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Hay algo que todos hemos hecho alguna vez al llegar a casa de la calle en invierno para entrar en calor: poner los pies en el radiador. Sin embargo, es una práctica desaconsejada por el bien de la salud de los pies, tal y como explica el Colegio Oficial de Podólogos del País Vasco. Y es que, exponer los pies a fuentes de calor directas, como el radiador, favorece la aparición de lesiones como los sabañones.
Los sabañones son la inflamación de pequeños vasos sanguíneos de la piel como respuesta a la exposición a las bajas temperaturas. Son muy fáciles de identificar: ampollas o úlceras cutáneas, hinchazón, sensación de ardor y áreas rojas.
Lo que ocurre durante el invierno es que se produce una vasoconstricción de los capilares como consecuencia del frío. Es decir, los pequeños vasos por los que circula la sangre, se cierran.
En los pies se encuentran un gran número de terminaciones nerviosas y, al ser la parte del cuerpo que se encuentra más alejada del corazón, el aporte sanguíneo no se realiza con la misma fluidez que en otras zonas. Esto explica por qué es tan común tener los pues fríos en invierno, sobre todo si sufrimos problemas vasculares.
Por lo tanto, nada de poner los pies en el radiador para entrar en calor. Además, desde el Colegio Oficial de Podólogos del País Vasco recomiendan que el calzado no comprima demasiado los pies porque esto dificultaría la circulación. Cuando la sangre no fluye adecuadamente, es más fácil que se enfríen.
¿Cómo calentar los pies?
Podemos aplicar calor a los pies cuando los sintamos fríos utilizando diferentes técnicas.
Una de las más sencillas es la de sumergir los pies en agua caliente. El efecto será muy relajante y, además, entrarán en calor al instante. Podemos añadir unas gotas de aceite de esencial de lavanda para que, además, se relajen. Es importante secarlos muy bien luego, porque si se quedan húmedos volverán a enfriarse fácilmente.
Podemos utilizar calcetines de lana, tanto en casa como en la calle. Si los pies se mojan, es fundamental que los cambiemos al instante porque, de lo contrario, se enfriarán mucho más y con más rapidez.
Existe un ejercicio para calentar los pies muy sencillo. Consiste en flexionar los dedos de los pies varias veces y, a continuación, balancear las piernas. De esta manera, aumentará el flujo sanguíneo en los pies y será más fácil mantenerlos calientes.