congelación. Bajo estas condiciones, la fruta puede conservarse por hasta tres meses sin problemas.
Eso sí, al descongelarse, será necesario usarla de forma distinta: como parte de bebidas frías o postres triturados, más que como fruta de mesa.
Cómo elegir, cortar y detectar una sandía en mal estado
Para garantizar la mejor experiencia al disfrutar esta fruta, es fundamental saber cómo seleccionar el ejemplar adecuado, cortarlo correctamente y reconocer cuándo ya no está en condiciones óptimas para su consumo.
Sobre la selección, elige ejemplares con piel uniforme, sin grietas, y que presenten una mancha amarilla en la base (indica madurez). Deben sentirse pesadas y emitir un sonido hueco al golpearlas suavemente.
Otro aspecto importante es el corte. Tras lavarla, corta los extremos para darle estabilidad. Desde ahí, puede partirla en mitades y continuar con cubos o bolas, según la presentación deseada.
Por último, sobre los signos de deterioro, es aconsejable no consumirla si presenta un olor ácido, textura babosa o manchas oscuras. La presencia de moho es motivo suficiente para tirarla.
Con un poco de planificación y el almacenamiento adecuado, es posible disfrutar cada pedazo de sandía como si fuera recién cortado. Este sencillo truco no sólo alarga su vida útil, sino que permite saborearla en su mejor momento.