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Un grupo de astrónomos descubre un agujero negro que engulle un sol cada día

Un grupo de astrónomos descubre un agujero negro que engulle un sol cada día
Científicos capturan por primera vez el horizonte de sucesos del agujero negro de nuestra galaxia
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los agujeros negros son remanentes fríos de estrellas antiguas, extraordinariamente densas y con una fuerza gravitatoria tan intensa que ninguna partícula, ni siquiera la luz, puede escapar de ellas. Representan la última etapa en la evolución de estrellas gigantes que fueron al menos 10 a 15 veces más grandes que nuestro Sol. A pesar de ser fenómenos cósmicos fascinantes, siguen siendo en gran medida desconocidos.

Hasta hace poco, los agujeros negros, debido a su pequeño tamaño, gran distancia y falta de emisión de luz, no se podían ser observar directamente. Sin embargo, los científicos confirmaron su existencia mediante la medición de la masa en regiones del espacio y la detección de zonas con una gran masa pero sin emisión de luz.

El agujero negro que absorbe un sol a diario

El astrónomo Christian Wolf de la Universidad Nacional Australiana (ANU) ha revelado el descubrimiento del agujero negro de crecimiento más rápido conocido hasta la fecha, con una masa equivalente a 17.000 millones de soles y una voracidad que consume más de un sol diariamente. Aunque invisibles por naturaleza, los agujeros negros supermasivos iluminan el núcleo de las galaxias que habitan, conocidos como cuásares.

El cuásar recientemente detectado por el Very Large Telescope (VLT) de la red de la ESO, ubicado en Chile, se proclama como «el objeto más brillante del universo conocido», según Wolf. Su luz, captada por los instrumentos del VLT, tardó 12.000 millones de años en llegar, lo que lo sitúa en la época primitiva del Universo, con una edad estimada de 13.800 millones de años.

Identificado como J0529-4351, este cuásar fue inicialmente catalogado como una estrella muy brillante debido a la detección de su luz desde la década de 1980, pero un análisis automático de los datos del satélite Gaia lo había confundido. Sin embargo, mediante observaciones posteriores en el observatorio de Siding Spring en Australia y el uso del instrumento X-shooter del VLT, los investigadores lograron identificarlo como un cuásar el año pasado.

El agujero negro supermasivo que alberga este cuásar ejerce una atracción colosal sobre la materia circundante, que es acelerada a velocidades vertiginosas y emite una luz equivalente a más de 500.000 millones de soles, según el comunicado del ESO.

El agujero negro escondido dentro del Sol

Por otro lado, en un artículo intrigante publicado en ‘The Astrophysical Journal’, se plantea la posibilidad de que un agujero negro del tamaño de Mercurio pueda estar oculto en el centro del Sol. Esta idea se alinea con las teorías propuestas por el físico Stephen Hawking sobre las llamadas «estrellas de Hawking».

Los astrónomos del Instituto Max Planck de Astrofísica de Garching liderados por Earl Bellinger examinaron esta posibilidad utilizando modelos astrofísicos para simular la evolución de diferentes variantes de estrellas Hawking, incluida una similar a nuestro Sol. Sorprendentemente, concluyeron que una estrella Hawking con un agujero negro en su centro podría ser prácticamente indistinguible desde el exterior, siempre y cuando la masa del agujero negro no exceda cierto límite.

Este agujero negro interno podría estar consumiendo lentamente la masa del Sol, lo que, paradójicamente, prolongaría su vida. En unos 2.500 millones de años, el agujero negro habría devorado alrededor del 0.1% de la masa solar, lo que resultaría en el enfriamiento del núcleo solar y la detención de las reacciones de fusión nuclear. Esto permitiría que más material cayera en el agujero negro, liberando energía que compensaría parcialmente la energía perdida por la falta de fusión nuclear.

Aunque teóricamente posible, los astrónomos reconocen que no hay pruebas concluyentes de la existencia de un agujero negro en el Sol. Sin embargo, sugieren que esta hipótesis podría verificarse mediante la astrosismología, aunque los métodos de medición actuales aún no tienen la suficiente resolución para identificar señales sutiles de un agujero negro estelar.

Esta supuesta presencia de un agujero negro en el Sol tendría profundas implicaciones para la astrofísica y el futuro del sistema solar. Aunque este escenario estaría situado en un futuro muy lejano, aproximadamente ocho mil millones de años, plantea fascinantes preguntas sobre la evolución estelar y el destino final de los sistemas planetarios.

Datos curiosos que te sorprenderán

La formación de agujeros negros estelares está vinculada a la muerte de estrellas masivas. Cuando una estrella colapsa bajo su propia gravedad después de una supernova, puede formarse un agujero negro estelar.

Existen tres categorías principales de agujeros negros: primordiales, estelares y supermasivos. Estos varían en tamaño y masa, desde pequeños como un átomo hasta millones de veces más masivos que el Sol.

Los agujeros negros exhiben fenómenos relativistas, como la dilatación del tiempo, según la Teoría de la Relatividad General de Einstein. Esto significa que el tiempo se ralentiza cerca de un agujero negro, como se ha observado en el caso de Cygnus X-1, el primer agujero negro descubierto en la década de 1960.

Aunque son objetos intrigantes, los agujeros negros solo representan un peligro si uno se acerca demasiado.

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